Se perdió la batalla, mas no la guerra
Laureano Gómez fue derribado del poder y extraditado. Ya en el exilio, con Alberto Lleras le dió vida al Frente Nacional y murió como caudillo único del conservatismo.
Rojas Pinilla tuvo el país a sus pies cuando con un “golpe de opinión” derrocó el gobierno de Laureano Gómez. Años luego, Colombia se paralizó en un repudio unánime del dictador.Contra toda lógica pero con loable terquedad, Rojas recobró el prestigio y su partido, La Anapo, colmó de legisladores mediocres el parlamento. Se le enfrentó a Misael Pastrana por la presidencia, y aún hoy se fabrican conjeturas sobre el raponazo electoral cometido en perjuicio del General.
Gilberto Alzate Avendaño empezó a hacer política en Antioquia y desde esa mocedad, brillante y conflictiva, se le enfrentó al monstruo de Gómez. Pagó la rebeldía enclaustrándose en Manizales, ocupado en las artes menores de la abogacía. Por largo tiempo, además del litigio, fue ensayista descrestador, enamoradizo de reinas de belleza, asombroso en el manejo de la palabra.Su indisciplina lo llevó a fundar El Nacionalismo en asocio de Silvio Villegas. Las urnas le fueron hostiles. Salió del invernadero en victorioso asalto temerario que le permitió afianzarse como jefe del conservatismo de Caldas. En un segundo nada más,Dios le arrebató la presidencia de Colombia.
Unas atrevidas casandras han enterrado a un Partido Conservador y a un Liberalismo que en las últimas elecciones atípicas colocaron en las urnas 71.000 votos contra 105.000, éstos como resultado del amasijo de muchos grupos que a mordiscos se están atragantando ahora con el poder. No sabemos cómo el gobernador Gutiérrez habrá de sortear con el restaurante del Estado la incontenible avidez de los nuevos comensales.
¿Sabrán los críticos lo que en una democracia significan 71.000 votos conseguidos a la intemperie, sin recursos económicos, sin el danzarín boato automotor de esto Cresos engreídos, que en los comicios destaparon las cornucopias para comprar la conciencia del elector? Solo a unos cegatones se les ocurre afirmar que la alianza conservadora-liberal ha desaparecido.
Los 105.000 votos de nuestros émulos se pueden repartir asi: Julián Gutiérrez, que no es político, fue un magnífico candidato, flor y nata de la oligarquía manizalita.Su señor padre, Ernesto Gutiérrez Arango fue un hombre cívico, creador de universidades, amén de escritor maravilloso. Los de su condición social y económica estuvieron con él con un caudal de votos que pueden llegar a los 20.000.El Puro Centro Democrático que orienta Adriana Gutiérrez, por lo menos, le colocó 10.000 votos. Guido Echeverri, el tránsfuga, pudo habernos pirateado unos 10.000. Los liberales disidentes deben estar muy cerca de los 15.000. Quedan 50.000 votos para ser repartidos entre un ala del Partido de la U con Lizcano, la otra con Zuluaga, Cambio radical, y Sierra. En cambio, la alianza comandada por Omar Yepes y Adriana Franco colocó 71.000 votos que, teóricamente, se pueden repartir en 35.500 para cada una de las dos tendencias.
¿Derrotados? ¡Qué ingenuos son nuestros adversarios!