El adiós a un gran señor
Fue un demócrata integro y así lo demostró a lo largo de su vida pública, como Senador de la República y Representante a la Cámara, constituyéndose en vocero natural de las causas sociales y populares, que lo identificaron como su líder y adalid.
A sus grandes cualidades como ser humano y a sus grandes méritos y a sus servicios prestados, el Dr. Gerardo Echeverry añade a su vida y ejecuciones, esa cualidad tan escasa en los momentos actuales, que no es más que el de la transparencia. En él vivieron a la par su permanente deseo de contribuir a un país mejor y trabajó para ello, colocando su vocación médica y su lucha política al servicio de los más necesitados y en muchas ocasiones rompiendo barreras institucionales propias de una burocracia miope e indolente.
Fue un ciudadano de méritos, serio, discreto, sencillo y agradable contertulio y un excelente y generoso amigo. Vivió la vida como los ciudadanos romanos y atenienses, como fiel exponente a la máxima: “Sé fiel a lo mejor que hay en ti mismo “.
Pudo haber sido un hombre de estado, por cuanto poseía la capacidad para imaginar, crear e imponer, cuestionar y librar batallas ideológicas, como la que lo sedujo al poner en duda los beneficios para la comunidad lo consagrado en la ley de seguridad social y a fè que le asistía toda la razón, si se compara la difícil situación por la que atraviesa la salud en Colombia.
Ninguna de aquellas negociaciones, capitulaciones, acuerdos de dudosa ortografía, inadvertencias, que parecen ser tributo y de moda en la actividad política, aún en las figuras más sobresalientes, halló cabida en la etapa de su trasegar político.
Los caldenses pudieron apreciar en él una fecunda existencia, alumbrada en su modestia de ambiente por un carácter y señorío, habiéndose constituido en una reserva moral de su partido y de la sociedad entera, al ser un insurgente permanente de la probidad y un defensor del decoro integérrimo.
Vivió una vida sencilla y austera, aún en la época en que su prestigio profesional lo habría autorizado para hacerse notorio, supo mantenerse alejado del mundo de las vanidades y del protagonismo.
Quien escribe estas líneas, tuvo el privilegio de contar con su amistad y consejo permanente, médico tratante y la fortuna de haber participado en su compañía en muchas batallas por la defensa de la democracia e ideales de partido .De allí el sentimiento por su definitiva ausencia.
Rendimos tributo a su memoria, y lo recordaremos como el dirigente estudioso, coherente, para quien la política y la administración pública eran vasos sagrados, demostrado en su periplo viviente.
Paz a su tumba y nuestras condolencias a su distinguida señora, hijos y allegados, a quienes les debe quedar el recuerdo de la fecunda y ejemplar vida de su esposo y padre, tocada ahora por la lumbre de los símbolos puros, como peregrino de la eternidad .
BOGOTÀ, OCTUBRE 30 DE 2012.
Columnas del autor
*Estado de Derecho o Estado Rodín
*La verdadera labor del político
*Preguntas que requieren respuestas
*Política social e intercambio humanitario
*¿Cuál democracia?
*Solo la verdad en la búsqueda de la paz
*Por el decoro y dignidad profesional del abogado
*La crisis del Estado e indiferencia ciudadana
*Se agitan tesis de revocatoria
*Reforma a la justicia: un compromiso institucional
*Santos y de la Calle, los ases para la paz
*La libre expresión y la paz como política de Estado
*A propósito de un fallo judicial