Hipócrates en apuros
Se conocen muchos casos con ese resultado. Por ejemplo, el de la familia Díaz Ochoa, que angustiados pidieron una cita médica para su padre, gravemente enfermo.
Pasados dos meses los llamaron de la EPS para confirmar la cita. Ya no había nada que hacer, el hombre había fallecido varias semanas atrás.
Con el anuncio, creímos que esto no volvería a ocurrir. Pero las EPS están contratando médicos generales a granel, con irrisorios sueldos y obligándolos a atender un promedio determinado de pacientes por hora.
El paciente, al no recibir la respuesta inmediata que quería obtener del médico general, angustiado y sin recursos, se ve en la obligación de acudir a la caridad pública o a la ayuda de sus amigos para costear su desplazamiento a la capital de su departamento.
Duro es el engaño al que son sometidos los pacientes por la burocratización del sistema de salud. Tanto, que las consultas no pasan de ser un trámite obligatorio para llegar al especialista.
Razón tienen en llamar «médicos ibuprofenos» a algunos galenos generales.
Fue una ligereza del Gobierno central anunciar que se acabaron las demoras con cita médica. Hubo una respuesta facilista de las EPS, que acudieron sin chistar a la advertencia de la Ministra.
Sucede aquí lo de aquella historia popular que cuenta del marido que descubrió que su mujer era infiel, decidió vender el sofá de su casa para solucionar el asunto. ¿Era esa la solución?
Los pacientes remitidos a los especialistas crecieron en un 500 por ciento. Por lo tanto, los enfermos deben aguardar meses y, en otros casos, sacar de su bolsillo dinero para costear su desplazamiento y estadía en la capital de su respectiva provincia. En Colombia, por cada diez médicos generales, hay un especialista.
Desde el punto de vista académico, la solución debe ser estructural. Por lo tanto van a pasar muchos años sin resolverse. Hace poco pasaron inadvertidas las declaraciones de una de las voces más autorizadas en educación. El exministro de Salud y exrector de la Universidad Nacional, José Felix Patiño, declaró: «la Ley 100 nos va a dejar sin médicos, le está causando un daño a la medicina. Vamos a tener médicos no al servicio del paciente, sino de las entidades aseguradoras e intermediarias como las EPS e IPS».
Es preocupante la proliferación de facultades de medicina en el país: 57 en total.
Buena parte de ellas tienen serias carencias. «La proliferación de estas escuelas de medicina ha desembocado en un deterioro de la calidad de la formación médica. Es tal el negocio de algunas facultades de medicina, que por el afán de acumular ganancias gradúan médicos por cantidades, sin tener los requisitos que garanticen su idoneidad», advirtió Patiño.
Un sistema de salud estatal debe tener un propósito social. Pero no, es claro que en Colombia ese objetivo es muy comercial, cambiando el juramento hiprocrático por un mandato lucrativo.