28 de marzo de 2024

‘Queremos una discusión responsable durante la campaña electoral’: De la Calle

13 de enero de 2014
13 de enero de 2014

 

“Somos conscientes que algunos colombianos se oponen a esas conversaciones, recibimos las críticas con respeto. Entramos ahora en un periodo electoral en el que la controversia sobre lo que ocurra en La Habana se agudizará. Estamos preparados para eso, pero queremos una discusión leal», dijo y pidió a los contradictores no inventar mitos ni tejer falsedades.

En su declaración a los medios, De la Calle señaló que el proceso está construido sobre unas bases sólidas que lo convierten en serio, digno, realista y eficaz.

«Serio porque trabajamos sobre la base de una agenda previamente acordada, digno porque la Mesa se rige por el respeto a la contraparte y a las reglas de juego, realista porque todo lo que hacemos está enmarcado dentro del espíritu de nuestra Constitución y eficaz, porque busca acuerdos concretos para ponerle fin al conflicto”, enfatizó.

Mañana en la Mesa de Conversaciones se retomará la discusión sobre el cuarto punto de la Agenda, denominado ‘Solución al problema de las drogas ilícitas’, tercer punto en discusión tras los acuerdos logrados en los temas agrarios y de participación política y ciudadana.

Declaración de Humberto de la Calle, Jefe de la Delegación del Gobierno en la Mesa de Conversaciones

Iniciamos a partir de mañana en La Habana la primera ronda de conversaciones del 2014.

El 2013 fue un año de trabajo ininterrumpido y fructífero en la Mesa de Conversaciones. Logramos acuerdos con las FARC en dos puntos de la Agenda —los temas agrario y de participación política y ciudadana— e iniciamos las discusiones y el intercambio de propuestas sobre el punto de solución al fenómeno de los cultivos ilícitos.

Abrimos el proceso a la participación de todos los colombianos para que nos hicieran llegar sus propuestas a través de foros, de la página Web habilitada para este propósito y de los formularios que están a disposición de todos en las alcaldías y gobernaciones de todo el país.

Me parece oportuno hoy, al comienzo del nuevo año, recordar las bases sobre las cuales está construido este proceso.

Lo dijo el Presidente Santos: este es un proceso serio, digno, realista y eficaz.

Serio porque trabajamos sobre la base de una agenda previamente acordada que contiene todos los temas relevantes para pactar el fin del conflicto e iniciar la construcción de una paz estable y duradera en Colombia.

Digno porque la Mesa se rige por el respeto a la contraparte y a las reglas de juego. Por cierto, en relación con hechos recientes acabo de hablar con el Presidente y recibir sus instrucciones. Las FARC pueden proponer y llevar a cabo cambios en su delegación. El mismo Gobierno ha llevado nuevas personas a La Habana. En el caso de alias Julián Conrado mediaron consideraciones humanitarias. En todo caso, la situación jurídica de los miembros de la delegación de las FARC será objeto de examen posterior a la luz de los criterios sobre justicia transicional.

Realista porque todo lo que hacemos está enmarcado dentro del espíritu de nuestra Constitución y respetando nuestras instituciones y tradición democrática. No se trata de aceptar soluciones inviables simplemente por salir del paso o por suscribir un acuerdo imposible de llevar a la práctica.

Y eficaz porque tenemos el norte claro: buscar resultados concretos para pactar un acuerdo para el fin del conflicto que incluya por supuesto, la desmovilización de la guerrilla y su reincorporación a la vida legal, previa la dejación de sus armas con la aplicación de las debidas garantías por parte del Estado.

Es un proceso de conversaciones edificado sobre bases sólidas y sin crear falsas expectativas.

Creemos que tenemos una oportunidad cierta para hacer, construir y consolidar la paz de Colombia y estamos haciendo todos los esfuerzos para lograr este propósito, bajo el liderazgo y la orientación del Presidente Juan Manuel Santos.

Si me permiten, quisiera contar dos breves anécdotas que expresan de mejor manera lo que estoy diciendo.

En estos días de descanso familiar, un amigo cercano me pregunto:

—Humberto, ¿usted no está aburrido ya de esas negociaciones, no quisiera un día decir no voy más a Cuba, me quedo en mi casa?

La verdad mi amigo me tomó por sorpresa, y después de reflexionar unos segundos le dije con toda certeza:

—Han sido muchas las preocupaciones y no tantas como quisiera las satisfacciones, pero no hay un solo día en que no estuviera motivado para cumplir con esta tarea.

Así lo siento. Creo que tenemos una oportunidad concreta para ponerle fin a 50 años de dolor y violencia, de muertes absurdas. Este logro sería tan grande que justifica todos los sacrificios.

Nunca en una negociación con las FARC habíamos avanzado tanto como en esta ocasión.

Y la otra anécdota es la siguiente.

En noviembre del año pasado estuve en Bucaramanga atendiendo un compromiso oficial. En un momento dado, mientras entraba al salón donde daría una conferencia sobre el tema de justicia y paz, se me acercó un hombre y me dijo:

—Doctor De La Calle, a mi hijo se lo llevó la violencia, lo mataron, y yo estoy criando a mi nieto. No quiero venganza. Quiero la paz con la guerrilla para que a mi nieto no le pase lo mismo que a su papá.

Esta, lamentablemente, es la historia de muchas familias colombianas.

Llegó la hora de hacer todos los esfuerzos por la paz.

A partir de mañana retomaremos las discusiones sobre el cuarto punto de la Agenda, tercero en discusión, el cual está perfectamente delimitado y textualmente dice lo siguiente:

«Solución al problema de las drogas ilícitas.

1. Programas de sustitución de cultivos de uso ilícito. Planes integrales de desarrollo con participación de las comunidades en el diseño, ejecución y evaluación de los programas de sustitución y recuperación ambiental de las áreas afectadas por dichos cultivos.

2. Programas de prevención del consumo y salud pública.

3. Solución del fenómeno de producción y comercialización de narcóticos».

Ya escuchamos durante el ciclo de conversaciones pasado las exposiciones y testimonios de expertos, académicos y líderes campesinos sobre el tema. También, como lo informamos en los comunicados conjuntos, intercambiamos visiones sobre el tema.

De manera que esperamos trabajar de lleno con la delegación de las FARC en la construcción de acuerdos sobre este punto, clave para alcanzar el fin del conflicto.

Es indiscutible que para redimir y transformar el campo colombiano se requiere dejar atrás el fenómeno de los cultivos ilícitos y el narcotráfico con todas sus secuelas negativas y considerando todos sus componentes.

No tendríamos éxito en la tarea del desarrollo agrario integral sin una solución al problema de las drogas ilícitas.

Igualmente, para alcanzar verdaderamente el fin del conflicto, debemos atacar de fondo y con decisión este fenómeno.

Si bien las conversaciones mantienen la confidencialidad necesaria para avanzar en discusiones y acuerdos, cada paso importante que damos lo comunicamos a la opinión pública.

Y al final, cuando hayamos logrado acuerdo sobre los seis puntos de la Agenda y tengamos un pacto para el fin del conflicto, serán los colombianos los que dirán si lo aceptan o no.

Ustedes los colombianos conocerán en su integralidad todo lo acordado, desde la primera hasta la última letra, y dirán si lo acogen o lo rechazan. No habrá nada oculto.

Somos conscientes que algunos colombianos se oponen a estas conversaciones. Recibimos las críticas con respeto. Entramos ahora en un período electoral en el que la controversia sobre lo que ocurra en La Habana se agudizará. Estamos preparados para eso. Pero queremos una discusión leal. Una discusión seria y responsable sobre temas vitales para Colombia. Sin inventar mitos ni tejer falsedades. Tenemos que ser capaces de construir el camino de Colombia sobre la base del disenso. Pero teniendo claro que por encima de los puntos de vista individuales, debe salir adelante el bien de Colombia. La paz no es del Gobierno, como lo ha dicho el Presidente. La paz es de todos.

Y será el momento también donde todos, sin distingo, podremos aportar a la paz de Colombia. Desde ya debemos prepararnos.

Conocemos bien nuestros deberes y límites democráticos y avanzamos en estas conversaciones de cara a los colombianos, con la esperanza de entregarles a nuestros hijos un país en paz.

Nuestro derrotero para el 2014 es el mismo que nos orientó a todo lo largo del año pasado y es muy simple y concreto a la vez: trabajar sin descanso por alcanzar un acuerdo que le ponga fin al conflicto y nos abra definitivamente y de una vez por todas las puertas de la paz.

Hacer realidad el sueño de la paz de Colombia es lo que nos impulsa todos los días.