La quiebra de la caficultura
Los caficultores se han movilizado y expresado en diversas formas su quiebra y se han dirigido al gobierno para demandar apoyo oficial. Reclaman un precio interno de sustentación, rentable y remunerativo, que sea alivio para las deudas que los ahogan, respaldo para mejorar la tecnología y soporte para enfrentar la roya y la broca, entre otros problemas que padecen. La respuesta oficial ha sido indignante: entregar $28 mil millones para subsidiar con $2mil por arroba -que no llegarán a todos los caficultores- cuando el precio de la carga esté por debajo de $650 mil, que apenas es el costo de producción; ofrecer un seguro de cosecha y pensión para quienes deseen jubilarse. Todos los cafeteros de Colombia rechazan estas medidas, saben que son una burla a las peticiones presentadas.
La crisis afecta a los productores sin distingo. Tanto el 95% de ellos, minifundistas que con menos de cinco hectáreas producen el 60% del café, como el 5% restante, de medianos y empresarios que responde por el 40%, están al borde de la desaparición. La recolección de la presente cosecha, estimada en cuatro millones de sacos, se hará a pérdida. Tan sólo el costo de la mano de obra está absorbiendo más de la mitad del precio de venta del producto.
Sabemos que el interés principal de la política del actual gobierno es la explotación de los recursos mineros, energéticos y el petróleo y que la agricultura y la industria han pasado a segundo plano, a pesar de que sufran las consecuencias conocidas cuando cualquier país se dedica a ese modelo económico, y a que la recomendación general es trasladar parte de la “riqueza” fruto de esas bonanzas a los sectores afectados. El gobierno de Juan Manuel Santos se niega a hacerlo.
Es hora de una reflexión seria, profunda que vaya a la raíz del problema. El solo hecho de pensar que de esta actividad económica depende el bienestar de 500 mil familias colombianas, amerita cualquier esfuerzo. Mientras una población importante de Colombia esté sumida en la inminencia de una grave crisis, será demasiado difícil conseguir la paz, así el gobierno la pacte con las FARC.