16 de marzo de 2025

‘El café es paz, tranquilidad y éxito’: Alirio Ríos, caficultor caldense

6 de febrero de 2013
6 de febrero de 2013

alirio rios

Su camino lo inició hace 12 años en una finca llamada ‘El Descanso», donde empezó arrancando maleza y cultivando esperanzas, las que hoy se han convertido en más de 23 mil matas de café que lo llenan de orgullo y son ejemplo de calidad en la región.

«Al comienzo no fue fácil, la finca estaba en malas condiciones, pero de a poco y con trabajo duro salí adelante», recuerda Alirio, padre de dos hijos y esposo de María Mery Ramírez, con quien lleva 38 años de casado viviendo en medio del exuberante paisaje cafetero de Chinchiná.

En ese entonces, año 2000, el hoy Presidente Juan Manuel Santos era el Ministro de Hacienda, quien en su momento promovió el AGC, que era el Apoyo Gubernamental a la Caficultura, instrumento que fue determinante para que muchos caficultores como Alirio pudieran salir adelante en medio de la crisis cafetera.

Esta crisis hizo que algunos caficultores desistieran de seguir adelante, pero Alirio fue el único de nueve hermanos que decidió apostarle al café, un cultivo que para él ahora significa «paz, tranquilidad y éxito».
Así lo expresa este caficultor de 62 años, quien, mientras camina por entre sus cafetales, recuerda cómo empezó a probar diversas variedades de café buscando la mejor calidad. Pero no solo eso era importante; también había que tecnificarse.

«Luego de trabajar 17 años en una fábrica de café marcando tarjeta, ya estaba pensando en mi finca. Empecé a ir al Comité de Cafeteros a buscar capacitaciones y el apoyo institucional suficiente para hacer bien las cosas. Ahora ya tengo una finca con 23 mil matas de café de diferentes edades, las cuales producen café en varias épocas del año, y de buena calidad. Hasta mis vecinos, que también son cafeteros, me compran», narra Alirio mientras en la cocina su esposa prepara un café que él mismo molió y tostó en la mañana.

En estos 12 años de crecimiento de la finca ‘El Descanso’, Alirio ha pasado por varios momentos, el primero de esperanza, el segundo de afianzamiento y ahora de estabilidad, pues ha llegado donde ha querido: a ser feliz haciendo lo que le gusta, y haciéndolo bien.

«Es gratificante saber que mi café es reconocido. Por ejemplo, el año pasado tuve dos distinciones. La primera, el primer puesto a nivel municipal y primer puesto a nivel regional, y el segundo puesto a nivel departamental en la categoría de cafés de alta calidad», relata Alirio mientras enseña los diplomas colgados en la sala de su casa, al tiempo que saborea un cálido café tostado en la finca.

A este tercer momento de su vida en la finca, Alirio le suma una última etapa, y es la de ir soltando el negocio para que lo asuman las nuevas generaciones.

«El trabajo en la finca es de todos los días. De lunes a viernes hay trabajadores, pero los fines de semana quedan cosas pendientes. Quiero que mi hijo Mauro Alexander vaya cogiendo las riendas de esto. Ya no soy el mismo joven vigoroso, ya me canso, ya los años están llegando», expresa este típico caficultor, de sombrero y piel bronceada por los innumerables días de trabajo que lleva en medio de los cafetales.

El gran sueño de Alirio es ver ‘El Descanso’ más grande y con café de mejor calidad cada día. Por eso le dice a su hijo que, aunque haya momentos difíciles, no cambie de cultivo sino que continúe con el café. «Quiero seguirme sintiendo un viejo orgulloso, nunca un viejo mediocre», sostiene.

«Yo solo quiero terminar mis días acá en mi finca. Yo acá soy feliz», manifiesta Alirio, quien espera estrechar la mano del Presidente Juan Manuel Santos, este miércoles en Chinchiná, donde el Mandatario se reunirá con cerca de 2.000 caficultores de la región en un Acuerdo para la Prosperidad.