EL MITO DE LAS ENCUESTAS
El gobierno de turno y el Dane se inventan una nueva metodología para hacernos creer que los pobres de Colombia son cada vez menos.
Un aparente resultado exitoso de las políticas públicas.
Sin embargo, esta institución es considerada un apéndice del mismo Gobierno; para que tuviera real credibilidad debería tener la misma estructura del Banco de la República, garantizando así su independencia.
El bajón de popularidad tuvo su efecto: al día siguiente, en la pantalla chica, el Presidente anunció casas gratis para cien mil familias sisbenizadas.
Lo que se deduce de la actitud de Santos es que el suyo es un gobierno que cabalgará sobre las encuestas.
Eso no es lo mejor para un estadista, más aún si reconocemos que las encuestadoras incurren también en equivocaciones.
Sería más acertado que el gobierno contratara empresas acreditadas para que evalúen su gestión y, sin shows mediáticos, anuncie los cambios de rumbo en su política social.
Es posible que la promesa sobre las casas gratis revierta la baja popularidad, de ser cierta la encuesta.
Sin embargo, quedan preguntas: ¿de dónde saldrá la plata, considerando que las finanzas del Estado van a quedar vaciadas con sólo atender el desastre invernal? ¿Habrá plata para esto también, aún cuando la restitución de tierras para víctimas del conflicto apenas se pone en marcha, otra promesa que le cuesta billones de pesos al Estado?
El panorama no es alentador. Por un lado agudiza la crisis de la salud; los estudiantes preparan su reforma y la discusión por el tema pensional promete estar como para alquilar balcón.
Ello sin hablar de la tan mencionada rebaja del valor de la gasolina.
Y es que es evidente que un anuncio tal no pasó por la reflexión política que requiere. Toda esta situación supone una lección para el gobernante de turno.
Es necesario un escrutinio juicioso sobre aquello que indican las percepciones de popularidad.
No hay que abrumarse por las encuestas. ¿Tiene credibilidad un presidente que sale a decir que va a favorecer a los pobres cuando todavía no se habían terminado de publicar las encuestas sobre su baja popularidad?
Mal hacen los asesores presidenciales al aconsejarle semejante show mediático.
Lo hacen ver vulnerable a la presión. Basta recordar el paro de camioneros o la reforma educativa, que Santos se había comprometido llevar hasta el final y luego ordenó retirarla ante la fuerza que tomó el movimiento estudiantil.
Santos es un estadista hábil, así que debería confiarse de su olfato y saber que no debe guiarse por encuestas. Lo que debe buscar es las causas de la pobreza del país que comanda. Al fin de cuentas, con ello resuelto, las promesas tendrán verdadero asiento en el futuro.