VLADIMIR PUTIN SIGUE EN EL PODER
Antecedentes
Hace 20 años se produjo el colapso de la Unión Soviética y Rusia todavía no se ha podido recuperar, debido al tremendo daño causado por políticos sagaces y oportunistas como Boris Yeltsin, que prepararon el terreno para la llegada de ese estamento social llamado la lumpen oligarquía. Se crearon las condiciones para el surgimiento de los nuevos multimillonarios, o grupos de personas que amasaron fortunas por la privatización fraudulenta de las propiedades públicas, heredadas de la Unión Soviética.
Los líderes que se tomaron el poder venían del antiguo Partido Comunista burocratizado y acomodado; como conocían el sistema “por dentro” crearon candidatos artificiales para ofrecer una imagen de auténtica democracia y quitarle votos al Partido Comunista, que fue ilegalizado por el presidente de Rusia, Boris Yeltsin, en noviembre de 1991. Este Partido, dirigido por Guennadi Ziuganov, obtuvo el 40% de los votos en 1996, en la segunda vuelta para las elecciones presidenciales, pero perdió frente a Yeltsin, quien amañó las elecciones aprovechando la maquinaria del gobierno. Eran tiempos difíciles cuando Rusia estaba atrapada por la crisis económica, el pueblo vivía una situación de miseria, el crimen organizado se robaba los recursos del Estado y la guerra de Chechenia y la pobreza, obligaban a los dirigentes a pedir préstamos a las potencias de Occidente. En este enrarecido ambiente hizo su entrada Putin y surgió el partido Rusia Unida.
La llegada de Vladimir Putin
Considerado el hombre más poderoso de Rusia en los últimos 15 años, nació en Leningrado en 1952; se graduó en la Facultad de Derecho de su ciudad e ingresó al poderoso organismo de seguridad del Estado, la KGB, en la Dirección de Asuntos Exteriores, en Dresde, República Democrática Alemana. Fue uno de los favorecidos con la caída de la Unión Soviética pues ascendió en la burocracia oficial y, en 1996, debido a su carisma e inteligencia llegó al círculo del presidente Boris Yeltsin. En 1998 fue elegido Secretario del Consejo de Seguridad Nacional de Rusia, se convirtió en sucesor político de Yeltsin y un año después asumió como presidente interino del Estado. Luego se presentó como candidato a la presidencia y resultó victorioso en 2000 y 2004.
Para ambientar la campaña política y para garantizar la permanencia en el gobierno, Putin organizó el partido Rusia Unida, fundado el 1 de diciembre de 2001, por medio de la unión de los grupos parlamentarios, Unidad, Patria y Toda Rusia; su partido es un movimiento de centro, nacionalista, bajo la ideología conservadora y con el apoyo de Dmitri Medvedev, quien tenía como bandera de lucha la consigna ¡Rusia, adelante!
Putin empezó su gobierno en el año 2000 favorecido por una especial coyuntura: altos índices de crecimiento económico, con un incremento de PIB del 72% y un decrecimiento de la pobreza en 50%. Supo enfrentar la guerra de Chechenia, un viejo conflicto que viene desde la época de los zares y, por supuesto, se disparó su popularidad; en estas condiciones ganó las elecciones de 2004 con el 71,31% de los votos. Debido a las restricciones de la Constitución no pudo aspirar a un tercer período consecutivo pero impulsó la candidatura de su amigo y aliado Dmitri Medvedev quien ganó las elecciones en 2008 y como contraprestación lo nombró Presidente del Gobierno.
La oposición rusa
Desde hace algún tiempo los rusos vienen saliendo del letargo político; se despertaron de la modorra producida por el mandato presidencial de Putin, desde el año 2000, cuando implantó la estructura vertical de poder, de “ordeno y mando”. El presidente saliente Dmitri Medvedev impulsó unas reformas que en su momento fueron revisadas por Putin, pero que motivaron el rechazo de los profesionales liberales, estudiantes universitarios y sectores de la cultura que exigen modificar la legislación electoral, restablecer la elección de los gobernadores, reducir las facultades del jefe del Estado y liberar a los presos políticos.
Así se fue gestando una nueva oposición integrada por escritores, artistas, estudiantes, profesionales, periodistas y rockeros, quienes consideran que es posible vivir sin Putin en el poder. Una de sus principales banderas de lucha es anular los resultados de las elecciones legislativas de diciembre en las que el partido Rusia Unida manipuló los escrutinios para lograr la mayoría de la Duma o Cámara de Diputados. Se considera que es un movimiento con futuro pues no protestan contra el desempleo o la miseria, sino porque los privaron del derecho de elegir libremente a sus representantes. De este modo se prepararon para las elecciones presidenciales del 4 de marzo, sabiendo que las encuestas daban ganador a Putin sin necesidad de segunda vuelta; en caso de fraude amenazaron con oposición armada, desde el 5 de marzo, siguiendo el ejemplo de la Revolución Naranja Ucraniana, del año 2004, cuando lograron repetir las elecciones presidenciales.
Como se esperaba, Vladimir Putin ganó las elecciones con el 63,75% de los votos, seguido por el candidato comunista Gennadi Ziuganov, con el 17,19%; la oposición y muchos observadores extranjeros afirmaron que la elección se vio empañada por un fraude generalizado. Se dijo, además, que no hubo real competencia porque “el abuso de recursos gubernamentales aseguró que el ganador de las elecciones nunca fuera puesto en duda”.
El nacionalismo ruso
¿En dónde radica el éxito de Putin? Este carismático líder se ha preocupado por cultivar su imagen; se muestra como un hombre de acción: excelente deportista, piloto, cazador; no es simpático pero goza de apoyo popular. Pretende recuperar el orgullo perdido y desea que lo vean como un garante de la estabilidad interna y como el forjador de una Rusia fuerte ante un mundo hostil, donde las grandes potencias capitalistas se encuentran en crisis económica.
Putin piensa invertir una enorme cantidad de recursos, en defensa, en la próxima década, pues cree que en la industria militar está la base para modernizar la economía; dentro de su programa está dotar al país de una poderosa infraestructura industrial para no depender sólo del petróleo y del gas. Está recuperando el concepto de potencia y el orgullo nacional que estaba por el suelo. Pero hay otros aspectos para tener en cuenta: su política se distancia de la antigua Unión Soviética, pero también de Occidente. Demuestra con hechos que no está plegado a los dictados de Estados Unidos y de la Unión Europea. Mientras tanto mantiene buenas relaciones con China y se preocupa por el fortalecimiento del grupo de naciones en desarrollo, BRIC (Brasil, Rusia, India y China), la verdadera potencia del mañana. Sin embargo si se presentara una crisis económica en Rusia, la oposición, seguramente, tumbaría el gobierno de Vladimir Putin.