20 de enero de 2025

Dichos, audicionar, propiciar, ahondar

6 de marzo de 2012
6 de marzo de 2012

osorio efraim

Luego de la lectura de cierto libro, el hermano Andrés Hurtado García dice: “Uno se divierte, como un enano, leyendo muchos de los refranes y dichos” (LA PATRIA, 16/2/2012). “Divertirse como un enano” es un ‘dicho’, que, posiblemente, nació bajo una carpa de circo, pues así como los acróbatas nos sorprendían con sus arriesgadas piruetas, los enanos nos comunicaban la alegría con que realizaban su trabajo, y, ¡cómo no!, nos divertíamos con ellos.  El ‘dicho’, definido a la ligera, es “una manera ingeniosa de decir las cosas”. Esta definición abarca sentencias, refranes, proverbios, axiomas y todas aquellas formas que tiene el entendimiento humano de manifestar sus ideas. Pero, reducido a su naturaleza de tal, es “una palabra o conjunto de palabras con las que de muchas maneras se determina una idea”, por ejemplo, “pagar el pato”, con el cual se expresa que alguien tiene que responder por algo de lo que casi nunca es el culpable, o el único responsable; “luchar a brazo partido”, ‘dicho’ con el que se da a entender que en una empresa difícil utilizamos únicamente nuestros propios medios, sin otra ayuda; “a la mano de Dios”, con el que proclamamos la confianza en la Divina Providencia; “dar (meter) gato por liebre”, muy apropiado para con él señalar a los estafadores. Estos dichos abundan en todos los idiomas como los granos de arena en las playas, y las estrellas en el firmamento, muchísimos de los cuales se llaman con más propiedad ‘modismos’, como cuando, para indicar desorden en lo que se hace, decimos “a troche y moche”. Además, el ‘dicho’, así concebido y explicado, necesita un contexto tácito o expreso para cumplir a cabalidad su cometido. En cambio, los proverbios, adagios y refranes enseñan por sí mismos lo que quieren enseñar, o manifiestan las verdades que quieren exponer, como cuando se dice “justo es que pierda lo suyo quien robar quiso lo tuyo”, o “los niños ni ocultan mentiras, ni callan verdades”. Nota: Se llaman también ‘locuciones’, nombre que se aplica preferentemente a los modismos gramaticales, por ejemplo, ‘de que’ (locución conjuntiva); ‘hasta no más’ (adverbial); ‘a favor de’ (preposicional); ‘¡por Dios!’ (interjectiva). ***
“Si no encuentro el camino, me abriré uno”, dijo no recuerdo quién ni cuándo. Parodiando la frase, hay redactores que dicen: “Si no encuentro el verbo, me inventaré uno”: así actuó quien redactó el siguiente pie de foto: “Se inscribieron 84 instrumentistas, ayer audicionaron 37 y hoy lo harán 47” (LA PATRIA, “A prueba la armonía”, 16/2/2012). El verbo ‘audicionar’ aún no está aceptado por la Academia de la Lengua. Digo ‘aún’, porque desde su edición del 2001 El Diccionario acoge una tercera acepción del sustantivo ‘audición’, que antes sólo significaba “la acción de oír”, lo lógico por su etimología. Esta tercera acepción dice: “Prueba que se hace a un actor, cantante, músico, etc., ante el empresario o director de un espectáculo” para que el mandamás decida si el concursante es digno de participar en determinado espectáculo. El verbo ‘audicionar’, si es aceptado, sería  un anglicismo, tomado de ‘to audition’, que los diccionarios traducen por “hacer una audición”, o “hacer una prueba” (el actor), y “hacer una prueba a” (el director). Lo que quiere decir que el castellano no tiene todavía el verbo correspondiente, que, ¡ojalá!, cuando alguien lo encontrare, sea semánticamente más coherente que ‘audicionar’. Mientras tanto, redactemos en castellano con lo que tenemos, que no es poco, por ejemplo, así: “Se inscribieron 84 instrumentistas; ayer presentaron el examen (la prueba) 37 y hoy lo harán 47”. O “concursaron”, si tal es el caso. ¿Mejor? ¡Pues, claro!. ***
El verbo ‘propiciar’ es transitivo, razón por la cual debe tener siempre un complemento directo. El doctor Jorge Raad Aljure lo empleó de la siguiente manera, equivocada, sin duda: “…y son quienes deben propiciar por que  el evento taurino sea accesible a más ciudadanos”. (LA PATRIA, 21/2/2012). Con ese verbo, la oración correcta podría ser ésta: “…y son quienes deben propiciar la accesibilidad de más ciudadanos al evento taurino”. En esta muestra, ‘propiciar’ significa “favorecer la ejecución de algo”. Otra cosa que el redactor puede hacer, para no enguaralarse, es buscarle otro giro a la oración, lo que se facilita haciendo el muy provechoso ‘borrador’. En el mismo artículo dice también su autor: “…ni restringir buscando ciertos beneficios, de los cuales es mejor no ahondar”. El verbo ‘ahondar’ rige la preposición ‘en’. Siempre. ¿Entonces? “…buscando ciertos beneficios, EN los cuales es mejor no ahondar”. Ahora bien, si de todos modos quiere usar la preposición ‘de’, busque otro verbo, por ejemplo, “…ciertos beneficios, DE los cuales es mejor no hablar”. Y si no desea usar preposiciones, eche mano de un verbo transitivo, así: “…ciertos beneficios, que es mejor no mencionar”. ¡Ah, la lógica gramatical, qué maravilla, doctor! ***
R. I. P. El 21 febrero de 2012 murió en Calarcá (Quindío) Antonio José López Cardona, el último de una generación de historia centenaria, muy querida y de trascendental importancia. para mí y para toda la familia. Que El Creador lo tenga ya en el Paraíso prometido. Así sea.