14 de julio de 2025

El adiós a un gran señor

30 de octubre de 2012

ferney pazFue un demócrata integro y así lo demostró a lo largo de su vida  pública, como  Senador  de la República y Representante a la Cámara, constituyéndose en vocero natural de las causas sociales y populares, que lo identificaron como    su líder y adalid.
A sus grandes cualidades como ser humano y a sus grandes méritos y a sus servicios  prestados, el Dr. Gerardo Echeverry añade a su vida y ejecuciones, esa cualidad tan escasa en los momentos actuales, que no es más  que el de la transparencia. En él vivieron a la par su permanente deseo de  contribuir a un país mejor y  trabajó para ello, colocando su vocación médica y  su  lucha política al servicio de los más necesitados y en muchas ocasiones rompiendo barreras institucionales propias de una burocracia  miope e indolente.
Fue un ciudadano de méritos, serio, discreto, sencillo y agradable contertulio y un excelente y generoso amigo. Vivió la vida como los ciudadanos romanos y atenienses, como fiel exponente a la máxima: “Sé  fiel a lo mejor que  hay en  ti mismo “.
Pudo haber sido un hombre de  estado, por cuanto poseía la capacidad para imaginar, crear e imponer, cuestionar  y librar batallas ideológicas, como la que lo sedujo al  poner en duda los beneficios  para la comunidad lo consagrado en   la ley de seguridad social y a fè que le asistía toda  la razón, si se compara la difícil situación por la que atraviesa la salud en Colombia.
Ninguna de aquellas negociaciones, capitulaciones, acuerdos de dudosa ortografía, inadvertencias, que parecen ser tributo y de moda  en la actividad política, aún en las figuras más sobresalientes, halló cabida en la etapa de su trasegar político.
Los caldenses pudieron    apreciar en él  una fecunda   existencia, alumbrada en su modestia de ambiente  por  un carácter y señorío, habiéndose constituido en una reserva moral de su partido y de la sociedad  entera, al ser un insurgente permanente de la probidad  y un defensor   del decoro  integérrimo.
Vivió una vida sencilla y austera, aún en la época en que su prestigio profesional lo habría autorizado para hacerse  notorio, supo mantenerse alejado  del mundo de las vanidades y del  protagonismo.
Quien escribe estas líneas, tuvo el privilegio de contar con su amistad y  consejo permanente, médico  tratante y la fortuna  de haber participado en su compañía en muchas  batallas por la defensa de la democracia e ideales de partido .De allí el sentimiento por su definitiva  ausencia.
Rendimos tributo a su memoria, y lo recordaremos como el dirigente estudioso, coherente, para quien la  política  y  la administración pública eran  vasos sagrados, demostrado en su periplo viviente.
Paz a  su tumba y nuestras condolencias a su distinguida señora, hijos  y  allegados, a quienes les debe quedar el recuerdo de la fecunda y ejemplar vida de su esposo y padre, tocada ahora por la lumbre de los símbolos puros, como peregrino de la eternidad .

BOGOTÀ, OCTUBRE 30 DE 2012.

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