Salvemos el maíz
Deben estar revolcándose en sus tumbas el mayor cantor al maíz, Gregorio Gutiérrez González y todos nuestros caciques indígenas, que lucharon y defendieron este sagrado alimento que fue una bendición de Dios.
Va a ser nefasto, para nuestros pueblos, esa mal llamada ingeniería genética de Monsanto, porque nos están obligando, con la complicidad de funcionarios oficiales, a comprar esa maldita planta alterada genéticamente negando ayudas y asesorías para los campesinos que guarden y siembren sus propias y naturales semillas.
Qué miserables estos funcionarios y empresarios de la muerte. Levanto mi caña de maíz natural y la empuño con honor y recorreré el país en defensa de nuestro grano ancestral. Fuera estas compañías multinacionales, vetemos sus productos, pesticidas y transgénicos que van a acabar con nuestras vidas y nuestro planeta Tierra. No consumamos ningún producto transgénico. Consumamos lo natural.
El grano transgénico es altamente tóxico y trae químicos mortales como el glifosato y volúmenes peligrosamente altos de cloruro y formaldehído y además no tiene las vitaminas y minerales del maíz natural.
Convirtamos a nuestro amado y querido país colombiano en una nación libre de transgénicos denunciando sus peligros para la salud tanto de humanos como de animales. Iniciemos ya una campaña involucrando organizaciones campesinas y a la sociedad civil para proteger nuestro maíz nativo y criollo.
Una Leyenda Muisca recogida en la Laguna de Tota dice:
Al poco tiempo, de las plantas surgieron unos hermosos frutos llenos de muchos granos dorados.
La gente entendió que era un regalo de los dioses y procedieron a desgranarlos y molerlos. Fabricaron arepas, envueltos, chicha y sopas. Hicieron una gran fiesta, bailaron, bebieron y comieron. Desde ese día, el maíz fue considerado planta sagrada y siguió siendo cultivado hasta hoy.
Y del Canto al Maíz de Pablo Cingolani tomo este párrafo:
Sin maíz, somos comida basura y gris, sin maíz, somos grises; Sin maíz, somos la guerra que mata, el poder que enloquece y desgarra; Sin maíz, somos ciegos, somos esclavos; Sin maíz, somos nada…