20 de marzo de 2025

Gran debate

11 de junio de 2014
11 de junio de 2014

Dos aspirantes a la primera magistratura que se sacaron chispas como suele decirse, pero dentro de unos parámetros en los que la decencia y el respeto estuvieron presentes,  con una  moderación que resultó tan buena como la de aquellos árbitros que en el fútbol pasan inadvertidos sin las chocantes poses de estrella que algunos adoptan.

Roberto Pombo se lució con la conducción del debate, no irrespetó a ninguno ni dejó ver el más mínimo sesgo, no obstante la prevención que algunos tenían dada la cercanía de la empresa periodística promotora con el presidente Santos.

Los debates fueron instituidos para  que los electores tengan suficientes argumentos e informaciones que les permitan tomar la que para ellos puede ser la mejor decisión frente a las urnas.

Son ellos finalmente y no la superficialidad de algunos periodistas que se ocupan de detalles nimios – el nudo de la corbata, el movimiento de las manos o de las cejas, el peinado, etc —  los que dirán el próximo domingo quien le gustó más en este y en los anteriores enfrentamientos, aunque algunos de éstos últimos bien merezcan el olvido.

PALABRAS… PALABRAS… PALABRAS

La confrontación, como ocurre casi siempre en esta clase de eventos, se prestó  para que los dos contendientes  colmaran de promesas de todo género a los tele espectadores, quienes a la postre se quedaron sin saber a ciencia cierta de dónde podrían salir tantos recursos para cumplir lo prometido.

Por ejemplo, la construcción de trescientos nuevos colegios en Bogotá, lo que supondría entregar unos setenta y cinco cada año y en consecuencia algo más de seis cada treinta días, algo imposible.

Una cosa sí quedó clara, y es el interés del Centro Democrático por ganar el pulso en la capital de la república donde podría estar el pote electoral para equilibrar el previsible aumento que en otras regiones, sobre todo en la costa Atlántica, puede tener el candidato presidente.

Oscar Iván Zuluaga no desperdició oportunidad  para hablar de Bogotá, de sus necesidades y falencias, y hasta se comprometió a dejar lista la primera línea del metro en la capital del país.

Santos no se quedó atrás ni se contentó con dar a conocer las realizaciones de su gobierno, sino que se comprometió con otras que demandarán billonarias erogaciones sin decir, como su contendor, de dónde saldrá el dinero para hacerlas realidad.

EL “COCO”

El “coco” de la doble militancia con el cual venían asustando a congresistas conservadores que respaldaran la candidatura del Centro Democrático, no tuvo ningún efecto en Antioquia donde 28 de los 32 integrantes del directorio departamental ratificaron su respaldo a la aspiración reeleccionista de Juan Manuel Santos.

El organismo rector de los azules en este departamento, más todos los senadores y representantes elegidos el pasado 9 de marzo, confirmaron el lunes su intención de acompañar la candidatura del primer mandatario, tras señalar, entre otras cosas, que el partido conservador siempre ha sido amigo de la paz.

Un nutrido encuentro con los medios de comunicación sirvió, por otra parte, para consignar una desautorización pública a la ex candidata de esa colectividad, Marta Lucía Ramírez, a quien le dieron “hasta con la tapa de la olla”.

“Neo conservadora”, la llamó Juan Diego Gómez, al aludir a la recién incorporación de ella al partido de Caro y Ospina, cuya personería y vocería le desconoció tras afirmar que nadie se las ha entregado, algo que solo podría otorgar una convención nacional, cosa que no ha sucedido.

Tanto Gómez, senador electo como su colega Nidia Marcela Osorio y el representante Nicolás Albeiro Echeverri, señalaron que no puede existir doble militancia porque ahora no hay candidato conservador, y que si apoyar a Santos implicaba esa infracción, también ocurriría lo mismo si se apoya al candidato del Centro Democrático que es otro partido distinto al conservador.

LA FE DEL CARBONERO

Tener la fe del carbonero es un dicho que se aplica al referirse a aquellos que no requieren de mayores explicaciones para dar por sentado que lo que se les dice es cierto, aunque nadie sabe hasta ahora quien era el famoso “carbonero” que dio origen al cuento.

Lo que sí se sabe es que Carlos Carbonero, el jugador del River Plate de Argentina, fue llamado a último momento a integrar la selección colombiana de fútbol, a la cual no se había arrimado hacía más de tres años.

Tuvo el deportista la fe del carbonero que menciona el popular dicho ? A lo mejor sí y por eso el llamado a última hora al combinado patrio, algo que en este mundo imprevisible podría reportarle unos dividendos con los que jamás llegó a soñar. Suerte y mucha fe, Carbonero.