29 de marzo de 2024

Las Farc y Los Rastrojos serían los responsables del secuestro de un ciudadano español

13 de julio de 2013
13 de julio de 2013

 

La víctima fue identificada como Sergio Muñiz Brioso, quien habría sido plagiado el pasado 5 de junio en Santander de Quilichao – Cauca, y por quien sus captores exigen un millón de euros por su liberación.

El secuestro de Muñiz Brioso fue confirmado por el Ministerio de Exteriores de España, el cual señaló que “el asunto se está llevando con la máxima discreción, como es procedente en casos de secuestros”, el plagio se conocio un mes después de que la Policía de la localidad española de Oviedo detuviese a tres hombres por intentar secuestrar a un ciudadano español y a uno colombiano, por un posible ajuste de cuentas relacionado con la droga.

En aquel momento, informaron de que este intento de secuestro estaría relacionado con otro sucedido en Colombia, hecho que movió a las autoridades españolas a contactar a sus similares colombianas para corroborar el hecho.

El diario español El Mundo señala hoy que “todo apunta a que el secuestro es responsabilidad de una siniestra alianza entre la poderosa banda de Los Rastrojos –formada por mafiosos y antiguos paramilitares– y la columna Jacobo Arenas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que suele cometer este tipo de delitos”.

Igualmente señala que las primeras hipótesis apuntan a que alguien engañó a Muñiz para que viajara de Cali (capital del departamento del Valle del Cauca) a Santander de Quilichao, un rico municipio de Cauca, la región colindante, a sólo 45 minutos de distancia por buena carretera.

Allí le habrían raptado Los Rastrojos, para trasladarlo enseguida a Tacueyó: “En esa área montañosa, donde la población es casi toda indígena nasa, abundan los cultivos de marihuana, buena parte cultivada en invernaderos, y de cocaína. No hay policía y el ejército sólo aparece de vez en cuando porque sufre continuos ataques de las FARC y no tiene colaboración alguna por parte de la población civil. Además, el lugar es de una geografía escarpada, de difícil acceso, con montes de alturas de 3.000 metros. Por tanto, es un santuario para los delincuentes, siempre y cuando cuenten con el visto bueno de la banda terrorista”.

El Mundo dice que de lo poco que se ha podido averiguar de Muñiz y de lo que hacía en Colombia es que, en el aeropuerto internacional Alfonso Bonilla Aragón, a su llegada de España, le aguardaban unos amigos caleños. Luego se hospedó en un hotel donde se quedó su equipaje, pero se desconoce la actividad que le llevó a esa ciudad. Tampoco quién o quiénes le condujeron hasta Santander de Quilichao.

“Si se confirma la hipótesis inicial, Los Rastrojos realizaron el secuestro –el levante, como se conoce en el argot delincuencial– y son los encargados de la custodia y de negociar. Por su parte, la Jacobo Arenas, que siempre ha tenido en el secuestro una de sus principales fuentes de financiación, presta su terreno a cambio de una sustanciosa suma de dinero. De esta manera, evita que les adjudiquen el rapto, porque las FARC negocian con el gobierno en Cuba una salida política al conflicto armado y han asegurado que ya no cometen este tipo de delitos.

El diario señala que hace pocos días, Los Rastrojos liberaron a un empresario de Santander de Quilichao, que permanecía en una zona de la Jacobo Arenas, después de que pagara cerca de 1.000 millones de pesos (unos 350.000 euros) como rescate. Y aún hay otros cuatro colombianos en cautividad, un matrimonio entre ellos, aunque sus familias prefieren que no se den detalles sobre ellos.

Añade que Muñiz podría estar junto a un ciudadano venezolano, también secuestrado y del que se conocen pocos datos. Junto a ellos, en estos momentos, habría en Colombia otros tres extranjeros secuestrados, aunque sólo se conoce la identidad del ingeniero canadiense Gernot Wober, en poder del Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Finalmente recuerda que en junio pasado, la pareja de españoles formada por María Concepción Marlaska y Ángel Sánchez Fernández fue rescatada por la policía tras permanecer cuatro semanas secuestrados por un grupo de delincuentes comunes en el departamento de La Guajira, al norte de Colombia y fronterizo con Venezuela. “En esa ocasión, se recuperaron los 60.000 euros que los familiares pagaron en España, y la policía de la nación sudamericana anda tras las pistas de los secuestradores colombianos, casi todos ya identificados, pero que se esconden entre su país y Venezuela”.