23 de marzo de 2025

Sector externo se deteriora

28 de junio de 2014

Estos hechos generan preocupación pues hasta finales de 2013 las cosas parecían manejables a pesar de que las exportaciones totales y en particular las diferentes a combustibles venían exhibiendo crecimientos negativos.

Según el Dane, durante los cuatro primeros meses del presente año las importaciones totales del país aumentaron 4,5 por ciento, llegando a los 20.214 millones de dólares. Este resultado ha significado que, a abril, se presente un déficit comercial acumulado de 1.496 millones de dólares. Esto contrasta negativamente con el superávit de 662 millones que se tuvo un año atrás.

En abril de 2014 las importaciones crecieron 5,6 por ciento y el déficit fue de 906 millones de dólares, guarismo muy alto para un solo mes. Ello ilustra la preocupante situación que se tiene al momento pues, por ejemplo, las exportaciones no tradicionales, que durante 2013 crecieron 2,0 por ciento, entre enero y abril del presente año disminuyeron 8,2 por ciento.

Por su parte, durante los cinco primeros meses de 2014 la inversión extranjera directa cayó 9,5 por ciento. Irónicamente, es la inversión de portafolio la que ha venido creciendo, que es la que menos ayuda en una situación de agravamiento de las cuentas externas.

Como se sabe, la producción de petróleo, que aporta divisas por aproximadamente 33.000 millones de dólares, se ha visto afectada por diversos factores, entre los que se cuentan los atentados al oleoducto. Igualmente, el problema con las licencias ambientales tiene frenado el proceso de exploración y explotación de nuevos pozos petroleros.

El desbalance entre la caída persistente de las exportaciones y el crecimiento de las importaciones que se mueve a la par de la economía, en un ambiente de disminución en la inversión extranjera directa, explica el descuadre que comienza a presentar el sector externo colombiano.

Infortunadamente, la estructura de las exportaciones del país, en la que las materias primas tienen una participación superior al 70 por ciento, no hacen fácil una pronta recuperación de nuestras ventas al exterior, excepto que, inusitadamente, se presente un incremento de los precios internacionales de dichos bienes o que la producción física aumente, como ha ocurrido con la industria cafetera.

Para agravar las cosas, el comportamiento reciente de la tasa de cambio no ayuda a mejorar los ingresos de los exportadores.

Mientras que hasta enero de 2014 se presentó una reversión del fenómeno de revaluación del peso colombiano, lo cual facilitó que el dólar alcanzara niveles de hasta 2.050 pesos, a partir del mes de febrero dicho precio ha descendido por debajo de los 1.900 pesos. Esto ha significado que la apreciación de nuestra moneda haya sido la mayor entre diversas naciones latinoamericanas.

En los últimos años el país no ha tenido, fuera de la firma de los TLC y algunas acciones de Proexport, una política vigorosa de promoción y estímulo de las exportaciones diferentes a las minero-energéticas. Tampoco se ha contado con políticas sectoriales activas que ayuden a potenciar las exportaciones industriales y agrícolas.

La situación en el frente externo, aunque todavía es manejable, es motivo de preocupación y obliga a que el Gobierno cambie su proceder en estas materias y adopte, con prontitud, las medidas que eviten su agravamiento.

EL COLOMBIANO/EDITORIAL