29 de marzo de 2024

Cuidarse de, hay-ahí, obvio

3 de julio de 2013
3 de julio de 2013

osorio efraim

‘Cuidarse de’ es sinónimo de ‘evitar’, por esto decimos “debemos cuidarnos de las malas compañías”, a saber, “debemos evitarlas”. Es ésta la razón por la cual me parece un absurdo gramatical agregarle a la expresión el adverbio ‘no’, pues con él se expresa la idea contraria a la pretendida. El columnista de El Tiempo, Jotamario Arbeláez, escribió: “Mis seis años de experiencia sobre una tierra cada día más violenta me cuidaron de no asumir esas palabras como un agravio y ver de responderlas al rompe…” (15/6/2013). Se refería el escritor a las palabras que “un hombre que estaba parado al pie del mostrador con una copa de aguardiente en la mano dijo mirándome: “Carajo, cómo yo odio a los niños”. Traducida la oración glosada, el escritor quiso decir que “esos seis años de experiencia le evitaron asumir esas palabras como un agravio, por lo que no las respondió inmediatamente”. La construcción de que hablo, equivocada según mi criterio, es parecida a la que se hace con la locución ‘hasta que no’, que también considero errada, verbigracia, “no nos iremos de aquí hasta que no nos den lo que pedimos”, con la que manifestamos que “nos iremos de aquí sólo cuando nos den lo que pedimos”, idea que no se puede expresar diciendo “nos iremos de aquí sólo cuando no nos den lo que pedimos”. La Academia de la Lengua, no obstante, dice de ella lo siguiente: “Se denomina negación EXPLETIVA la que no aporta significación, pero se añade por razones enfáticas. La negación expletiva se manifiesta solo a  través del adverbio no” (Nueva Gramática de la Lengua Española, 48.11a, 48.11g, 48.11o y ss.). Es decir, es una negación inútil, pues nada significa, pero enfatiza. ¡Ah, bueno! Los ejemplos de esta negación expletiva son innumerables, y, por supuesto, muy usados: “La prefiero viva que no muerta”; “por poco no me atropella el carro”; “¡cuánto no pesaría esa caja!”; “cuántos no quisieran estar en su lugar”; “es mejor ser rico que no pobre”; “¡no será engreído!” (que también se puede enunciar así: “¡sí será engreído!”), “cambió de apariencia para evitar que no lo atraparan”, etcétera. El escritor culto sabrá cuándo, cómo y por qué echar mano de la susodicha negación expletiva. ***

En su artículo, “El humor del filósofo López de Mesa” (LA PATRIA, 16/6/2013), el señor Orlando Cadavid Correa, periodista entre los periodistas, dice que el profesor, a pesar de ser antioqueño, prefería el humor bogotano al paisa. Para demostrarlo, después de exponer algunos de sus argumentos, cita textualmente del libro El Refrán Antioqueño en los Clásicos (p. 154), de Jaime Sierra García, el dicho paisa “hay manece y no lo prueba”, que los bogotanos expresan de este modo: “Hay pernota y no lo capta”. No creo que el ilustre profesor López de Mesa los haya escrito así, porque en ambos hay un error garrafal, a saber, el empleo de la inflexión del verbo haber, ‘hay’, por el adverbio de lugar ‘ahí’. La confusión se debe a la pronunciación popular del adverbio ‘ahí’, que los escritores costumbristas traducen en ‘ai’. En el libro Pago a Todos, don Rafael Arango Villegas titula uno de sus artículos así: “Agárrate, Jelipe, que ‘ai’ vuelven”. Según esto, los dichos citados, escritos castizamente, serían: “Ahí amanece y no lo prueba”; y “ahí pernocta* y no lo capta”, que, escritos folclóricamente se convierten en “Ai manece…” y “ai pernota…”. ¡A propósito!, de niños, cuando no sabíamos mucho de la vida y aún “no conocíamos el almendrón”, empleábamos el dicho paisa para expresar la imposibilidad de lograr algo que deseábamos. ‘Ai’ tiene, pues, muy querido periodista. *Nota: Con el verbo ‘pernotar’ (“notar o advertir bien algo, percatarse”) el dicho perdería su picardía y no tendría ninguna relación con el de los paisas. ***

¿Qué será, y cómo se estrella un obvio? La respuesta puede tenerla el ex vicepresidente Francisco Santos, que lo afirmó en la siguiente frase: “Saltan corriendo para salvar sus vidas y éste obvio se estrella” (LA PATRIA, 16/6/2013). Cuando leo al tocayo del Papa, me queda la impresión de que no hace borrador y de que escribe como habla. La frase citada es del artículo en que se refiere a la actual política venezolana, que compara con un tren sin frenos. Si el señor Santos hubiese releído sus palabras, se habría dado cuenta de que un par de comas, un cambio de verbo, un pronombre demostrativo distinto y un adverbio bien empleado le habrían enderezado la construcción, así: “Salen corriendo para salvar sus vidas, y aquél, obviamente, se estrella”. ‘Obvio-a’ es un adjetivo con el que se califica algo que es suficientemente claro o  que no tiene dificultad alguna, algo que se ve a simple vista, verbigracia, “la altanería y el cinismo de los cabecillas de las Farc son obvios”. Es también ‘obvio’ que hoy en día el uso de este adjetivo como adverbio está muy extendido y aceptado, por lo que, en la frase del doctor Santos, si lo hubiese puesto entre comas, habría quedado que ni pintado. Obviamente. ***

La VEINTITRÉS: Con los días, las semanas y los meses va creciendo en ella el caos, y con éste, las dificultades insalvables para su remedio.