12 de junio de 2025

Se confirma salida de 200 empleados de El Tiempo

21 de marzo de 2013
21 de marzo de 2013

Fuentes que tienen porqué saberlo informaron a El Campanario que mañana viernes, 22 de marzo, comienza la entrega de las cartas de despido a 200 empleados de El Tiempo. Entre los damnificados aparecen incluidos 20 periodistas.

Vendrá posteriormente un segundo recorte de personal de idénticas proporciones.

Las angustias laborales empezaron desde finales del año pasado cuando llegaron a la sede de la Avenida Eldorado los llamados «observadores» de la compañía Makenze contratada por el nuevo dueño del aviso, el todopoderoso banquero Luis Carlos Sarmiento Angulo.

Tortura con marcación individual

A cada empleado de la Casa Editorial se le sentaba al lado el detectivesco «observador» e iba apuntando las veces en que hablaba por teléfono; las idas al retrete; las llamadas telefónicas para concertar entrevistas; el tiempo de ausencia del lugar mientras obtenía información de las fuentes; las tomadas de tinto; las consultas que hacía por internet, las lecturas de los correos electrónicos y un largo etcétera que incluye hasta los cambios de carrizo.

El Tiempo se apresta a implantar un régimen laboral y disciplinario muy al estilo americano: a la hora de entrada es a sentarse a trabajar, nada de conversaciones distintas a las relacionadas con la labor, etc.

Toda una disciplina para perros amaestrados. Lástima.

Agredido periodista por ex congresista

El periodista Antonio Vagas Valbuena, director del periódico “Primera Plana”, fue víctima de una paliza que le propinó el ex congresista liberal Octavio Carmona, en la cafetería “Apetos”, situada frente a la sede de la Asamblea de Risaralda, en Pereira.

El atacante no tuvo misericordia con el comunicador que sufrió recientemente un derrame cerebral del que apenas se recupera. Mientras le rompía la cara y lo molía patadas, lo amenazaba de muerte. Medicina legal le dio una incapacidad de siete días.

Vargas -–conocido en el ambiente periodístico pereirano como “Toño Pueblo” por el nombre  que tiene una página de su autoría en la que reparte dobles y mandobles contra los políticos risaraldenses–  denunció penalmente a su agresor ante la Fiscalía regional.   

Carmona fue vicepresidente de la cámara de representantes en los tiempos del llamado “Pomaricazo”; purgó diez años de cárcel  y está inhabilitado de por vida para ocupar cargos públicos.

¿El papa es con número o sin número?

Dos respetables críticos gramaticales de nuestra predilección (Efraím Osorio López y Jairo Cala Otero)  coinciden en que al escribirse (o pronunciarse) el nombre del nuevo papa, debe sumársele el número uno.

Antes de entrar en detalles, recordemos que al día siguiente de la elección del cardenal Jorge Mario Bergoglio cayó en contradicción el famoso manual del Español Urgente: primero reportó que debía escribirse Francisco I, pero unas horas después corrigió su mensaje y aclaró que es Francisco, a secas, sin el solitario dígito romano.

La opinión santanderena

Desde Bucaramanga dice Cala Otero: Lo primero lleva el sello de primero: Francisco I.

Unas horas después de la elección del cardenal Jorge Mario Bergoglio como nuevo papa, un vocero del Vaticano salió a decirles a los periodistas del mundo que debían omitir el ordinal ‘primero’ para referirse al líder de la Iglesia universal. Así, sin más; no dio explicación alguna. Y lo grave fue que los periodistas le «comieron cuento».

De ahí que estemos leyendo y escuchando expresiones como estas:

«En estos cuatro días de pontificado, Francisco ha suscitado esperanzas de cambio en una institución desacreditada, apostando por un regreso de la Iglesia a la esencia del cristianismo para llevar el mensaje a ‘todos los confines del mundo’».

«El Papa Francisco celebró su primera misa en la Capilla Sixtina».

«Papa Francisco confirma provisionalmente a Bertone y jefes de la curia».

«Francisco desea ‘reservarse un cierto tiempo para la reflexión, la plegaria y el diálogo, antes de cualquier nombramiento o confirmación definitiva’, subrayó el Vaticano».

“Un tal Francisco”

Subraya el profesor Cala: En la primera y última notas ─cito solo dos, para no empalagar, porque son innúmeras─, tomadas de El Espectador y El Tiempo,  queda la sensación de que se habla de «un tal Francisco», uno cualquiera, el que uno se imagine; pero no del líder mundial de la Iglesia católica. Por más sencillo y «desabrochado» que aparezca en sus primeras salidas en público el papa Jorge Mario Bergoglio, la mención del adjetivo ordinal ─olímpicamente desconocido por aquel miembro del Vaticano, que recomendó hablar apenas de Francisco─ lo distingue lejos, muy lejos, del resto de mortales que tienen el mismo nombre.

Como en gramática debemos atenernos a la taxatividad de la semántica (que no admite discusión) un número ordinal es ‘el adjetivo numeral que expresa la idea de orden o sucesión’. Así, decimos primero, segundo, quinto, sexto, décimotercero, nonagésimo, ducentésimo segundo, etcétera. Si, como insinuó el vocero del Vaticano, se desconoce el orden numeral, eso significa que el papa de la Iglesia católica tiene un simple alias, que parte de cero: Francisco cero. Eso contraviene no solo el precepto gramatical, sino la lógica: ¿Antes del primero qué, o quién hay?

El caso del cardenal argentino, ahora convertido en papa por elección de sus 114 connaturales de congregación, es el primero en la Historia de la Iglesia universal en adoptar el nombre de Francisco. Luego si es el primero ─como realmente lo es─, debe llamárselo Francisco I. ¡Tan sencillo como mirar el sol y estar seguro de que es de día!

Tolón Tilín

El filólogo caldense Efraím Osorio López nos escribió desde Manizales a propósito del ejercicio de su homólogo santandereano:

Don Tomás: Estoy totalmente de acuerdo con el señor Cala. Cuando yo lo escribí por primera  vez, le chanté el I, y, claro, me sentí luego regañado por las instrucciones de Roma, equivocadas en un ciento por ciento. Sería muy conveniente seguir, en campaña silenciosa, escribiendo el nombre de Su Santidad, FRANCISCO I, para no confundirlo, por ejemplo, con Pachito Santos.