Y se presentó el cambio
¿Por qué se redujo tanto la votación en este proceso electoral? Las cifras de la registraduría muestran que en las elecciones del 30 de octubre de 2011, cuando fue elegido como gobernador el abogado Guido Echeverri Piedrahita, el número de votantes fue de 351.344. En menos de dos años, este guarismo descendió en 130.307 electores. ¿La razón? Unas elecciones atípicas no convocan la mística partidista. No es lo mismo una elección donde se eligen concejales, diputados, alcaldes y gobernadores, que una elección donde únicamente se elige gobernador. La ley de arrastre no funciona en este caso. Todo porque los líderes no se comprometen a fondo cuando no está en juego su supervivencia política.
¿Qué significa para Caldas que otro grupo político tome las riendas en el manejo de sus asuntos administrativos? Que hay un cambio. Sale la coalición que durante más de 40 años ha detentado el poder para darle paso a otra coalición que se ha venido ganando espacios políticos. El yepobarquismo, ese contubernio entre el conservatismo que sigue las orientaciones del exsenador Omar Yepes Alzate y el liberalismo que durante muchos años orientó el fallecido senador Víctor Renán Barco, pierde el poder. Y con él, todas las prebendas que podían dar para asegurarse el manejo de los destinos del departamento. En las urnas los caldenses expresaron su deseo de cambio.
Julián Gutiérrez Botero, un ingeniero mecánico hijo del patriarca Ernesto Gutiérrez Arango, obtuvo el triunfo con 105.357 votos. Por su parte, Augusto León Restrepo obtuvo 70.905 votos. En relación con los votos obtenidos por Guido Echeverri en las elecciones de 2011, la diferencia fue de 79.565 sufragios. ¿Dónde quedaron esos votos yepobarquistas que la opinión pública creía cautivos? ¿Por qué descendió tanto el número de electores en la coalición A? La lectura que se le puede dar a este hecho es que hubo apatía frente a este proceso electoral. O que los empleados oficiales pertenecientes a esos movimientos no pusieron todo el entusiasmo para comprometer a su gente. De allí la derrota sufrida.
Entra ahora a manejar los destinos de Caldas la coalición política que desde hace varios años ostenta la administración en Manizales. Las expectativas que este triunfo genera en la opinión pública son muchas. Ojalá Julián Gutiérrez Botero pueda responder a ellas. Tiene a su haber dos cosas importantes para lograrlo: reconocimiento como administrador y un fuerte respaldo político.
Estas dos cosas le permitirán gobernar pensando en el futuro del departamento, construyendo confianza. No le son ajenos los problemas que tiene Caldas. Por lo tanto, puede enfocar su gestión con responsabilidad, tratando de superar las dificultades fiscales. El apoyo de los líderes políticos será fundamental para construir un nuevo Caldas.