¿A quién elegirán los caldenses como gobernador este 25 de agosto?
Los analistas políticos señalan que, aunque es la primera vez desde que se estableció la elección popular que en Caldas se registran elecciones atípicas para ocupar este cargo, las expectativas se despiertan por la situación interna que viven los grupos políticos que buscan el favor de los electores para llevar al palacio amarillo a sus candidatos. Sobre todo por la escasa diferencia que en número de votos se ha presentado en las elecciones anteriores entre los candidatos de los movimientos tradicionales.
Si en las elecciones del 30 de octubre de 2011 la diferencia entre los dos más opcionados candidatos a la gobernación, Guido Echeverri Piedrahita y Gabriel Vallejo López, fue escasamente de 8 mil votos, en las que se realizan este 25 de agosto esa diferencia puede reducirse de manera importante; por dos razones, la primera, un proceso electoral atípico no mueve el caudal de votantes que mueve una elección ordinaria: La segunda: en los dos movimientos políticos se han presentado deserciones que apuntan a que la votación sea menor a la registrada en esa ocasión. De igual manera, ha habido reacomodamientos en los mismos grupos que hacen pensar en que las fuerzas electorales pueden estar iguales.
Una encuesta revelada esta semana, realizada en los municipios del departamento, demuestra que hay un empate técnico entre los dos candidatos que representan a los grupos tradicionales, el yepìsmo y el Partido de la U.
El candidato de la coalición entre el movimiento que sigue las orientaciones del actual presidente del Directorio Nacional Conservador, el exsenador Omar Yepes Alzate, el Partido Liberal y una fracción de Cambio Radical, Augusto León Restrepo, obtiene un 41% de la intención de voto, mientras el candidato de la coalición del Partido de la U con el sierrismo y el ala disidente de Cambio Radical, Julián Gutiérrez Botero, cuenta con una intención de voto del 40%.
La abstención es el primer problema que deben analizar los grupos políticos que toman parte en el presente debate electoral. Históricamente, en Caldas la abstención ha estado por encima del 40%. En una elección atípica, este fenómeno se incrementa. ¿La razón? Como no están en juego aspiraciones de otros candidatos a cuerpos colegiados, el trabajo no es tan intenso para convencer a los electores. Es muy diferente un proceso electoral donde se eligen concejales, alcaldes, diputados y gobernadores. La gente vota en forma más copiosa. Sobre todo porque tiene el voto comprometido con el amigo, o con el vecino, o con quien le ha hecho un favor. El arrastre es, por esta razón, mayor.
Los observadores políticos señalan que en esta elección la abstención puede estar por encima del 60%. Para decirlo, toman como base las elecciones atípicas que se han realizado en otras regiones del país, como Cali, Cartagena o el Departamento del Huila, donde la abstención ha sido del 70%. Los ciudadanos que salen a votar en una elección atípica son los que tienen el voto comprometido, aquellas personas que les deben favores a los políticos, y que deben cumplir con un número determinado de votos para asegurar el puesto en la nómina oficial. Estos son los que se llaman votos cautivos. Obedecen a una maquinaria bien aceitada y a la disciplina que imponen los directorios.
Los tres candidatos que están buscando el apoyo de los ciudadanos para dirigir los destinos del departamento son personas comprometidas con el desarrollo de Caldas, que conocen la problemática que tienen los municipios, preparados para tomar las riendas de un ente territorial que no obstante encontrarse en Ley 550, cuenta con solidez financiera para ejecutar programas en beneficio de toda la comunidad. Los recursos que al departamento le están llegando por regalías permiten avizorar un Caldas con proyección hacia el futuro, que por encontrarse en Ley 550 no va a parar los proyectos de desarrollo. La reestructuración de pasivos es una medida que se tomó no para salvar al departamento de la quiebra, sino para enfrentar las dificultades que se tienen con el pago de las cuotas partes pensionales.
Así las cosas, cualquiera de los tres candidatos que sea ungido como gobernador va a encontrarse con unos recursos en tesorería que le permitirán sacar adelante todos los programas. El departamento no se va a paralizar. Todo lo que se planee en infraestructura, educación, deporte, vivienda, cultura, agua potable, apoyo a la tercera edad y atención a la primera infancia se podrá realizar porque existen los recursos. Un candidato no se le mide a administrar un departamento quebrado, con un alto endeudamiento y con pocas posibilidades de obtener recursos frescos para garantizar la ejecución de obras. Los aspirantes al primer cargo del departamento saben que Caldas cuenta con recursos para ejecutar.
Tres ciudadanos de altas cualidades intelectuales, humanas y morales aspiran a la gobernación. Augusto León Restrepo Ramírez por la llamada coalición A, Julián Gutiérrez Botero por la coalición B, y Eugenio Marulanda como candidato independiente. Los tres han recorrido el departamento para conocer de cerca las necesidades de los municipios y, sobre todo, para hablarle a la gente sobre qué harían en caso de resultar electos. En reuniones en recinto cerrado y algunas veces en manifestaciones de plaza pública, han expuesto su programa de gobierno. Y le han ofrecido a los ciudadanos que, en caso de resultar elegidos, se van a preocupar por los problemas de la provincia.
Pero más que un catálogo de promesas electorales, lo que los caldenses quieren es encontrar un gobernador que maneje los recursos con transparencia, que le apueste al desarrollo rural, que le brinde apoyo al emprendimiento, que haga de Caldas un departamento con futuro. En distintos foros, en reportajes a los medios de comunicación, en intervenciones en la plaza pública y en material publicitario, los tres candidatos ha expuesto sus ideas sobre cómo van a manejar a Caldas. Le queda al ciudadano enterarse de qué es lo que están ofreciendo para que decida a quién apoya con su voto. El voto debe depositarse a conciencia, pensando en el futuro del departamento, tratando de ungir como candidato a quien mejor interprete la realidad social que vive Caldas.
Desde luego, no es fácil la escogencia. Los tres candidatos inscritos para disputarse el honor de ser Gobernador de Caldas tienen una hoja de servicios al departamento donde demuestran idoneidad para ejercer el cargo. Han sido fogueados en la vida pública. Unos más que otros, claro está. Pero los tres tienen la formación académica para garantizar que en sus manos el departamento estará bien administrado. Tienen, como es lógico, diferentes puntos de vista sobre la manera de trabajar para recuperar a Caldas, Pero tienen el convencimiento de que con voluntad política y con gestión ante el Gobierno Nacional pueden sacar adelante los proyectos que ofrecen como programa de gobierno.
Julián Gutiérrez Botero viene de una familia de alta prosapia. Es un profesional que aunque no ha ocupado muchos cargos públicos tiene la formación para conducir a Caldas por senderos de progreso. Es hijo de Ernesto Gutiérrez Arango. Por su parte, Augusto León Restrepo Ramírez es un abogado doblado de periodista que conoce los secretos de la administración pública porque ha estado vinculado a diferentes dependencias oficiales. Tiene una excelente hoja de vida. Finalmente, Eugenio Marulanda Gómez es un líder gremial que quiere cambiar la forma de hacer política. Como candidato independiente, ofrece recuperar la esperanza. Quiere aglutinar bajo sus banderas a quienes piensan que es posible construir un nuevo Caldas. Aspira a recoger el voto de opinión.
¿Quién será el nuevo Gobernador de Caldas? Eso se sabrá terminando la tarde del próximo 25 de agosto, cuando se hayan cerrado las urnas y los jurados de votación procedan a contar los votos depositados. Las expectativas están centradas en sí ese cargo lo mantendrá la coalición política que durante más de cuarenta años ha mantenido el poder en el departamento, liderada por Omar Yepes Alzate, que tuvo como socio, hasta su muerte, a Víctor Renán Barco. O sí, por fin, después de varios años de intentarlo, el poder queda en manos de la otra coalición, la que forman el Partido de la U y el sierrismo. Algunos observadores políticos dicen que nunca antes la coalición B estuvo tan cerca de ganar la gobernación. Pero hay quienes aseguran que el yepismo y el liberalismo se la jugarán toda para conservar el poder.
La presente ha sido una campaña relámpago. Escasamente un mes para recorrer el departamento, para exponer ante los auditorios el programa de gobierno, para venderle al elector la imagen de los candidatos es un tiempo muy corto. Los partidos tradicionales tienen una infraestructura que les permite mostrar a sus candidatos en todos los rincones del departamento. Augusto León Restrepo y Julián Gutiérrez tienen, en este sentido, mucho camino recorrido. Lo que no ocurre con el candidato Eugenio Marulanda. Cuando no se posee una organización electoral como la que tienen las coaliciones A y B, es difícil captar el voto independiente. Aunque Marulanda es un buen candidato, la pelea por la gobernación se circunscribe únicamente a Restrepo y Gutiérrez. A no ser que se de una sorpresa electoral que parece muy remota.