20 de enero de 2025

Murió el ex ministro Fernando Hinestrosa

10 de marzo de 2012
10 de marzo de 2012

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El deceso de Hinestrosa se produjo cuando estaba rodeado de su familia, en un momento en que luchaba contra esta enfermedad que lo debilitó al máximo.

Al conocer la noticia, diferentes gremios lamentaron el fallecimiento del Rector del Externado, hasta el mismo presidente Juan Manuel Santos destacó la trayectoria y el servicio que el catedrático le prestó al país. “Lo recordaremos siempre como un ciudadano ejemplar”, expresó el jefe de Estado durante el Acuerdo para la Prosperidad realizado en Leticia (Amazonas).

Luego del breve paso por la decanatura de la facultad de Derecho de la institución, Hinestrosa Forero sucedió en la rectoría a su padre, el también abogado Ricardo Hinestrosa Daza, 1963, cargo que ocupó desde entonces con breves interrupciones para asumir cargos públicos.

Muy joven, el recientemente fallecido jurista fue magistrado de la sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia, entre 1967 y 1968, a los 36 años de edad. Posteriormente fue designado Ministro de Justicia entre 1968 y 1970, y luego de Educación, en 1970, ambos cargos durante la presidencia de Carlos Lleras Restrepo.

Fue Concejal de Bogotá, y corporación que presidió en 1972 y 1974. En 1980, siendo parte de la ya desaparecida Corte Electoral, fue presidente de la misma.

Entre los años 1989 y 1991, fue embajador de los gobiernos de Virgilio Barco Vargas y César Gaviria Trujillo ante el Estado Vaticano.

Además, fue conjuez de la Corte Constitucional, de la Corte Suprema de Justicia y del Consejo Superior de la Judicatura.
Fue autor de al menos 18 obras de derecho, así como de artículos y ensayos sobre temas jurídicos y de educación superior en revistas de Colombia y otros países.

También recibió tres doctorados Honoris Causa de universidades foráneas, así como distinciones como la Orden de la Legión de Honor de Francia y la Gran Cruz de la Orden de San Carlos.

Los silencios siempre fueron los mejores compañeros de Fernando Hinestrosa. De hecho, fueron su sello personal. Los acentuaba cada vez que hablaba en público: en las frías mañanas en las que les daba la bienvenida a los estudiantes “primerizos” del Externado de Colombia, la universidad que dirigió por más de 47 años; en las ceremonias donde condecoró y saludó con un apretón de manos a múltiples generaciones de profesionales; en los discursos que pronunció por todo el mundo, frente a autoridades académicas, políticas, religiosas, judiciales, científicas…

Silencios que caracterizaron una vida dedicada al estudio de las leyes. Muy probablemente fue en su hogar, al lado de su padre, Ricardo Hinestrosa Daza, ex magistrado de la Corte Suprema de Justicia, donde cultivó la disciplina que caracterizaría su trabajo académico. “Heredó de su padre también el gusto por los idiomas con el fin de tener una visión más rigurosa del Derecho. Para poder leer a los juristas en su idioma original, y luego traducirlos del griego, del italiano, del alemán y del francés”, develó Michel Grimaldi, profesor de la Universidad Panthéon-Assas (París II), en un libro conmemorativo editado por su aniversario 40 en la rectoría de la universidad.

En 1947, a los 16 años, inició su carrera entre los códigos, sentencias y resoluciones. Se decidió por el Externado, el centro de estudios donde su padre se desempeñaba como rector, y el cual no abandonó sino hasta sus últimas horas. Después de obtener el título de “doctor en derecho”, se decantó por la enseñanza del código civil y le impregnó a sus clases un sello característico: cada tema, por más pequeño que fuera, se abordaba desde una perspectiva universal e histórica que podía arrancar en las normas del Código de Hammurabi, continuaba en la gens romana, de ahí pasaba a las bulas papales y finalizaba con las últimas disposiciones del gobierno colombiano de turno.

Su camino, entonces, fue ascendente: en 1959 llegó a la decanatura de Derecho, cargo que desempeñó al mismo tiempo que llevó su cátedra a las aulas de la Universidad Nacional de Colombia. Pero a los pocos años protagonizó una de las hojas más agridulces de su vida. Fue en 1963, cuando tras la muerte de su padre, y aún con el dolor vivo, aceptó el mandato de la Junta Directiva del Externado para sucederlo en la Rectoría.

No sería la única de la cual sería testigo, pues desde su oficina pudo comprobar los horrores de noviembre de 1985, cuando en el Holocausto del Palacio de Justicia se perdió no sólo a muchos de los grandes juristas de la época, sino al grupo de catedráticos que consolidó al Derecho como uno de los puntos fuertes del Externado.

“Perecieron ocho de nuestros profesores. La desolación de esa tragedia fue lo peor”, dijo el propio Hinestrosa cuando se conmemoraron 25 años de la tragedia.

Pero sus páginas también se escribieron con letras doradas. Porque los únicos momentos en los que dejó la dirección de la universidad fue para asumir cargos públicos. Magistrado de la Corte Suprema de Justicia entre 1967 y 1968, ministro de Justicia en el gobierno de Carlos Lleras Restrepo y de Educación en el de Misael Pastrana, presidente de la Corte Electoral en 1980 y embajador extraordinario ante la Santa Sede entre 1989 y 1991, fueron sólo algunas de las más altas posiciones desde las que sirvió al Estado.

Aun así, Hinestrosa nunca dejó de cultivar su afición por las letras y el derecho. Quince libros y múltiples artículos y ensayos en revistas, compilaciones y tratados publicados tanto en Europa como en América. Además, tuvo el honor de pertenecer a algunos de los cuerpos más prestigiosos de su campo, como ser miembro permanente de la Corte Permanente de Arbitraje en La Haya desde 1999, o del Consejo para la Educación Superior en América Latina.

Pero quizás su mejor obra fue haber consolidado al Externado, una universidad que desde su nacimiento en 1886, en plena hegemonía conservadora, siempre defendió la libertad y la democracia. El mismo Hinestrosa siempre recalcó la importancia y el significado de su lema, post tenebras spero lucem (tras las tinieblas, espero la luz), como la impronta que cada uno de sus graduandos habría de seguir para preservar la democracia y el orden constitucional. Hoy en día, la universidad está compuesta por once facultades, 18 programas de pregrado, alrededor de 200 de posgrado y cuenta con más de 12.000 estudiantes.

“Gustoso proclamo mi adhesión de siempre a los principios de Las Luces y de la Revolución, que hicieron de Francia cuna de la democracia: el amor a la libertad, la práctica de la igualdad ante la ley, el ejercicio de la solidaridad, valores sobre los cuales construí mi ideología”, reconoció el 6 de mayo de 2010, después de que el gobierno de Francia le impusiera la medalla de la Legión de Honor, el máximo reconocimiento dispuesto por sus leyes.

El último que recibió en vida fue otorgado el viernes pasado por el Ministerio de Justicia, por medio del decreto 0480 de 2012 en el que se le entrega la Orden de la Justicia “en atención a sus excepcionales condiciones académicas, profesionales y personales”.