Cooptar, haya; mantener-se, concentrar-se, adivinanzas
Natalia Springer, columnista de El Tiempo, desea que el nuevo Fiscal General de la Nación “deshaga agravios, enderece entuertos, enmiende sinrazones, satisfaga deudas, y socorra viudas y doncellas en apuros”, en otras palabras, que encarrile esta descarrilada Justicia nuestra; y que se llame, no don Eduardo del Monte Alegre, sino el Caballero de los Espejismos o el de las Cuentas Alegres. Sin embargo, no es de los sueños quijotescos de la periodista de lo que quiero hablar, sino de estas sus dos frases textuales: “…pero ha sido materialmente incapaz (la justicia colombiana) de ir tras las mafias que cooptaron el Estado y sus capos”; “Propone (Montealegre) el desmantelamiento de la mafia que cooptó al Estado hasta llegar a las más altas esferas del poder” (25/3/2012). Vale decir, que el Estado, las mafias y sus respectivos ‘capos’ se cooptaron mutuamente, que es lo mismo que afirmar, de acuerdo con la definición de ‘cooptar’ (verbo asentado en El Diccionario apenas durante la segunda mitad del siglo XX), que todos, la mafia, el Estado y sus ‘capos’, trabajaban en la misma entidad: en efecto, ‘cooptar’ es “llenar las vacantes que se producen en el seno de una corporación mediante el voto de los integrantes de ella” (El Diccionario). ¡Tamaña acusación! Pero, si no fue ésta su intención, porque no consultó el diccionario, tal vez quiso decir, según la etimología del verbo, que las mafias, el Estado y sus respectivos ‘capos’ unieron voluntades para escoger un mismo torcido fin. ¡Otra acusación nada despreciable! O, inspirado en la caridad cristiana, pienso que nada de eso quiso decir, ¡ni riesgos!, simplemente, que se equivocó de verbo… Entonces, ¿cuál debió escoger? ¿Amangualarse? ¿Confabularse? ¿Conchabarse? –Pero… ¡si éstos significan lo mismo! -¡Oh! ***
Las siguientes fueron respuestas que le dio la canciller colombiana, María Ángela Holguín, a su entrevistadora, Adriana de la Cruz: “Buscamos que hayan documentos cortos, una declaración política…”; “…de modo que no hayan excusas para trabajar en estos temas” (LA PATRIA, 28/3/2012). ¿De cuál de las dos, el mastondótico gazapo? No importa de quién, pues se supone que ambas son personas cultas. Ello es que dicho error gramatical es tan evidente, tanto, pero tanto, tanto, tanto, que sería una descortesía explicárselo a los lectores. Algo más: el infaltable vocablo ‘tema’ está nombrado diez veces, ¡diez veces!, en la misma entrevista, como si en el diccionario no hubiera más palabras que ésa. Es tan embrujador el embrujo de este vocablo, que el preguntador de RCN interrogó a un pacientísimo y esperanzado pasajero de este modo: “¿Cómo está el tema para conseguir el pasaje?” (Noticiero de la noche, 4/4/2012). ¡Huy! ***
Diálogo en una cualquiera de las tiendas de la esquina: “¿Ha visto a don Carlos últimamente? –No, pero sé que mantiene por los lados de la Catedral”. De la misma desgalichada manera se expresa el señor Arzobispo de Manizales, monseñor Gonzalo Restrepo Restrepo, según la entrevista del domingo, primero de abril de 2012, en la sección “En domingo” de LA PATRIA. En una de sus respuestas dice: “Creo que quien vive sin Dios mantiene angustiado, amargado…”. “Se mantiene angustiado”, monseñor –con profundo respeto, ¡ni más faltaba!-, porque si le quita el carácter de pronominal a un verbo transitivo, éste pide a voz en cuello complemento directo, verbigracia, “mantiene angustiado su espíritu y amargada su existencia”. Y aun poética le habría resultado la frase. O ¿tendría la culpa la entrevistadora, Alejandra Serna? Lo lamentable es que ésa fue la frase escogida para el pie de foto de la primera página. Maltrato igual reciben los verbos ‘concentrar’ e ‘iniciar’, como lo he anotado infinitas veces: por ejemplo, el redactor deportivo de LA PATRIA, con cuotidiana frecuencia dice que los jugadores concentraron en su sede. ¿Qué concentraron? “Se concentraron”, señor, porque éste, como ‘mantener’ e ‘iniciar’, es un verbo transitivo. El resto ya lo sabe usted, y si no lo sabe, ¡a estudiar se dijo! ***
Como los vaqueros rotos, está de moda el verbo ‘blindar’. Desafortunadamente, casi siempre mal empleado, por ejemplo, en este titular del periódico manizaleño: “Policía, a blindarles las fronteras a los grupos armados ilegales” (LA PATRIA, Sucesos, 22/3/2012). Según esta redacción, es imposible saber contra quién debe la fuerza pública ‘blindar’ las fronteras, o, mejor, a favor de quién debe realizarse esa operación. Parece que, de acuerdo con el titular mencionado, son los grupos armados ilegales los que se beneficiarán del blindaje. En cambio, redactada de la siguiente manera, el significado de la oración es clarísimo: “Policía, a blindar las fronteras contra los ataques de los grupos armados ilegales”. La falta de claridad y precisión en algunos titulares, como lo anota el periodista Rafael Antonio Zuluaga, es frecuente en el “Periódico de casa”, verbigracia, “El capturado por robar en su casa es ahora de Anserma” (3/12/2012). Estos titulares me recuerdan las adivinanzas con las que nos entreteníamos cuando no teníamos estos juguetes que hoy llaman ‘celulares’. ***
Hubo una vez: Hace unos cuantos lustros, la VEINTITRÉS era limpia, tranquila y acogedora; hoy es sucia, peligrosa e irritante.