Sin dignificación de la profesión docente difícilmente habrá mejoramiento en la calidad educativa
Este aumento correspondiente al 5% tiene efectos fiscales que aplican desde el primero de enero de 2012 y busca actualizar las asignaciones salariales de los docentes acorde con el comportamiento de la inflación de 2011, como ha sido la tendencia en los últimos años. Con este incremento salarial, como lo ha venido sosteniendo el Senador Avellaneda, el Gobierno Nacional queda en deuda con los y las maestras colombianos, desconociendo el necesario proceso de dignificación de la profesión docente, que en materia laboral contrasta con los incrementos de la economía (5,9%[ii]), las ganancias de las empresas (32%[iii]), del sector financiero, particularmente de los bancos (17,9%[iv]) y aún con el salario de los demás trabajadores del sector oficial.
Pretender ligar este aumento salarial, inequitativo por demás, como factor aislado en la política de mejoramiento de la calidad educativa, es un despropósito. En efecto, en el país si se siguen concentrando los esfuerzos en la garantía del acceso educativo y desarrollando programas ligados a los fríos indicadores cuantitativos, que exige la eficacia en la asignación de recursos y los criterios economicistas aplicados a la garantía de los derechos, sin evaluar los impactos reales que en materia cualitativa se tiene para el mejoramiento de la calidad, se convierte en una pérdida y dispersión de recursos que es necesario evaluar.
La implementación de programas como “Todos a aprender”, sin seguimiento y evaluación de impacto de los mismos, como ha sido constante en los gobiernos, no conduce sino a la improvisación, aún más si en la estrategia de mejoramiento de la calidad educativa, se desatienden las necesidades que el cuerpo docente tiene en materia de formación y cualificación integral, más allá de procesos aislados en matemáticas y lenguaje como actualmente se desarrolla.
De otro lado, destaca el hecho que el Senador Avellaneda envío una carta a la Ministra de Educación, en la que le solicita cumplir con el aumento del 8% para los docentes regidos por el Decreto Ley 1278 de 2002, así como la nivelación salarial de los maestros y maestras que se encuentran cobijados por el Decreto 2277, respecto a los demás empleados públicos.
Finalmente, el Ministerio de Educación Nacional ha expresado que “El país necesita que los docentes y directivos docentes se comprometan en el cumplimiento de su función educativa para lograr los propósitos de una educación de calidad, el camino para la prosperidad”[v].
Esta lamentable afirmación no puede pasar por alto, simplemente porque desconoce de manera indignante, los esfuerzos que a diario ellos hacen en materia de innovación y desarrollo pedagógico, a pesar de las lamentables condiciones laborales, que no solo salarialmente afrontan y que se reflejan en ejercicios de aprendizaje sin recursos físicos como material didáctico, textos escolares, instituciones escolares a punto de derrumbarse, sin dotación, sin tableros, sin posibilidad de sacar fotocopias, por decir lo menos. La señora Ministra debería dejar de ver a los maestros como el problema y hacerlos parte de la solución.