Burócratas voraces, cínicos y pérfidos
La corrupción es antiquísima a la par con la creación de los Estados sin consideración a su régimen, extendiéndose como una pandemia letal. Esta práctica ignominiosa y facilista se entronizo en la gran mayoría de los gobernantes y gobernados de los Estados actuales, habiéndose alcanzado modalidades sofisticadas, unas conocidas y otras inéditas, que son ejecutadas por burócratas avezados, incluidos por supuesto los miembros de las corporaciones de elección popular, y que garantizan o coadyuvan plenamente a sus logros y, por ende, a su impunidad, habida cuenta de la posición política que ostentan.
La corrupción es, sin lugar a dudas, una amenaza latente para cualquier sociedad, desestabiliza sus instituciones, afecta en grado sumo el sistema democrático, los valores de la ética y la moral, socava la justicia como tal, y atenta contra el Estado Social de Derecho. Sus estragos, la desolación y las secuelas que deja a su paso, sólo son comparables a las narraciones ‘bíblicas’ en su pasaje de las diez plagas de Egipto o al de los jinetes Apocalípticos.
Los hechos de corrupción que salen a flote, día a día, son impresionantes, desconcertantes y alternativos: un día se da en operadores judiciales, pero no en los del Juzgado Promiscuo de Titiribí, sino en uno cualquiera de las Altas Cortes; otro día, en uno o más miembros del Congreso, sea Senador o Representante; otro, en un Ministro o Embajador; otro más, en un alto Oficial de las Fuerzas Militares o de Policía; otro, en un Gobernador, un Diputado, un Alcalde o un Concejal. Y, últimamente, para completar esta selecta nómina, han ingresado unos ‘cacaos’ de la economía colombiana: Grupo Aval y Río paila, con sus adquisiciones ilegales de tierras en el Vichada.
El Estado que permita el apoltronamiento de la corrupción y sea permisivo en su expansión y no tenga como prioridad una lucha coercitiva frontal para su erradicación, está condenado a vivir a futuro los días más aciagos de su historia, lo que lo conduce indefectiblemente al despeñadero y al caos total de la sociedad y termina imponiéndose la ley del más fuerte, sea física o económica; es por ello, que no salgo del asombro cuando leí el artículo de Daniel Coronell, en la Revista Semana, Tenedores y cuchillos, y me niego a creer que un gobierno pueda llegar a este grado de postración y se preste para esta clase de proyectos de ley. Sí es así como se piensa combatir la corrupción, ¡estamos jodidos!
(Ver Ver http://www.semana.com/opinion/articulo/tenedores-cuchillos/353620-3)
Me pregunto si el Director de El Tiempo leyó a Coronell, antes de escribir el editorial del pasado jueves 15, A la caza de los corruptos, y la respuesta es que no. Esta clase de editoriales son contradictorios, ya qué lo que se escribe es distinto a lo que se piensa, o sea, se predica y no se aplica, creando cierta urticaria que lo lleva a uno a inferir sobre una doble moral. Expresa el escrito que “La lucha contra este delito es de todos. Me da pena señor Director, la corrupción no es un delito autónomo, y si la lucha es de todos, le ruego leer en su Diario, blog La Pringamoza, Ciegos, sordos, y mudos, y además…y Recordatorio Abierto, y de manera respetuosa le ruego decirle al país, si a bien lo tiene, ¿por qué guardó silencio?
http://www.eje21.com.co/cultura-secciones-54/75802-recordatorio-abierto.html)
No creo que exista país alguno que tenga un Parlamento o Congreso Nacional más peculiar como el que tiene Colombia desde 1994. Su conformación ha sido de un variopinto impresionante en su ideología, sexo, condición social, credo, vestimentas, oratoria, nivel académico, pigmentación y tantas otras cosas más, gracias al constituyente del 91, pero, su gran mayoría ha sido homogénea en la ignorancia deontológica, en la proclividad a lo ilícito con hedor nauseabundo, amigos incondicionales del clientelismo burocrático y del tráfico de influencias, expertos en ‘micos’ legislativos y falsedades e indignos de la investidura que les prodigó el “inepto vulgo”.
Alguien muy sabiamente dijo: “tenemos el mejor parlamento que el dinero pueda comprar”, situación que lo deja a uno dubitativo, y recordé algo difícil de asimilar y entender como fue el hecho escabroso y degradante que se dio cuando el Congreso en un 35% fue infiltrado y se conformó una alianza o contubernio macabro con unos criminales natos que se hacían llamar Autodefensas Unidas de Colombia, mejor conocidos como ‘paramilitares’, quienes sembraron muerte, terror, desalojo y desolación en todo el territorio, especialmente en el área rural, para lograr el apoderamiento de las tierras por sumas irrisorias, las cuales se repartían con sus socios parlamentarios.
No ahítos con todo lo anterior, aparecen señalados en todas las nuevas ollas de corrupción que se destapan, los malabarismos legislativos realizados a conciencia por gran parte de Senadores y Representantes son impresionantes por su pericia en la ejecución, lo que garantiza la obtención de resultados positivos en beneficio personal o de parientes o de amigos cercanos y que, por regla general, son de orden económico o burocrático que incrementan de manera injustificada y vulgar el patrimonio, tipificando así el delito de Enriquecimiento Ilícito y permaneciendo siempre en la impunidad.
Los casos concretos de corrupción y privilegios que se han dado en la rama legislativa abundan por doquier generando vergüenza nacional e internacional, y como siempre nada pasa, pero sin falta, cada cuatro años salimos como una “piara” a refrendarles con nuestro voto su continuidad en el ‘sesteadero’ de la democracia.
Apostilla: ¿Será qué el Presidente de la Asamblea de Caldas, en ese tiempo 2008-2011, tenía corona y era la excepción para no poderle aplicar la inhabilidad consagrada en el artículo 179 – numeral 2, en concordancia con el 299 de la Constitución Política? ¿Será qué el Presidente de la Asamblea de Caldas es la excepción, como tal, para no ostentar ni autoridad administrativa ni la calidad de funcionario o servidor público, siendo el ordenador del gasto y tener la capacidad nominadora?
Ojo- señores de la Fiscalía, ya empecé a recibir correos de alerta sobre mi integridad física. Espero no correr la misma suerte de mi hermano Germán ni la del Alcalde de Robles, Sucre. Tengo todo bien ordenado y detallado. Dios quiera que si algo pasa, no quede en la impunidad.
Manizales, agosto 17 de 2013.