29 de marzo de 2024

En la Unión Europea crece la desconfianza

28 de junio de 2012
28 de junio de 2012

albeiro valencia llano Los europeos todavía no saben cómo solucionar la terrible crisis económica que se inició en 2008, y miran con pánico lo que pueda suceder con el euro. Muchos recuerdan que la llegada de la moneda común les permitió financiarse a unas tasas de interés muy bajas. En España todo fue una fiesta; se endeudaron, gastaron, despilfarraron y después se reventó la burbuja inmobiliaria y les cayó la catástrofe. Hoy los excesos se pagan con desempleo, rigor fiscal y con el brusco desplome del nivel de vida.

Pero sobre los españoles llovieron todas las plagas: el índice de desempleo juvenil (entre 17 y 25 años) es del 48 %; 5,6 millones de personas están sin trabajo, lo que significa el 25 % de la población. Ante el desespero los profesionales y especialistas buscan la migración como la única solución; desde que empezó la crisis han salido 300.000 españoles, hacia Alemania y América Latina.

Parece que España necesitaba un “rescate” porque estaba al borde de una cascada de mayores desgracias. Los bancos españoles tienen serios problemas debido al financiamiento de la propiedad raíz, por la burbuja que se reventó hace cuatro años; como consecuencia, y ante el pánico, los retiros del sistema financiero superan los  100 mil millones de euros y los bancos necesitan recapitalizarse. En este punto el gobierno español logró el apoyo de los ministros de finanzas de los países más fuertes, dirigidos por Alemania; pero aquí no terminan sus desventuras.

El “rescate” de España

La Eurozona aprobó (9 de junio) concederle a España un crédito hasta por 100 mil millones de euros para recapitalizar su sector bancario; al respecto el ministro alemán de finanzas aseguró que habrá una troika integrada por la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo, para supervisar la reestructuración del sector bancario. Esta “ayuda” o préstamo se conoce con el nombre de “rescate”, porque es un crédito a un determinado plazo con el fin de tapar los agujeros producidos por la insolvencia.

Tan pronto se conoció el plan de ayuda de Europa a la banca española hubo júbilo y optimismo en los mercados, subieron las principales bolsas europeas, pero a las pocas horas llegó la desconfianza y las bolsas terminaron a la baja ¿Las razones? Los inversionistas se preguntaron por el colchón real del préstamo en un entorno con una economía  bastante pobre. Para calmar los ánimos el gobierno español argumentó que el préstamo es suficiente para cubrir los activos riesgosos de la banca y que esta ayuda financiera no empeoraría el volumen de la deuda pública.

Como no se conocían detalles del “rescate” europeo a la banca se pasó rápidamente del optimismo a la incertidumbre; y, para rematar, la firma Fitch Ratings rebajó la calificación de la deuda a largo plazo de los bancos Santander y BBVA. Y después castigó la calificación de otros 18 bancos españoles.

La “ayuda” de la Unión Europea

Pero como nada es gratis la Unión Europea (UE) advirtió que ese dinero es algo más que un préstamo y que además de ser devuelto con intereses exige reformas para el sistema financiero, que serían supervisadas por la “troika”. Y el responsable de Asuntos Económicos y Monetarios de la UE, el español Joaquín Almundia, afirmó: “Quien da dinero nunca lo da gratis, quieren saber que hacen con él”. Ante las inquietudes advirtió el ministro de Economía, Luis de Guindos, que “el gobierno español sigue comprometido con el programa de consolidación fiscal y reformas estructurales con que España ganó la confianza de sus socios europeos”; agregó que vendrán días de “enorme tensión” en los mercados.

España es la cuarta economía de la Eurozona y el presidente Mariano Rajoy prefiere rescatar los bancos y no el país; en esta dirección Bruselas ofreció a España un programa de asistencia financiera para sus entidades de crédito, con el fin de reforzar su estructura de capital ¿Pero cómo afectará el rescate a los ciudadanos? Se aseguran los depósitos que los clientes tienen en los bancos; habrá menos utilidad para los accionistas de bancos y entidades financieras y se rebaja el sueldo de los ejecutivos; pero lo más grave para el pueblo serán las medidas de consolidación fiscal: el recorte de gastos y el aumento de impuestos. Sobre el tema Bruselas tiene algunas medidas bastante drásticas, como elevar la recaudación del impuesto de consumo (IVA), retrasar la edad de jubilación y eliminar los subsidios por compra de vivienda. Después llegarán otras exigencias, como sucedió con Grecia y con los otros países rescatados.

Recortar el gasto mientras la economía está en recesión es una estrategia contraproducente, porque se agrava la depresión. En este punto la oposición critica severamente a Rajoy, pues pedir asistencia financiera significa aumentar la deuda, lo que convierte a España en un país más vulnerable.

Las elecciones en Grecia, un nuevo aire

El pasado 17 de junio los partidos pro euro lograron la mayoría en el Parlamento griego: Nueva Democracia, partido conservador de Antonis Samaras se alzó con la victoria, seguido de la coalición de izquierda radical Syriza. Lo anterior significa que Nueva Democracia y los socialdemócratas (Pasok), partidos que durante 10 años maquillaron las cuentas en Grecia y que después condenaron al pueblo a la exagerada política de austeridad, podrán formar un gobierno de coalición para permanecer en la Eurozona. De este modo los griegos votaron por la moneda única y por Europa, asustados por los banqueros quienes los habían amenazado con el derrumbe del sistema financiero si salían del euro.
Después de las elecciones los ministros de finanzas invitaron a Grecia a formar un gobierno que tome las riendas del programa de ajustes y reformas, para seguir con las medidas de austeridad para el pueblo; como consecuencia regresarán las manifestaciones de los indignados.

¿Qué sigue para Europa?

Los “rescates” no solucionan los problemas de credibilidad pues el pánico se apoderó de los mercados; los políticos no quieren reconocer que el sistema financiero europeo está quebrado y que las actuales medidas, basadas en la nacionalización de los bancos y en el endeudamiento de los estados, sólo prolonga la agonía.

Como no hay crecimiento económico el único modo de pagar los intereses de la deuda de los países es reduciendo servicios sociales, bajando pensiones, aumentando impuestos y disminuyendo el gasto público; y con los “rescates” crecerá la deuda. Así, el mundo está pendiente del futuro de la UE y ya se habla del punto de no retorno.