15 de abril de 2024

Quindío: una cadena de errores

17 de noviembre de 2013
17 de noviembre de 2013

 

La tiene este equipo que comenzara su participación en el torneo profesional en 1951, y derrotara en sus dos primeros partidos al Universidad, de Bogotá, y al Deportes Caldas, que había sido el campeón de 1950.

Cuando se recuerdan esos tiempos, se siente un legítimo orgullo por la capacidad de los armenios. A finales de 1950, algunos dirigentes entusiastas consiguieron el cupo en la Dimayor. Pero existían dos pequeños inconvenientes: no había equipo ni estadio. El primero se solucionó con relativa facilidad: se contrató un equipo completo. Como el fútbol argentino afrontaba una huelga de jugadores, unos cuantos habían formado un grupo que llamaron Wanders Argentino. Llegó a Colombia y se convirtió en Deportes Quindío. Faltaba el estadio: la gente, mucha gente, con el mismo vigor con que los colonos antioqueños habían sembrado pueblos, construyó el estadio San José, en noventa días. Prácticamente con las uñas.

Así comenzó el fútbol profesional en Armenia. Después vinieron triunfos y derrotas, pero durante mucho tiempo el equipo representó decorosamente a la ciudad y luego al departamento del Quindío.

Por diferentes circunstancias, el equipo se convirtió en propiedad del municipio de Armenia. Y hace más de veinte años un alcalde resolvió entregarlo en comodato a una persona jurídica denominada Corporación Centenario. En virtud de este contrato, regido por el Código Civil, el dueño entrega un bien –mueble o inmueble-, gratuitamente, para que se haga uso de él y se restituya la misma especie, después de terminar el uso.

La negligencia de la administración municipal es una de las explicaciones para el hecho de que, con el paso de los años, y sin ninguna razón jurídica, los comodatarios llegaran a pensar que eran dueños. Y así se apoderó del equipo un señor Hernando Ángel, empresario dedicado a descubrir futbolistas jóvenes para venderlos, como coloquialmente se dice. Deportes Quindío se convirtió en una vitrina: muchacho que rendía, se transfería. Este es el motivo por el cual en estos últimos tiempos el equipo ha estado siempre en los últimos lugares de la tabla.

Nadie se explica por qué los alcaldes no han reclamado la restitución del equipo, como lo prevé el contrato de comodato. El municipio es el dueño: de ello no hay la menor duda. La cadena de errores ha consistido en no exigir la restitución, con lo cual se ha quebrantado la ley, en perjuicio de los intereses de la comunidad. Ha habido un ostensible detrimento del patrimonio del municipio.

Por fortuna, la existencia del comodato fue ya reconocida por la justicia, al decidir una acción popular. El proceso, en su segunda instancia, está en el Tribunal Administrativo del Quindío. Ahora solamente es necesario que se reforme la sentencia de primera instancia y se reemplace por otra que se limite a aplicar las normas del Código Civil: que ordene a la alcaldesa de Armenia exigir la restitución del bien, orden a la cual el comodatario no podrá oponerse. Así lo esperan los armenios y todos los quindianos.
Recuperado el equipo vendrá la siguiente etapa, que es la formación de una empresa realmente de la región, que lo reciba. Habrá que afrontar dificultades, pero se superarán: de esto no tengo la menor duda.

Escribo sobre esto con conocimiento de causa, pues intervengo en el proceso para coadyuvar la demanda, y por eso interpuse el recurso de apelación contra la sentencia de primera instancia, en la cual, a mi juicio, se incurrió en un error. Con esa sentencia del Tribunal comenzará una nueva etapa del Deportes Quindío: sin ángel pero con todo el pueblo del Quindío. Crónica del Quindío.