La tributaria, ideas sin texto
Con la divulgación, el ministro Echeverri espera crear un amplio foro de discusión y retroalimentación. Sin embargo, al presente, el Gobierno no le ha presentado al país un texto en que se detalle la propuesta.
Por ahora, las presentaciones y las entrevistas del funcionario contienen un conjunto de anuncios y propósitos deseables, y de propuestas amplias y diagnósticos llamativos que, en principio, parecen razonables y que, en general, recogen los principales problemas y diagnósticos que los especialistas han advertido.
A la reforma, el Gobierno la denomina ELISSA, nombre que recoge los propósitos de la misma: equidad, limpieza, simplicidad, seducción y adaptación a estándares internacionales. De todas formas se insiste en que la filosofía central de la propuesta es la equidad.
Resulta pertinente que la reforma tributaria se dirija a reducir la inequidad, pues Colombia ocupa el séptimo lugar entre los países del mundo con mayor desigualdad. Además, la política fiscal tiene, como lo sostiene el Banco Mundial, un alto potencial para afectar este fenómeno, pues la política fiscal está en capacidad de establecer un sistema tributario más progresivo y un gasto público más focalizado.
Entre los cambios que propone el Gobierno está la reducción, de 33 a 27 por ciento, en la tarifa de renta para las empresas. Si los socios de éstas, como personas naturales, quieren retirar los dividendos, deberán pagar un cuatro por ciento adicional.
También habrá disminuciones en las tarifas de las ganancias ocasionales, en el impuesto a las herencias y en los anticipos y las retenciones. Se eliminarán algunos beneficios que hoy tienen las rentas de las personas naturales. Otros se modifican y unos pocos se mantienen. Las rentas en los negocios agropecuarios tendrán un tratamiento especial.
En lo relativo al IVA se propone un sistema mucho más simple, con sólo tres tarifas. Este es un asunto en el que hay consenso entre los especialistas y en el que se debe actuar.
Lo que genera discusión es el posible cobro del IVA a algunos productos de la canasta familiar que, necesariamente, afecta con mayor fuerza a los hogares de más bajos ingresos en donde estos bienes representan una parte fundamental del gasto.
Aunque el Ministro se refiere a los altos niveles de informalidad que prevalecen en el país, no hace alusión alguna a qué va a pasar con los parafiscales que, como lo han mostrado diversos estudios, explican, en buena parte, la existencia de este fenómeno.
Incomprensiblemente, el Gobierno no ha divulgado los efectos y las mejoras que, gracias a la reforma propuesta, se van a tener en la equidad y el recaudo.
Es de esperar que en la discusión de la reforma el Congreso no se deje llevar por los poderosos intereses particulares y gremiales que, a través de un sofisticado cabildeo, se mueven en estas oportunidades para mantener u obtener nuevos privilegios.
Ojalá prevalezca el bien general para que Colombia cuente con un sistema tributario adecuado y progresivo que, sin afectar la dinámica de los negocios, asegure la reducción de la inequidad.
El Colombiano/Editorial