27 de marzo de 2023
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Cuando la oposición es más por emoción

9 de enero de 2013

Algo similar ocurre en Pereira con el alcalde Vásquez. Todos sabemos que el enfrentamiento entre el actual alcalde y Juan Manuel Arango en las elecciones pasadas, fue un verdadero duelo a muerte en donde se creó un ambiente no tanto de confrontación como de guerra y de descalificaciones mutuas.

Por lo mismo, es lógico pensar que quienes quedaron a la vera del camino en materia de participación burocrática, se hayan lanzado nuevamente a la guerra, con el propósito de deslegitimar la obra que está realizando Vásquez al frente de la Alcaldía.

Porque es indudable que en materia de imagen, cuando se habla de los políticos, la capacidad comunicativa, la oratoria, juega un papel significativo y se podría decir que definitivo, en la medida que se juzga más desde la emoción que desde la razón.

Pero hay otro aspecto importante que puede medir la eficiencia de un administrador: sus obras. Y bueno es señalar que al alcalde ha estado al frente, con los congresistas, para gestionar los recursos que desde la nación se han comprometido para la remodelación del aeropuerto. Y el impulso que se le ha dado al Parque Temático, nadie lo puede negar, así como el apoyo que le ha dado a la Cámara de Comercio para la construcción del Centro de Convenciones. Y el arreglo de la malla vial, que  había quedado como si la ciudad hubiese sido bombardeada. Pero no hay duda que muchos ciudadanos consideran que la acción más importante y meritoria del alcalde fue el de haber removido de su cargo a la señora Noreña como directora de Aguas y Aguas, por las anomalías que en esa dependencia se estaban presentando. Un buen mensaje en el inicio de sus administración.

Queda una asignatura pendiente para al alcalde: el sistema de transporte urbano y la ocupación del espacio por parte de vendedores ambulantes. Y sospechamos que al menos el último, no se podrá cumplir mientras el desempleo tenga dos dígitos, mientras la agricultura no reciba la atención que requiere para parte del gobierno, mientras no se produzca un crecimiento industrial. Todo lo anterior determina un constante desplazamiento del campo a la ciudad, concretamente a Pereira, por aquello de que “Pereira lo tiene todo”.

Le decíamos a un candidato a la Alcaldía de Pereira que la solución a los problemas de la ciudad, pasaba por hacer inversión en los municipios de Risaralda y en el campo. Desafortunadamente no entendió el mensaje.