Una nueva cenizada baña la ciudad
Hacia las tres y siete de la madrugada del 29 de mayo de 2012, los científicos del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Manizales advierten una actividad inusual para un nivel de alarma amarillo que venía mostrando el volcán en las últimas semanas. La señal observada se interpreta adecuadamente en términos de decisiones que continúan en el escenario del Comité de Emergencias, liderado por el gobernador y acompañado para este primer momento por el alcalde de la ciudad.
Las decisiones se comunican al Tolima que también emprende acciones paralelas y coordinadas, como iniciar los procesos de evacuación de los diez primeros kilómetros en el entorno del cráter Arenas y las zonas riberreñas de los ríos que drenan por ambos costados de la cordillera a partir del volcán hasta el Cauca y el Magdalena. Aún más, se discute el nivel de alerta concluyéndose la necesidad de avanzar al estado naranja, nivel que se interpreta como una probable erupción en términos de días o semanas y para el cual las actividades ciudadanas pueden continuar de forma regular. Así y todo se declara en emergencia el sistema hospitalario vecino a las zonas de alto riesgo en los centros poblados por donde los ríos que descienden del nevado comportan amenaza.
Igualmente las autoridades aeroportuarias del Eje Cafetero suspenden 18 vuelos comerciales en Manizales, Pereira y Armenia y otros de carácter particular en el Santa Ana de Cartago, toda vez que la contaminación atmosférica de las rutas aéreas se constituye en factor de riesgo para las naves aéreas, ya por su efecto de esmeril sobre las cabinas o para el funcionamiento de motores a combustión, incluso para la estabilidad de las naves en la pista.
Pero la situación se acompaña también de declaraciones de los mandatarios y de las autoridades vulcanológicas, claras, oportunas y precisas, a pesar de que algunos ciudadanos seguramente por desconocimiento de la materia se encontraban atemorizados. Al respecto los medios de comunicación paliaron esa dificultad con un ejercicio periodístico robusto y maduro tanto en la prensa hablada y escrita como en los medios de televisión local.
El profesor Gonzalo Duque de la Universidad Nacional, colaborador de este medio, subrayó el buen desempeño del Observatorio recordando que no se trata solamente de un volcán eficientemente instrumentado sino también de unas personas con 25 años de experiencia y calificados servicios en bien de la comunidad donde incluso algunos de sus miembros han perdido la vida en tareas de vigilancia e investigación volcánica. También aplaudió el buen manejo que hizo la autoridad de esa información suministrada por el Observatorio pero al tiempo recordó que desafortunadamente en los años precedentes se ha perdido un tiempo valioso en materia de planificación de zonas de riesgo volcánico, invitando al tiempo a que los nuevos planes de ordenamiento territorial incluyan este factor, extendiéndolo incluso a la amenaza sísmica y al tema de los eventos hidrogeológicos en un escenario de cambio climático con mayor incidencia para la sociedad.