La reelección
Es decir, la reelección es la esencia misma del panorama político que hoy tenemos. Sin ella, no habría habido un uribismo poderoso con candidato propio, ni un santismo con posibilidades de quedarse otros cuatro años.
A favor o en contra de esta figura se puede decir mucho, pero en general los que la alaban resaltan la ampliación del derecho del ciudadano a elegir a quien le plazca y los críticos la miran con recelo porque desestabiliza el aparato público.
Pero además, la buena imagen de la reelección depende de a quién se reelija. Por ejemplo, en 2004 cuando se aprobó la reelección con miras a que el expresidente Álvaro Uribe se mantuviera otros cuatro años en el cargo, la figura contó con tan buen agrado que en las elecciones de 2006, el entonces Presidente logró un apoyo del 62,35 por ciento de quienes votaron ese día.
Pero hoy tiene más voces en contra, como la del expresidente de la Corte Constitucional José Gregorio Hernández, quien en una reciente columna de opinión criticó a Juan Manuel Santos por intentar reelegirse cuando propuso eliminar los segundos periodos presidenciales. “ –en lo cual estoy de acuerdo, porque ha sido nefasta para la democracia colombiana–, pero a la vez aspira a ser el último presidente reelegido”.
Conozca los elementos que acompañan la reelección.
Es una herramienta de la Constitución
La reelección, explica el experto en Derecho Constitucional, Antonio José Núñez, es una figura importada de Estados Unidos, cuya Constitución permitía que los presidentes se reeligieran de manera ilimitada y automática. Las elecciones eran vistas como “un plebiscito sobre los logros del presidente”. Luego de la Segunda Guerra Mundial, en los 50, se restringe la figura y desde entonces solo se permite una sola reelección.
Colombia no es ajena a la figura de la reelección. Tomando desde la época de la Gran Colombia, el país ha tenido 46 presidentes de los cuales cinco han repetido periodo. El argumento a favor de la reelección no solo de los últimos presidentes sino en general de la figura, es que “en una democracia existe el principio básico de que se puede elegir a quien se quiera. Y entonces si el presidente ha gustado, pues podría reelegirse”, indicó el abogado constitucionalista Juan Manuel Charry. Y cuando se restringe es para evitar el abuso de poder.
Además de la reelección presidencial, en Colombia están permitidas también la reelección de todos los cargos en cuerpos colegiados de elección popular como concejos, asambleas o el Congreso. También se permite la reelección del Defensor del Pueblo y del Procurador General de la Nación. Está prohibida esta figura para el Fiscal y el Contralor. En el caso de gobernadores y alcaldes sí se permite la reelección, pero no de manera inmediata.
La figura mina el sistema de pesos
Pocos analistas defienden la reelección en Colombia. La razón es que si bien el Congreso reformó la Constitución para permitir la reelección inmediata del expresidente Álvaro Uribe, lo hizo sin modificar los demás órganos del poder público en los que tiene injerencia.
Como indicó el profesor Antonio Núñez: “La reelección presidencial tiene un mayor impacto en los cargos que no son elegidos de manera popular sino por los otros órganos de elección popular”, como la Junta del Banco de la República, el Fiscal y la Corte Constitucional. De ahí que la frase del exasesor presidencial, Fabio Echeverri, de que solo era modificar un “articulito”, no es tan cierta.
Por el contrario, el constituyente de 1991 “edificó todo el aparato constitucional con la lógica de la no reelección, para que se garantizara la separación de poderes y se garantizara una independencia de las demás ramas del poder público con respecto al presidente”, señaló Juan Manuel Charry.
Para el abogado Mario Montoya, además, la repetición inmediata del mandato ocasiona que el presidente reelecto participe de los procesos electorales de los funcionarios de alto nivel que lo controlan.
Es un derecho ciudadano
Una de las condiciones básicas de la democracia es que a la ciudadanía se le dé la posibilidad de elegir a quien quiera. En ese sentido, si un presidente contara con el apoyo popular necesario, es un derecho de los electores decidir si continúa en el cargo o no. Ese es uno de los argumentos básicos en pro de la reelección presidencial. Otro tiene que ver con una propuesta más de campaña reeleccionista.
“Lanzan el mensaje de que frente a sus propósitos de largo aliento el periodo presidencial se quedó corto, y al respecto existe una vieja discusión consistente en si tiene sentido perder un buen presidente”, indicó el experto en derecho público de Eafit, Mario Montoya.
El Senado, al tramitar el acto legislativo 02 de 2004 acogió el argumento de que “en una democracia plena, sin restricciones, los gobernantes han de someter sus ejecutorias a la evaluación periódica del pueblo, para que el soberano determine si merecen o no continuar en sus cargos”.
Y, frente a las críticas, como la posibilidad de que el presidente en ejercicio manipule al electorado en beneficio propio, el Congreso señaló: “En sociedades de escaso desarrollo educativo (…) la prohibición se impone como garantía de la libertad electoral. Pero nuestro electorado (…) se ha fundado para tomar sus decisiones en los candidatos y sus propuestas”.