Se prevé que hay cuatro millones de desplazados y 400.000 refugiados colombianos
La portavoz de Acnur para la Región Andina, Francesca Fontanini, indicó que los mayores receptores de ciudadanos colombianos son Ecuador, con casi 56.000, Estados Unidos con 25.000, Costa Rica con 12.000, Venezuela con 3.000 y Panamá con 1.200, según Acnur.
Los demás se reparten en Europa, resto de Iberoamérica y Australia.
«Son cifras oficiales, pero se estima que son muchos más», indicó Fontanini con motivo del Día Mundial del Refugiado, que se conmemora este miércoles.
El drama
Acnur cifra el número de colombianos que ha abandonado el país, empujados por la violencia y las amenazas, en más de 390.000, entre registrados o legales y aquellos que no tienen papeles pero que esta organización los considera como refugiados.
A estos se suman otros 60.000 solicitantes de asilo.
La portavoz también habló de «los casi cuatro millones de desplazados forzosos» al interior de Colombia reconocidos por el Gobierno, un dato que algunas Ong, como la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (Codhes), eleva a cinco millones.
«Ese desplazamiento interno coloca a Colombia como protagonista de una de las graves crisis humanitarias a nivel mundial, junto a Sudán y otros países de Oriente Medio», resaltó Fontanini.
Sobre la población refugiada, subrayó el caso de Ecuador, donde hay «56.000 asilados y el 98 por ciento son colombianos», cuya mayoría, en torno al 70 por ciento, «son mujeres y niños».
Estos datos representan a los registrados legalmente, pero los cálculos de Acnur apuntan a que en Ecuador estarían afincados unos 115.000 ciudadanos del país vecino, la mayoría clandestinos.
Esas cifras se argumentan en que cada mes atraviesan la frontera hacia Ecuador entre 1.300 y 1.500 personas, la mayoría procedente de los departamentos de Cauca y Valle del Cauca, donde se ha acrecentado la violencia en el último año, sobre todo en ciudades como Buenaventura y Tumaco, ambas bañadas por el Pacífico.
Adicionalmente se está «asistiendo a un nuevo fenómeno», alertó la portavoz, quien explicó que los colombianos ya no se quedan al otro lado de la frontera sino que buscan refugio en las ciudades y por ello están llegado de forma masiva a Guayaquil, Quito y Cuenca, que acogen al 60 por ciento de los colombianos huidos.
Los motivos que llevan a estas personas a dirigirse a las urbes son «su falta de confianza en que la situación de su país vaya a mejorar o porque han sufrido una experiencia tan traumática que no quieren volver. Además para acceder a sus derechos de registro deben ir a las ciudades», según la funcionaria italiana.
A eso se suma que las zonas urbanas ofrecen más oportunidades económicas, lo que ha llevado a que Guayaquil, en el sur de Ecuador, ya cuente con 3.000 asilados colombianos.
Además, las fronteras implican una mayor inseguridad para las víctimas de la violencia, ya que allí hay una importante presencia de grupos armados ilegales y en muchos casos prosiguen las amenazas.
Otras zonas
Eso ocurre en Ecuador, pero también en Venezuela, donde hay 3.000 refugiados legales, pero los clandestinos podrían sumar más de 150.000, según datos remitidos por la oficina de Acnur en el estado de Táchira, fronterizo con Colombia.
Y en el caso de Panamá, con 1.200 asilados, el descontrol es aún mayor por la espesa jungla que separa ambos países en el estrecho del Darién, donde desde hace más de diez años están varados 850 colombianos que huyeron tras famosas matanzas perpetradas en el departamento de Chocó, como la de Bojayá, en 2002.
Esas personas, una buena parte indígenas, han habitado durante años ocultos entre los manglares del Darién, y han logrado en los últimos meses el estatus de asilados.
«Finalmente podrán moverse legalmente por Panamá, tendrán acceso a la salud y a la educación», afirmó Fontanini, al calificar ese hecho como «un gran paso» dado por el Gobierno panameño.
El gran aluvión de refugiados y desplazados forzosos no parece detenerse, ya que éstos se mueven de acuerdo a la dinámica que va adquiriendo el conflicto armado en Colombia, apuntó el Acnur.