27 de marzo de 2024

Embonar, verbos pronominales, dar al traste

30 de enero de 2013
30 de enero de 2013

osorio efraim

Hace por ahí unos setenta y tres años empecé a leer frases tan interesantes como “Paco le toca la cola a la vaca”, “peine, peineta, pie”, y “mi mamá me mima”. Desde entonces es mucho lo que he leído, voluntariamente, muchas veces; otras, a la fuerza, por oficio. Sin embargo, nunca me había tropezado con el verbo ‘embonar’, de ‘en-‘ (‘-em’, antes de ‘be’ o ‘pe’), que indica ‘activación, inclusión o derivación’,  y ‘bueno’, hasta hoy, cuando leí en El Tiempo la siguiente frase de Sergio Muñoz Bata: “Al principio, la ideología conservadora del movimiento y sus planteamientos contra el gobierno, los impuestos, el gasto social y la inmigración parecían embonar con los principios de la plataforma republicana tradicional” (8/1/2013). Para el diccionario de María Moliner es un verbo anticuado, no así para el de la Academia de la Lengua, que lo define de la siguiente manera: “Embonar. Mejorar o hacer bueno algo. // 2. Rebozar, envolver en pan rallado o en harina un alimento para freírlo”. // 3. Mar. Forrar exteriormente con tablones el casco de un buque, para ensanchar su manga y darle más estabilidad”. Desusado o no, es un verbo transitivo, razón por la cual su complemento directo no pide ninguna preposición (en la muestra, ‘con’), con las excepciones conocidas que tienen que ver con la preposición  ‘a’. “…parecían embonar los principios de la plataforma republicana”, así, si el redactor quiso decir “hacer buenos los principios de la plataforma republicana tradicional”; si no, hay que cambiar el verbo, sin lugar a dudas. ¡A propósito!, El Tiempo, que se esmera por quitarles a los verbos transitivos la preposición ‘a’, cuando la necesitan para determinar su complemento, por ejemplo, “en la pasada Feria visitamos Manizales” por “visitamos a Manizales” (la forma castiza y armoniosa, a pesar de la enseñanza actual), la emplea innecesariamente, verbigracia, “…combatirá (la Central de Inteligencia para la Seguridad Ciudadana) a la delincuencia común de todo el país…” (Primera página, 13/1/2013). Obviamente, en este ejemplo sobra la preposición ‘a’, pero tal es la tendencia absurda de algunos de nuestros literatos y redactores. ***

No hace muchas lunas traté el tema de los verbos pronominales, y ya lo había hecho antes, muchas veces, pero es tan frecuente su empleo chueco, que me veo obligado a repetirlo hoy. Esto es que, por lo leído en su escrito, llegué a la conclusión de que el señor Carlos Alberto Correa Torres ignora su existencia, digo, la de los verbos pronominales, como se puede deducir de las siguientes muestras: “…del Pasto (…) desde nuestro punto de vista, destacan tres”; “Arias nunca ha consolidado…”; “Jiménez hace goles pero no consolida…” (LA PATRIA, “Otro punto de vista”, 7/1/2013). Cuando a los verbos transitivos no los acompaña el pronombre que los hace pronominales, conservan su carácter de transitivos, por lo que piden un complemento directo: En la primera oración, como no dice “se destacan tres”, la pregunta obligada es “¿destacan tres qué?”; en la segunda, “¿qué es lo que Arias nunca ha consolidado?”; por no decir “Arias nunca se ha consolidado”; y en la última, la misma pregunta, pero con Jiménez, que “nada consolida”, por no haber escrito “Jiménez hace goles, pero no se consolida”. Esperemos que el equipo sí ‘se consolide’, o que ‘consolide su fama internacional’ de equipo grande. ***

‘Traste’ es “cada uno de los resaltos de metal o hueso que se colocan a trechos en el mástil de la guitarra u otros instrumentos semejantes, para que, oprimiendo entre ellos las cuerdas, quede a estas la longitud libre correspondiente a los diversos sonidos”. Con esta acepción, la empleó Cervantes: “…halló don Quijote una vihuela en su aposento. Templola (…) y habiendo recorrido los trastes de la vihuela y afinádola lo mejor que supo…” (II, XLVI). Llaman también así a un vaso pequeño en que prueban el vino los catadores. Y, entre nosotros, a los ‘trastos de cocina’, que Álvaro Marín Ocampo define de la siguiente manera: “Componentes vitales del menaje doméstico, integrado por la batería de cocina y las vajillas, entre otros ‘cachivaches’ de primerísima necesidad, ya sean fabricados en peltre  sueco, en escueta loza o en aluminio proletario” (Voces Fatigadas).  Y es parte de la locución “dar al traste”, que el señor Carlos Marín enunció mal en la siguiente frase: “Esto va a dar un traste con los logros que han tenido en los Programas Departamentales de Bandas” (LA PATRIA, Línea Directa, 3/1/2013). “Dar al traste” significa “destruir, echar a perder o derrochar algo”. Al principio, según  el Vocabulario de Refranes, de Gonzalo Correas, se utilizó en la jerga marina: “Dar al traste. Es perderse la nave por dar en roca o en otro navío; de aquí se toman muchas frases, verbigracia, dar con ello, o, con todo, al traste”. La forma como el colaborador empleó el término estudiado ‘dio al traste’ con lo que quiso expresar. ***

INTERROGANTE: ¿Será el 2013 el año en el que La VEINTITRÉS recuperará su prístino estado, orgullo de los manizaleños?