28 de marzo de 2024

«Mi querida enemiga», una novela bien escrita

7 de septiembre de 2012
7 de septiembre de 2012

jose miguel alzate En la obra del escritor oriundo de Filadelfia se advierte, desde el principio, un narrador en primera persona que le comunica al lector, en un lenguaje con contenido erótico, esas sensaciones extrañas que el personaje vive cuando sale a recorrer las calles de Pereira – la ciudad que se convierte en el espacio geográfico de la novela – para encontrarse con su hermana Frida. En esta novela se descubre un narrador fornido, que sabe cómo utilizar los recursos del lenguaje para imprimirle ritmo a la narración.  Es decir, esta escrita en un lenguaje fresco, que por su calidad narrativa induce a leerla.

Félix Antonio Mendiguren Marmolejo, el ingeniero que hereda de sus mayores una cantera que le permite darse una vida de conquistador empedernido, es un personaje de complejidades sicológicas.  En esa narración que hace de momentos intensos en las relaciones de pareja, el personaje narrador se adentra en los conflictos humanos para contar una historia que si bien no tiene eso que José Miguel Oviedo llamaba momentos de intensidad dramática, logra entretener al lector por la calidad de la narración, y por ese erotismo de excelente factura que asoma en sus páginas.  En esta obra Julián Chica Cardona demuestra que tiene el talento literario suficiente para escribir una novela de mayor profundidad temática, donde invente ficciones arraigadas en la realidad.

“Mi querida enemiga” es una narración más bien lineal, sin aportes novedosos desde el punto de vista estructural, donde la técnica cede ante el encanto del lenguaje. Pero, eso sí, es una novela muy bien escrita, donde el autor alcanza instantes de esplendidez literaria. Julián Chica Cardona logra seducir al lector con una narración ajustada a parámetros estéticos. Hay momentos en la novela donde se revela esa capacidad del autor para construir frases efectistas, con contenido artístico. Aunque peca un poco en el dequeísmo, sobre todo porque omite el “de” cuando el “que” lo requiere para darle casticidad a la frase, la prosa no pierde encanto literario. El escritor sabe condensar las palabras para construir párrafos bien logrados. Se vale de metáforas para darle al relato consistencia poética.

El título de la novela de Julián Chica Cardona hace pensar en una historia donde confluyen personajes que en determinado momento se van a enfrentar para arreglar sus diferencias. Como nombre, “Mi querida enemiga” le vende al lector una idea falsa. Todo porque lo que sucede al interior de la novela no es expresión rotunda de conflictos personales. ¿Quién puede ser la querida enemiga a que hace referencia el título? El lector no lo descubre fácilmente. Los personajes femeninos tienen en la novela una connotación más bien freudiana. ¿Se podría pensar que es Frida, la hermana del personaje narrador, la enemiga? No hay momentos en la historia narrada que marquen a este personaje femenino dentro de ese contexto. Es decir, el rostro de la enemiga no se advierte en el relato.

En “Mi querida enemiga” no se encuentra el lector con una novela donde se trabaje con interés eso que James Joyce llamó alguna vez nudo, desarrollo y desenlace. ¿La razón? A la obra le hace falta hilo argumental. Además, no son muchos los personajes que en la historia cobren vida propia. Por ejemplo, la novela se queda corta cuando el personaje narrador cuenta cómo se encontró en el avión con una hermosa rubia que lo conquista para, después de darle escopolamina, apoderarse de sus pertenencias. El relato, no obstante tener aristas interesantes, deja muchos hilos sueltos. La técnica de contar desde otro segmento de la narración la forma cómo fue dejado abandonado no es convincente. Como no lo es la relación del protagonista con la hija de su amante.

En “Mi querida enemiga” los diálogos tienen contundencia verbal. Sin embargo, la novela adolece de eso que Mario Vargas Llosa califica, en “Cartas a un joven novelista”, como poder de persuasión. Todo porque lo único extraño que vive el protagonista es haber sido víctima  de una mujer que, después de seducirlo, lo despoja de sus objetos de valor. En la narración de este suceso, Julián Chica Cardona no utiliza todas sus destrezas narrativas. Además, la historia de Frida cuando, al final de la novela,  se cree que va a tener con el hermano una relación incestuosa, se corta abruptamente cuando aparece en el cuarto la amante. Del autor de “Mi querida enemiga” debe esperarse, en un futuro, una novela donde despliegue todo su talento como narrador. En su alma habita un excelente escritor.