Aída Abella candidata presidencial de Unión Patriótica
El anuncio lo hizo en el marco del V Congreso de ese partido, que se desarrolla en Bogotá.
La decisión la hizo conocer luego de que la exsenador Piedad Córdoba, de manera pública, la emplazó a que aceptara esa candidatura y se ofreció para “cargarle la maleta.
La dirigente de la UP fue clara al señalar que si no cuenta en el país con las garantías para realizar su carrera a la Presidencia de la República, hará la campaña desde el exterior.
De acuerdo con Carlos Lozano, director del semanario de izquierda ‘Voz’, ante este anuncio, Andrés Villamizar, director de la Unidad Nacional de Protección del Gobierno, ofreció todas las garantías para que ella haga la campaña desde el país.
El último candidato presidencial que había tenido la UP fue Bernardo Jaramillo, asesinado el 22 de marzo de 1990.
El líder histórico de la Unión Patriótica, Aida Abella, se reencontró con los miembros de ese movimiento político que al igual que ella sobrevivieron al magnicidio de los 80 y 90. Tras 17 años de exilio, Abella encabezó este viernes las movilizaciones en el marco del V Congreso de la UP.
El Congreso de la Unión Patriótica sirvió como antesala de su retorno como partido a la arena política, luego de lograr la devolución de la personería jurídica.
El nombre de Abella se suma al del exministro de Hacienda Óscar Iván Zuluaga, que también buscará la presidencia a nombre del movimiento Uribe Centro Democrático (UCD).
Al aceptar el nuevo reto político, Abella señaló que «seguiremos luchando por los cambios que necesita Colombia, donde todos podamos vivir en paz y tener la certeza de que el presupuesto es para el bienestar del pueblo y no de la clase dirigente».
Previo a la aceptación, la exsenadora Piedad Córdoba, destituida en 2010 por la Procuraduría, que le siguió un proceso por colaboración y favorecimiento a las Farc, se había ofrecido a «cargarle la maleta».
Bernardo Jaramillo, asesinado el 22 de marzo de 1990, fue el último candidato de la UP a la presidencia.
La Unión Patriótica nació en 1985 como un brazo político de las Farc a raíz de una negociación de paz celebrada un año antes entre el Gobierno del entonces presidente Belisario Betancur (1982-1986) y la guerrilla.
El Consejo Nacional Electoral (CNE) le retiró el registro jurídico a la UP en 2002 por no haber alcanzado el umbral de 50.000 votos para mantenerse como partido, pero el 9 de julio de este año el Consejo de Estado, máximo tribunal administrativo, se lo restituyó.
Para Abella, esa decisión “era un acto de justicia elemental, con un movimiento sometido a un genocidio que avergüenza”, en referencia a los más de 5.000 asesinatos de sus militantes.
Sobre su retorno a Colombia, tras casi dos décadas de un atentado con rocket, la dirigente política resaltó, “Hemos vuelto al país, vinimos para volver, nunca nos fuimos, siempre llevamos la patria dentro”.
Agregó: “Sentimos que estamos reconstruyendo el partido de la vida y de la esperanza, el partido que planteó el ideario que se llevó muchísimos votos y que fue sometido a un genocidio político”, agregó al recordar a todos los compañeros “asesinados y desaparecidos”.
Durante el evento, un grupo significativo de personas marcharon por el centro de Bogotá, para recordar a las víctimas y desaparecidos que dejó la brutal persecución armada en contra de ese movimiento político.
Frente al genocidio, la exconstituyente expresó que “a la gente se le tiene que respetar por lo que piensa, por lo que dice. Pero no se le puede masacrar porque piensa distinto. Creo que una de las lecciones de este proceso parte de la tolerancia. Porque las guerras declaradas y no declaradas en 200 años, una de las causas ha sido la intolerancia y la incapacidad de la clase política para sentarse a dialogar sobre los problemas nacionales”.
También se refirió al tema de la reparación de las víctimas de la UP, al asegurar que “lo que estamos pidiendo es una reparación integral. Lo primero que necesitamos saber es la verdad; segundo, justicia, y tercero, la reparación integral. Queremos saber quiénes intervinieron en todos estos procesos. Y desde luego, ya tenemos algunas personas que estuvieron involucradas en el exterminio, desde autores intelectuales hasta autores materiales”.
Pero como en todo proceso, Abella considera que lo ocurrido “es una contribución dolorosa a la política nacional”. Dijo que “algo como eso, tan doloroso, un crimen de lesa humanidad como el que se ha cometido, no se puede volver a producir en Colombia. Y la única manera de que no se vuelva a repetir es que sea castigado. Cuando se castiga, se superan los niveles de impunidad, que han sido altísimos en Colombia, son del más del 90 por ciento”.