La Cumbre de las Américas sin Cuba
Estas cumbres surgieron en Miami, en 1994, como una plataforma política para el desarrollo del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), proyecto de Estados Unidos para el control económico de la región. Pero en 2005, en Mar del Plata, los presidentes Hugo Chávez y Néstor Kirchner, con apoyo de otros gobiernos amigos, enterraron el ALCA.
Hoy la VI Cumbre tiene un picante especial porque el 5 de febrero el presidente de Ecuador, Rafael Correa, propuso a sus colegas de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), marginarse de la cita hemisférica si Cuba no era invitada. Esto puso al presidente Santos en una incómoda situación pues estamos hablando de 9 naciones que conforman la organización de integración regional más diversa de América Latina: Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Honduras, Antigua y Barbuda, Ecuador, San Vicente y las Granadinas. Ante la posición de los países del Alba el Presidente Santos, que se está jugando su prestigio como anfitrión y líder latinoamericano, realizó una visita relámpago a Cuba para apagar el conato de rebelión.
Un pedazo de la historia de Cuba
El 30 de abril de 1948 se reunieron en Bogotá los representantes de 21 países de América para adoptar la carta de la Organización de Estados Americanos (OEA), en la que se comprometieron con metas comunes y a respetar la soberanía de cada uno. Pasaron los años, y el primero de enero de 1959, la revolución guerrillera dirigida por el joven abogado Fidel Castro, triunfó en Cuba; el nuevo gobierno realizó la reforma urbana e inició la transformación del sector agropecuario, sin antecedentes en el continente, que afectó directamente los ingenios azucareros estadounidenses.
Pero llegaron las represalias. En junio de 1960 las refinerías inglesas y norteamericanas se negaron a refinar el petróleo que llegaba de la Unión Soviética y, como respuesta, el gobierno cubano las expropió. Por su parte Estados Unidos suspendió la cuota de importación del azúcar cubano, pero estas compras fueron asumidas por la URSS. Como consecuencia Cuba fue acomodando su economía hacia el campo socialista, en plena Guerra Fría. La crisis se agudizó porque los cambios políticos que sucedían en esta pequeña isla, tan cerca del país más poderoso del mundo, inquietaban a sus organismos de inteligencia y al presidente John Kennedy. Ante los hechos el gobierno de Estados Unidos dio el visto bueno para invadir la isla, por medio de un ejército de mercenarios entrenados y armados por la CIA.
Así, el 15 de abril de 1961, ocho aviones B-26 con bandera cubana en el fuselaje, bombardearon tres aeropuertos militares y destruyeron cinco aviones. Dos días después desembarcó un ejército conformado por más de 1.300 hombres, en Playa Girón (Bahía de Cochinos); venían escoltados por dos buques. Pero el día 18 de abril se inició la contraofensiva en la que se utilizó artillería que había sido suministrada por la Unión Soviética, pues ya se venía esperando una invasión desde los Estados Unidos. Esta operación fue una vergüenza y una catástrofe para el presidente Kennedy, pues el ejército de mercenarios tuvo más de 100 bajas y 1.189 prisioneros. Como consecuencia Fidel Castro proclamó que en la isla avanzaba un proceso hacia el socialismo. En estas condiciones el gobierno de Estados Unidos intensificó el bloqueo económico: Cuba perdió a sus proveedores de productos industriales y de repuestos para su parque industrial y de transporte.
Más tarde, el 31 de enero de 1962, en la VIII reunión de la OEA, en Punta del Este, Uruguay, se aprobó la Resolución Sexta que dice: “La adhesión de cualquier miembro de la OEA al marxismo-leninismo es incompatible con el Sistema Interamericano y, como consecuencia, se excluye al actual gobierno de Cuba de su participación en la OEA”. La mayoría de los países votaron la expulsión de Cuba movidos por los estímulos económicos que ofrecía la Alianza para el Progreso. Por ejemplo Colombia empezó a disfrutar de la “generosa política de empréstitos” y se convirtió en la vitrina de la llamada “Revolución del Desarrollo”.
Los tiempos cambiaron y también los gobiernos y, el 3 de junio de 2009, en la Asamblea General en Honduras, se logró un acuerdo para la reinclusión de Cuba; pero el gobierno cubano, en la persona de Fidel Castro ha repetido que no desea retornar a la OEA.
La jugada del presidente Santos
El gobierno de Cuba quería que lo invitaran a la Cumbre de las Américas y cuando aparecieron las presiones del presidente Rafael Correa y de los países del Alba, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, planteó que la isla no hace parte de la OEA y no tenía cabida en la Cumbre, a no ser que se produjera una invitación de Colombia y que aún no tenían noticias de que esto fuera a suceder.
En este punto se produjo el viaje relámpago del presidente Santos a Cuba; en la isla se entrevistó con Chávez y con Raúl, pero no se le vio con Fidel ¿Cuál era la razón de su viaje? Se rumora que fue una visita de cortesía, para suavizar las asperezas ante la posición del gobierno de los Estados Unidos. Por eso dijo en forma diplomática: “Como hemos dicho desde un principio este es un tema que requiere de un consenso, que infortunadamente no hemos logrado encontrar”, y agregó que “en estas circunstancias es muy difícil extender una invitación a Cuba”.
El papel del presidente Obama
Desde hace varios años se vienen debilitando las relaciones entre Estados Unidos y América Latina; algunos presidentes han soñado con la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), buscando una integración parecida a la Unión Europea. De otro lado poderosos países emergentes como China, Rusia e India, le han venido arrebatando mercados en su tradicional “patio trasero”. Por estas y otras razones el poderoso país, hoy en crisis, no se puede dar el lujo de seguir alimentando un bloqueo económico y político contra Cuba. Esto ha sido claro para Obama quien durante su primera campaña política prometió una relación diferente con América Latina y el Caribe; planteó el cierre de la base de Guantánamo y habló de revisar el bloqueo a Cuba. Pero el presidente de Estados Unidos se encuentra en campaña electoral para su reelección y cuenta mucho el voto de los exiliados cubanos.
Al respecto anotó el canciller cubano, Bruno Rodríguez, con mucha claridad que “todos comprendemos que una eventual invitación a Cuba, tal como lo ha explicado el presidente colombiano, depende del consenso. Todos entendemos que el consenso para este tema quiere decir la autorización de Washington”. Y agregó que el gobierno norteamericano sigue insistiendo en “una vieja política fracasada, que ha durado 50 años, que no funciona, y que alguien debería pensar en revisar”. Por su parte el presidente Santos se comprometió a plantear la participación de Cuba en la próxima cumbre, para evitar la incómoda y espinosa situación que tuvo que lidiar.
Los temas gruesos de la VI Cumbre
Los grandes temas de discusión serán la integración de las Américas, los desastres naturales, el acceso y utilización de la tecnología, la seguridad, las drogas y Cuba; estos dos últimos temas se robarán buena parte de la atención. La exclusión de Cuba generó un amplio sentimiento de rechazo porque ha cambiado la correlación de fuerzas y existen otros bloques regionales más democráticos, pugnando por abrirse espacio en el continente.