El municipio de Aranzazu publicará libro de Javier Arias Ramírez
La obra literaria la publica la alcaldía como un aporte a la cultura del municipio, con el propósito de rescatar la memoria del poeta fallecido en 1986 y para enseñarle a las nuevas generaciones quién fue Arias Ramírez en el firmamento poético de Caldas.
El alcalde Gabriel Zuluaga Montes tomó la decisión de publicar el libro como una actividad cultural con motivo de los 160 años de fundación del municipio. Como se sabe, Aranzazu fue fundado el 9 de noviembre de 1853, aunque su vida administrativa se inició el 1 de enero de 1854. La otra actividad con la que se celebrará esta fecha es la muestra zonal del Festival Departamental de Teatro, que tuvo lugar el pasado fin de semana con la participación de siete grupos teatrales en representación de tres municipios: Aranzazu, Filadelfia y Pácora.
La recopilación de la obra de Javier Arias Ramírez estuvo a cargo del escritor José Miguel Alzate, jefe de prensa de la alcaldía y columnista del periódico El Tiempo. Para hacer la selección de poemas, Alzate husmeó en todas las bibliotecas para encontrar los libros que en vida publicó el reconocido poeta nacido en Aranzazu el 11 de noviembre de 1924. Esos libros son: Sinfonía Homonésima, Soledad inconclusa, La muerte que me puebla, Grito de Arterias, Patria mía Aranzazu, Cantasueño del aire pajariego, La sombra tiene un eco, Razón de la vigilia y En mi patria de sueños,
La obra poética de Javier Arias Ramírez ha sido comentada por los más grandes valores de la poesía colombiana. A ella se han referido, entre otros, Luis Vidales, Helcías Martán Góngora, Juan Lozano y Lozano, German Pardo García, Fernando Soto Aparicio y Eduardo Carranza. En sus poemas Arias Ramírez abordó todos los temas. El paisaje, el agua, la soledad, la muerte, el atardecer, la angustia, la naturaleza, fueron temas que el poeta trabajó con calidad poética. En esas variables temáticas se advierte su sensibilidad artística.
En el libro “Aranzazu su historia y sus valores”, José Miguel Alzate escribió: “Javier Arias Ramírez vivió en olor de poesía. Su vida la concibió siempre como la expresión auténtica de sus manifestaciones poéticas. Cínico a veces, tenía a flor de labio el chispazo punzante, el gracejo espontáneo, la carcajada sonora. En pocas palabras, vivió y murió como un poeta. Desprendido de las cosas terrenales, lo único que le importaba era que sus versos perduraran en la memoria de los lectores. De caminar erguido, facciones finas, vestimenta elegante, rostro bien rasurado, conversación agradable, tenía la imagen viva del poeta auténtico”.
César Montoya Ocampo escribió sobre su obra estas palabras: “Javier Arias Ramírez hizo de elementos al parecer difíciles para suscitar efluvios inspirativos, objeto de su aura, jerarquizándolos con afortunada dimensión poética. Los vocablos tierra, azúcar, tiempo, humo, árbol, cigarrillo, río, determinaron que su estro encontrara en ellos fuente de excitación. Arias amó lo vernáculo, se inspiró en los rostros polifacéticos de Aranzazu, en las pequeñas cosas que tuvieron que ver con sus circunstancias, en los residuos positivos que dejan los afanes de los días”.