27 de marzo de 2024

Silencio-sigilo, tema, vitral-vidriera, primero

9 de enero de 2014
9 de enero de 2014

‘Silencio’ y ‘sigilo’ son dos términos que expresan ideas diferentes, no importa que, en algunos contextos, el último signifique lo que el primero, particularidad que no se presenta en la siguiente muestra: “…pues el sigilo es importante como medio de comunicación, tanto en obras dramáticas como en la interacción diaria…” (LA PATRIA, Fernando García Cuartas, 20/12/2013). “…pues el silencio es importante…”, don Fernando. Su origen etimológico es también distinto: ‘Silencio’ (“abstención de hablar; falta de ruido”), el término adecuado en la frase del señor García Cuartas, viene del latín ‘silentium’, que, a su vez, procede del verbo latino ‘silere’ (‘callar, guardar silencio’); ‘sigilo’ (“sello; secreto que se guarda de una cosa o noticia; silencio cauteloso”), en cambio, viene del también sustantivo latino ‘sigillum’ (‘figura pequeña, estatuilla; señal impresa, sello’). Son, pues, dos términos muy distintos ‘silencio’ y ‘sigilo’. Y así, una persona caritativa obra ‘silenciosamente’ (calladamante); un criminal, en cambio, lo hace ‘sigilosamente’ (cautelosamente, para no ser visto ni oído). Nota: El ‘sigilo sacramental’ se llama así porque lo que el penitente le confiesa al sacerdote queda ‘sellado’ por el sacramento. De él dice la enciclopedia Uteha: “Secreto inviolable que debe guardar el confesor, de lo que oye en la confesión sacramental. El confesor está obligado, sean cuales fueren las circunstancias, a no revelar directa o indirectamente nada de lo que sepa por la confesión. Violar el sigilo SACRAMENTAL constituye un sacrilegio, y el confesor que lo quebranta directa y voluntariamente incurre en excomunión, que sólo puede levantar el papa”. Existe también el ‘sigilo profesional’, el que, por su profesión, deben guardar médicos, abogados, etc. ***

El ubicuo y ya estomagante vocablo ‘tema’ podría ser el ‘tema’ de un voluminoso estudio sobre la ley del menor esfuerzo y la falta de originalidad de redactores, conferencistas, entrevistadores, entrevistados y locutores. Para la muestra, los siguientes botones: “Ayudar a la gente más pobre no es un tema de color político sino un tema de necesidad humana” (LA PATRIA, He dicho, Gabriel Vallejo, director del Departamento para la Prosperidad Social, 23/12/2013). Del mismo día, pero en El Tiempo: “Hay reparos en el tema de las concesiones viales” (Debes Saber, Juan Martín Caicedo Ferrer, entrevistado por Christian Pardo Queen). ‘Tema’ es lo que se toma como asunto de un estudio, de una discusión, de una conversación. En la frase del señor Vallejo, el término apropiado es ‘obra’, o alguno de sus sinónimos, como ‘acción’, ‘actividad’, ‘práctica’, ‘labor’, ‘tarea’… Son tantos, pero tantos, tantos, tantos, que no se explica uno por qué se aferran, y equvocadamente, sólo a ‘tema’. Y en la del señor Caicedo Ferrer, no son tantas las opciones, pero sí muy apropiadas, verbigracia, ‘licitación’, ‘asignación’, ‘designación’, ‘adjudicación’, con sus respectivos complementos, y de acuerdo con el contexto. ¡Con lo fácil que es echar mano de un diccionario! ***

La PATRIA, en su edición del 11 de diciembre de 2013, destacó lo siguiente: “Vidrieras artísticas, historia a lo alto del templo”. Un acucioso e inteligente lector, intrigado, se preguntó si era apropiado decir ‘vidrieras’ en lugar de ‘vitrales’. Su extrañeza tiene sustento, porque ‘vidriera’, como sustantivo femenino, significa “bastidor con vidrios con que se cierran puertas y ventanas”, y, como adjetivo calificativo, ‘vidriero-a’, “persona que trabaja en vidrio o que lo vende; y la persona que coloca vidrios en puertas, ventanas, etc.”. ‘Vitral’, en cambio, tiene una sola acepción, ésta: “Obra de arte formada por vidrios de colores, debidamente recortados y unidos, sobre los cuales se pintan figuras, escenas o motivos decorativos, la cual, puesta en los vanos de los edificios, especialmente religiosos, se contempla por transparencia” (Enciclopedia Uteha). Los diccionarios enseñan que ‘vitral’ viene del francés ‘vitrail’ (“ventana grande adornada con vidrios pintados”), aunque, creo, su origen más remoto debe ser el mismo de ‘vidrio’ y sus derivados, a saber, el sustantivo latino ‘vitrum’ (vidrio). Los expertos le dan el ascendiente francés quizás porque fue en Francia en donde se empleó por primera vez, y en forma definida, ese procedimiento artístico. “Se sabe que Aldaberon, obispo de Reims (960-980), dispuso que la catedral fuese embellecida con VITRALES ‘continentibus historias’. Más adelante (s. XII), Saint Denis y los maestros de Notre Dame de París crearon el VITRAL GÓTICO, que alcanzó más amplio desarrollo en Chartres” (Ibídem). Son, pues, diferentes, el ‘vitral’ y la ‘vidriera’, como lo anotó el lector citado. Sin embargo, los diccionarios le dan también a ‘vitral’ el nombre de ‘vidriera de colores’, para especificarlo. Hay que reconocerle a nuestro periódico, ¡cómo no!, que los haya calificado de ‘artísticos’. Lo que sí no se le puede perdonar es que haya escrito “a lo alto del templo” por “en lo alto del templo”. Las preposiciones tienen, cada una, su oficio determinado en la oración gramatical. No lo olvidemos. ***

El adjetivo ‘primero-a’ sólo se apocopa cuando precede a un sustantivo masculino, por ejemplo, “el primer hombre en la Luna fue Neil Armstrong”. Norma que no cumple este titular: “En su primer Nochebuena desde la Basílica de San Pedro” (Mundo, Efe, LA PATRIA, 26/12/2013). “En su primera Nochebuena…”. En ella, el papa Francisco pidió la paz para las víctimas de las guerras, especialmente las infantiles. Escuchémoslo. ***