29 de marzo de 2024

Concluye la expedición Perijá

15 de febrero de 2013
15 de febrero de 2013

En medio de un mercado campesino organizado en la sede de la Escuela rural para festejar a los visitantes, los expedicionarios -cuatro de ellos popotenses- contaron sus experiencias y primeras reflexiones, análisis y conclusiones para mejorar las condiciones de vida de los habitantes de los cuatro municipios que compartirán la Zona de Reserva Campesina del Perijá, Cesar: Pailitas, Chimichagua, Chiriguaná y Curumaní.

Esta extraordinaria Expedición Perijá fue una iniciativa de comunidades y administraciones locales en un ejercicio de restitución de derechos de la población desplazada y de protección del modo de ser campesino a partir de un enfoque de construcción de paz y desarrollo humano. Las conclusiones alimentarán el Plan de Vida Campesino para el Perijá.

Realizada con el apoyo de la Corporación Obusinga, el Incoder y el Programa Art-redes del PNUD, los expedicionarios conformaron 6 comisiones para hacer un reconocimiento más preciso de los territorios recorridos: agua y fuentes hídricas; flora y fauna; producción agropecuaria; situación alimentaria; salud, educación y vivienda; y vías de acceso.

Por eso fue tan importante el encuentro que los expedicionarios realizaron en el auditorio del Colegio Gabriela Mistral, municipio de Curumaní, el pasado viernes. Allí pudieron profundizar sus observaciones y las interrelaciones fundamentales entre estos 6 aspectos para la vida y el bienestar de la futura Zona de Reserva Campesina: por ejemplo, cómo el agua se ve o no afectada por la producción agropecuaria y el estado de los bosques, cómo las vías son o no un canal para la comunicación y el desarrollo o, por el contrario, si son factores de aislamiento y pobreza.

Las observaciones de la Expedición serán fuente fundamental para la formulación del Plan de Vida Campesino para el Perijá cuya construcción colectiva contará con el apoyo de un equipo de técnicos y profesionales de diversas disciplinas cuyos conocimientos serán también fundamentales para pensar en las soluciones mejores para la vida de sus habitantes.

Para recoger esta información y conocer el territorio, la Expedición Perijá atravesó durante 6 días ríos y quebradas, carreteras y trochas, bosques, fauna y flora, cultivos, viviendas, escuelas y puestos de salud de los municipios Pailitas, Chimichagua, Chiriguaná y Curumaní en el Departamento del Cesar.

Con el apoyo y la participación de las alcaldías locales, a veces en vehículos, a veces a pie, la expedición pasó por Bobalí, Guarumeras, Pailitas, La Unión, Los Higuerones, Babilandia, Casa del Zing, Santa Rosa, Morrocoya, Casa Blanca. Cada zona y cada vereda con sus paisajes, montañas y planicies, fuentes de agua y caminos, productos de pancoger, y escuelas en diferente estado, al igual que los puestos de salud.

Pero no sólo algunas vías intransitables, el intenso calor, el cansancio y el polvo dificultaron el recorrido. En la vereda El Refugio –conocida anteriormente como El Terror- la Expedición encontró incluso un pueblo fantasma -Los Llanos-, abandonado hace más de 10 años a causa del conflicto armado que azotó la región. Poco después, en La Y, que comunica a Palitas con la vereda Bobilandia (Chimichagua), los campesinos se vieron obligados a cambiar el recorrido previsto: advirtieron la presencia de actores armados.

Sobre las Zonas de Reserva Campesina

De acuerdo con el Incoder, la creación de Zonas de Reserva Campesina tiene como fundamentos legales el espíritu garantista de la Constitución Nacional, la Ley 160 de 1994 (disposiciones sobre Zonas de Reserva Campesina), el Acuerdo 028/1995 (Junta Directiva INCORA reglamentando Zonas de desarrollo empresarial y Zonas de Reserva Campesina), el Decreto 1777 de 1996 y el Acuerdo 024 de 1996 de la Junta Directiva del INCORA.

Los objetivos de estos territorios son controlar la expansión inadecuada de la frontera agropecuaria;  evitar y corregir fenómenos de inequitativa concentración o fragmentación antieconómica de la propiedad; la generación de condiciones para la adecuada consolidación y desarrollo sostenible de la economía campesina y de los colonos de escasos recursos;  regular la ocupación y el uso de las tierras baldías; facilitar la ejecución integral de las políticas de desarrollo rural; fortalecer espacios de concertación social, política, ambiental y cultural entre el Estado y las comunidades rurales de modo a  garantizar  su adecuada participación en las instancias de planificación y decisión local regional.