Aranzazu: ¡Qué vergüenza Señor Alcalde!
Quienes se atrevan a desviar este legado haciéndolo como propio para fines personalistas y politiqueros, están cometiendo el peor crimen social y cultural, puesto que con su actitud, impiden, que presentes y futuras generaciones beban en la fuente las aguas cristalinas de la sabiduría.
Parece que el Señor Alcalde de Aranzazu, Gabriel Zuluaga Montes, en este sentido, tiene un concepto demasiado equivocado de lo que es el Patrimonio Cultural de Aranzazu, construido por sus hijos presentes y ausentes, que mediante esfuerzos silenciosos y lejos del mundanal ruido, lo han construido y escrito para el presente, y la posteridad con las páginas más bellas de nuestra historia.
Me refiero concretamente a la mezquindad personalista, con que se quiere celebrar para el próximo 11 de noviembre el reconocimiento y lanzamiento de la obra poética de nuestro inmortal, Javier Arias Ramirez, gloria y orgullo no solamente de Aranzazu, sino de Caldas y de Colombia.
Ha de saber el Señor Alcalde, que fuimos muchos los Aranzacitas dispersos por todo el País, que hubiéramos querido participar de tan magno acontecimiento, -propuesto en buena hora por el doctor César Montoya Ocampo-, pero, que lamentablemente fue manejado a los vaivenes y caprichos de don José Miguel Alzate, como jefe de Prensa de la Alcaldía, quién lo manipuló hasta la sociedad, llegando al colmo de cambiar de fechas constantemente, sin prever que nuestros desplazamientos tienen costos demasiado elevados.
Sirva esta nota de reflexión para decir al Señor Alcalde, que las puertas de sus despacho deben permanecer abiertas, para que quienes tengamos propuestas y planes de desarrollo concretos en bien de nuestro Pueblo, los podamos exponer sin ambages políticos, siempre mirando el progreso de nuestra Comarca, para beneficio de sus gentes, que por su gallardía y hospitalidad, se merecen todo nuestro reconocimiento y apoyo.
Son muchos los valores culturales que tenemos por rescatar. Hay literatos, escritores, pintores y más poetas; profesionales en todas las ramas del saber, que quisieran regresar a sus lares a compartir las glorias, laureles y pergaminos conquistados con sus paisanos.
Muchos de ellos lo han intentado, pero, lamentablemente no han encontrado apoyo de las Administraciones Municipales, puesto que son tan celosos, que les da temor que los desplacen políticamente en detrimento de su caudal electoral. ¡Qué horror y qué tristeza!