23 de enero de 2025

Las malvinas: un conflicto por los recursos naturales

6 de marzo de 2012
6 de marzo de 2012

albeiro valencia llanoDesde el pasado mes de enero se viene reviviendo el viejo conflicto entre Argentina y el Reino Unido por el archipiélago de las Malvinas. Hoy, cuando se están completando 30 años de la Guerra de las Malvinas, el tema cobró vigencia por la escalada militarista de Londres que envió a las islas el submarino nuclear Vanguard, un destructor y aviones de combate typhoon, más un nuevo contingente de soldados, para maniobras militares, todo adobado con la presencia del príncipe Guillermo, nieto de la reina Isabel II. Esto aparece como una nueva provocación al pueblo argentino.

El significado estratégico del archipiélago

Las Malvinas son un archipiélago ubicado en el mar argentino, en el Atlántico Sur; comprende las islas de la Soledad, Gran Malvina y doscientos islotes, a 480 kilómetros de Patagonia. Se dice que Américo Vespucio las descubrió en 1501 y que después, en 1520, fueron reconocidas por miembros de la expedición de Fernando Magallanes al servicio de la corona española. También se entusiasmaron por estos islotes los holandeses quienes los observaron en 1560 pero, sobre todo, los ingleses que se adjudicaron su descubrimiento en 1594 y empezaron a pretenderlas desde 1684. Para esta época el archipiélago era visitado con frecuencia por navegantes holandeses, franceses, españoles e ingleses, como escala de aprovisionamiento y descanso.

Desde principios del siglo XVIII los franceses empezaron a aparecer como los más asiduos visitantes y reconocieron la importancia del archipiélago como base de aprovisionamiento para viajes largos; en esta dirección pensaron en colonizar las islas, aunque sabían que pertenecían a España, sin embargo tomaron posesión a nombre de Luis XV; pero la protesta de la corona española no tardó y en 1767 recuperaron el territorio que pasó a depender administrativamente del Gobernador y Capitán General de Buenos Aires.

Los apetitos de Inglaterra

Mientras tanto Inglaterra, con su experiencia colonial, venía madurando la idea de apropiarse de las islas por su excelente ubicación geográfica. Aquí jugó importante papel Lord George Anson, un pirata encargado de inspeccionar las posesiones españolas en la costa del Pacífico y del Atlántico Sur,  quien en 1744 propuso establecer una base en las Malvinas. El gobierno inglés se movió con mucho sigilo y preparó  una expedición para ocupar las islas, pero el embajador español en Londres se enteró del asunto y empezaron las protestas diplomáticas. La expedición se congeló por algún tiempo.
La corona británica necesitaba controlar esta parte del océano, para su expansión comercial y con el fin de apoyar a sus piratas; así, alistó una expedición en el más absoluto secreto. En 1765 el comodoro John Bayron arribó a la isla y organizó una base temporal a la que llamó Port Egmont y un año después, una nueva expedición terminó por fortalecer la estratégica base. Pero, finalmente, la corona española envió naves militares que expulsaron a los ingleses, en mayo de 1874.

En este punto los españoles entendieron que debían hacer presencia real en las islas, y asumió Felipe Ruiz Puente como primer gobernador; hizo construir el cuartel, varios edificios y una capilla consagrada a Nuestra Señora de la Soledad, nombre con el que fue conocida toda la isla. Ahora sí, desde Puerto Soledad, la corona española ejerció la administración del archipiélago, como una dependencia del Virreinato del Río de la Plata, hasta las jornadas independentistas que se iniciaron en 1811.

Y empezó otra etapa de la historia del archipiélago. El gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata tomó posesión formal de las islas, por medio de la fragata Heroína, al mando del coronel David Jewett, en 1820; el primer gobernador llegó tres años después. Pero, como era de esperarse, se despertó el apetito de las potencias, Reino Unido, Francia y Estados Unidos, que estaban esperando la oportunidad para lanzarse sobre las Malvinas, aprovechando la debilidad del nuevo gobierno; los ingleses, mejor preparados, desembarcaron el 3 de enero de 1833, izaron su bandera y arriaron la de Argentina. Frente a un despliegue de fuerzas superiores las autoridades abandonaron las islas y con ellos un crecido número de colonos rioplatenses. Los criollos que se quedaron, gauchos y charrúas, organizaron algunas sublevaciones pero fueron aplastados con facilidad.

Como consecuencia se inició el largo y ruidosos litigio diplomático entre las dos naciones, mientras el Reino Unido iniciaba el poblamiento de las islas con colonos ingleses. Su afán expansionista se prolongó hasta el siglo XX, pues en julio de 1908 emitió un documento que incluía entre las posesiones de la corona la Tierra del Fuego,  parte de la provincia argentina de Santa Cruz y de la región chilena de Magallanes. Después de la Segunda Guerra Mundial se vino abajo la importancia del imperio británico y Argentina acudió al escenario de las Naciones Unidas; en este nuevo ambiente continuaron los incidentes y roces diplomáticos entre los dos Estados.

Treinta años de la guerra de las Malvinas

Una nueva situación se presentó porque el gobierno británico inició exploraciones en el archipiélago buscando petróleo y, como consecuencia, la cancillería argentina emitió un comunicado, en marzo de 1975, dejando en claro que el país no reconocía al Reino Unido ningún derecho en el tema de la explotación de recursos naturales. Las tensiones siguieron, sin pausa, hasta 1987 con Margaret Thacher, la Dama de Hierro, en el poder.

Argentina vivía un ambiente de vacío de poder, y la dictadura militar quería resolver sus problemas internos con la ocupación militar en las islas Malvinas. El general Leopoldo Galtieri y el Alto Mando no se pusieron de acuerdo sobre la estrategia de guerra y dejaron que el 2 de abril de 1982 sus tropas invadieran y ocuparan las Malvinas. El gobierno británico aprovechó la magnífica oportunidad y envió un poderoso y moderno ejército. La guerra finalizó el 14 de junio de 1982 con la rendición de Argentina y con la muerte de 255 británicos, 649 argentinos  y tres civiles isleños.
La situación de hoy es bien diferente. El descubrimiento de nuevos yacimientos de gas y petróleo resucitaron el viejo conflicto, pero Gran Bretaña padece una tremenda crisis económica que se manifiesta en el agudo desempleo, en el vandalismo en sus calles, en el movimiento de los Indignados y en la desconexión con el resto de Europa. En cambio Argentina cuenta con la solidaridad de toda la región: la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, la Unión de Naciones Suramericanas, el Mercado Común del Sur y la Alianza Bolivariana. Sobre este espinoso tema anotó Cristina Fernández que su gobierno presentará una protesta ante la ONU “a raíz de la militarización del Atlántico Sur por parte de Gran Bretaña… Este es un reclamo avalado por el conjunto de la sociedad argentina y latinoamericana. Malvinas se ha transformado en una causa latinoamericana”.

El canciller argentino Héctor Timerman alertó en la ONU sobre la preocupante militarización del Atlántico Sur por parte de Inglaterra; ya se reunió con Kodjo Menan, Presidente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, con Nassir Abdulaziz Al-Nasser, Presidente de la Asamblea General y con Ban Ki-Moon, Secretario General. Esperamos que el organismo multilateral pueda mediar para evitar la agudización de las tensiones entre las dos naciones.