24 de septiembre de 2023

Una ‘elección’ con impronta indeleble de una vergüenza.

3 de agosto de 2013
3 de agosto de 2013

maro aurelio uribeA lo cual de inmediato le respondí: solo soy una brizna imperceptible sin ninguna resonancia en la opinión, pero me siento satisfecho y orgulloso con la denuncia pública hecha, sin cobardía, por cuanto ese candidato había sido y es un apoyo irrestricto de una fracción del paramilitarismo del Oriente caldense, Victoria; dicho apoyo económico y su aval a candidaturas dispensada  a sus pupilos ‘paracos’, tuvo excelente reciprocidad que se reflejó en las urnas para sus logros políticos.

Ante la apatía y desidia frente a mi denuncia, por parte de los directorios políticos y de los medios, sentí nostalgia inerme al comprobar cómo las componendas inicuas y politiqueras prevalecían sobre los más mínimos valores éticos y morales, no obstante haber aportado minuciosa y veraz información de fácil comprobación. Esta elección que se hizo, a sabiendas de la advertencia, y que también requirió del apoyo de las ‘bancadas’ del Congreso, es mucho más dañina y perjudicial que aquella de la reelección del procurador o de la elección del magistrado de la Corte Constitucional.  La  simbiosis que se da en Partidos Políticos corruptos, ciegos y sordos con Medios de comunicación silentes como los camposantos, son letales para cualquier  democracia.

La administración de justicia ejercida por la Corte Suprema, y la investigación y acusación por parte de la Fiscalía General, respecto de los delitos de Concierto para Delinquir, en la modalidad de paramilitarismo, en algunos casos especiales y concretos, me hacen pensar, con trémulos pronunciados, en la forma cómo funcionaban los tribunales del Santo Oficio o Santa Inquisición a finales del siglo XV o época medieval, por las sindicaciones de herejía que se hacían y las cuales recaían con mayor frecuencia sobre los judíos que eran los menos herejes. Dichas acusaciones eran sesgadas, selectivas y caprichosas, muriendo más inocentes que herejes.

De las épocas más aciagas que hayamos tenido, al igual de la que vivimos con los farianos, es haber tenido que soportar el contubernio macabro y abominable de una mayoría de la clase política con unos personajes sanguinarios, conocidos popularmente como paramilitares, y quienes permeabilizaron las instituciones y sembraron terror, desplazamientos, desolación y muerte a los largo y ancho de la geografía nacional, con el fin exclusivo de acrecentar su poder político y económico, a través de la violencia despiadada para la adquisición forzada de latifundios y aumento considerable de caudas electorales. Así de sencillo, la ‘sociedad’ se repartía las jugosas utilidades, o sea, ese maridaje no era a título gratuito.

En las elecciones de octubre de 2002, hubo renovación en la Alcaldía de Victoria, pero no de la ‘tropa’ paramilitar al mando de alias Memo Chiquito, quien siguió orondo y con más poder en esta región. Lograron el triunfo, pues habían hecho renunciar al candidato del liberalismo, y llevaron a la Alcaldía al nuevo paramilitar, Juan Alberto Pérez Cobus, y, fue aquí, cuando llegó a mi pueblo natal el dechado y nuevo presidente de la Cámara de Representantes, Hernán Penagos Giraldo, y se convirtió en el confesor político y alter ego del neófito Alcalde, conociendo de paso y muy de cerca a quien ya se perfilaba como candidato a la Alcaldía para el próximo periodo, Juan Eduardo Caicedo Hoyos, mi primo, y redomado y reconocido paramilitar. En la actualidad es el Alcalde Victoria. (verhttp://www.eje21.com.co/cultura-secciones-54/75403-ivolveran-los-paracos-a-colgar-sus-nidos-en-el-capitolio.html )

Cualquier relación que se haya tenido con el paramilitarismo encierra, sin la más mínima duda, un ilícito en ciernes con la absoluta seguridad de su consumación. En las muchas explicaciones, más con tinte de fábula que de realidad, dadas por los diferentes políticos incursos y encausados por estas actividades non sanctas, jamás escuché que estas reuniones obedecieran a realizar análisis profundos sobre el comportamiento de las Bolsas de Valores de Nueva York o de Tokio. Penagos Giraldo, en los días de su ‘desempeño’ laboral en Victoria, conoció de vista, trato y comunicación no solo a los actores armados ilegales, sino los arcanos e intríngulis que manejaba el Alcalde Pérez y el jefe político Caicedo Hoyos, respecto de su ominosa y estrecha relación.

Posteriormente, Penagos Giraldo salió elegido Diputado a la Asamblea de Caldas y, luego, a la Cámara de Representantes, por el Partido de la U., con el apoyo irrestricto y reciproco (votos, dinero y aval) de Pérez Cobus y Caicedo Hoyos, a pesar de mediar contra éstos una denuncia por Concierto para Delinquir en la fiscalía 25 de la Unidad Antiterrorismo- proceso314-, y la existencia de tiempo atrás de denuncias hechas ante las directivas nacionales y departamentales del partido de la U., del paramilitarismo de sus avalados ya mencionados, y ratificado por dos víctimas, el doctor Orlando Vargas Moreno y el señor Guillermo Giraldo Jaramillo, quienes ya se habían juramentado en el citado proceso y sindicaban sin ningún equivoco a sus victimarios.

Por más que me he esforzado en comprender el Concierto para Delinquir cometido por los parlamentarios por la tenebrosa relación con los paramilitares, y cuyo fin es bien conocido y predeterminado, no he podido establecer las diferencias que se dan de manera marcada por regiones y protagonistas: un representante a la Cámara por Cesar o Magdalena es igual a uno por Caldas; un paramilitar del bloque norte es igual a uno del Magdalena Medio, la diferencia solo se da en el jefe del bloque o es Jorge 40 o es Ramón Isaza; los votos son los mismos, tienen la misma mácula, no cambia sino el elector; la circunscripción para Senado es nacional, para Cámara es regional, y me queda la duda si hay diferencias por aquello de mejores familias, ni encuentro justificación para que unos estén presos y otros no, de pronto algunos que están presos tuvieron menos responsabilidad o injerencia en el paramilitarismo que otros que están libres.

Es por lo anterior, señores Magistrados de la Corte Suprema de justicia, Sala de Casación Penal, mi extrañeza por el Auto Inhibitorio dictado en el proceso por Concierto para delinquir- radicado 36164- contra el senador Jaime Alonso Zuluaga Aristizábal y el representante Hernán Penagos Giraldo. Es de anotar, que en memorial que ya reposa en dicho expediente, se solicitó la reapertura de éste con aporte de nuevas pruebas contundentes e incontrastables, sobre la amistad política entre los mencionados parlamentarios y Alcalde y ex Alcalde del municipio de Victoria.

Les ruego, respetuosamente, anexar este artículo al expediente y tenerse como prueba dentro del proceso.

Apostilla: Un amigo me acaba de hacer dos comentarios muy simpáticos: uno, que el doctor Penagos ha estado en todos los movimientos, que sólo le falta estar en el movimiento de tierra de un terraplén del Aeropuerto del Café. Y qué los parlamentarios y dirigentes del Partido de la U., de Caldas, son ‘santistas’ enfermos en Bogotá, y en el terruño caldense, ‘furibistas’ recalcitrantes. Muy lógica una definición y respuesta que dio el General Luis Eduardo Martínez, comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá, refiriéndose dizque a una persona respetable para algunos, a lo cual el oficial respondió de manera tajante: a mí me enseñaron que una persona que trasgreda la ley penal, es un delincuente.

Manizales, julio 27 de 2013.