Dadivas, repentazos y concordancia. . .

28 de octubre de 2013

AFORISMOS XXV

Cuando hay saber hasta para exportar, lo poco que se desconoce, parece no importar.
Una vez superada la mala suerte, sólo hay que temer la buena suerte suplantada.
Cuando los horarios normales se han cumplido, es muy poco lo que pueden ampliarse, por no decir que nada.
Cumplida la meta parcial, queda garantizado que la meta final, no obliga a los parciales.
La música cuando no es una ensoñación del otro mundo, termina siendo un estruendo de éste.
Por fortuna no he recibido dádivas de mis enemigos los donantes falsarios de asentimiento.
No toda cosa que se comience con certeza, acaba rebozada de eso mismo.
Los nuevos repentazos perecieren venir de un proceso no tan fortuito.
Increíble parece ser a veces, lo que queremos que sean las cosas, aunque creíbles ya hayan sido.
Sobre la balanza, las operaciones mentales que no se hicieron, pesan más las que se omitieron.
Distante de donde están todos, vive cada vez más incomunicado, quien se auto ahuyenta.
Cuando se aplica una sentencia inapropiada a su circunstancia, ni rima ni concordancia.
No es que yo sea demasiado terco, por querer comprobar mil y mil veces que ya nací y que aún no morí.
Copada toda una posibilidad, queda totalmente descopado el resto.

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