La tradición taurina de Manizales
Pero la primera “corrida de ley” se realizó en 1897. En este año se construyó el “Circo del Guayabo”, donde hoy está situada la Iglesia de la Inmaculada. La plaza se inauguró con el torero español Antonio Pineda “Tornero”, quien llamaba la atención “por su acento y hermoso vestido”. Para esta época don Liborio Gutiérrez, abuelo de los futuros ganaderos Hernán y Ernesto Gutiérrez Arango, tenía ganado de lidia, de procedencia caucana, que pastaba en la hacienda La Finaria, situada en el municipio de Manizales.
El siglo XX se inició con una espectacular fiebre por la fiesta brava. El torero Miguel Vásquez “Boccacio”, de Medellín, atraía a muchos espectadores porque, además, había organizado un espectáculo con su compañero “Quinito”, quien se montaba en el toro, en un acto de tremenda osadía.
La fiesta brava subió de categoría. En el año 1905 llegó José María López “Morenito”, con dos banderilleros; el espectáculo lo montaron en un nuevo circo, construido en guadua, en la carrera de la Esponsión. Como llegaba más público hubo que construir otro circo en la Calle Real, en el año 1908, por cuenta del empresario Teodomiro Toro, quien lo inauguró con el diestro venezolano Luis Rodríguez “El Piedra”.
En 1912 Manizales apenas tenía 34.720 habitantes, sin embargo seguían construyendo plazas de toros para aumentar su capacidad y porque crecía la afición. De este modo apareció el moderno Circo Colombia, situado en la sexta Calle Real “utilizando muy buenas maderas y con algunas reglas de arte”; en esta plaza debutó el torero Pascual González. Luego construyeron el “Circo de los Negros”, al oriente de la ciudad, donde después edificaron la Trilladora Oriental.
En el afán de organizar cada vez mejores temporadas taurinas apareció el empresario Aristides Amaya quien construyó, en 1919, el “más grande circo de todos los tiempos”; estaba ubicado en la carrera de la Esponsión y lo inauguró el renombrado torero español José García “Alcalareño”. Esta etapa culmina con la construcción del circo “Arenas de Triana” construido en la Avenida Cervantes (hoy Avenida Santander), en el año 1921. Aquí torearon “Lagartijo”, “Niño Segundo”, “José Otero”, José Corzo “Corcito”, Pepe Mora y Luis Guzmán.
Cuando el historiador Luis Londoño recordaba estas temporadas taurinas en Manizales, escribió que “finalizamos estos apuntes taurófilos registrando complacidos que no ha habido el primer desastre mortal en nuestros circos, pues que los heridos jamás han tenido un desenlace fatal”.
Una nueva etapa en la historia taurina de la ciudad se inició con la inauguración, en agosto de 1939, de la “Plaza de Palogrande”, cuando acondicionaron el Coso Taurino en el Coliseo Palogrande. La temporada fue inolvidable por lo técnica; el alcalde contó con la asesoría taurina del doctor Gilberto Villegas Velásquez (Givive). Se torearon toros de Mondoñedo para los diestros Alejandro Velásquez “Minuto” y Lorenzo Garza. En esta ocasión se conoció, por primera vez, la tarea del picador, pues intervino Guadalupe Rodríguez, “El Güero”. Después torearon en esta plaza Pepe Gallardo, Jaime Noaín, Luis Gómez “El Estudiante”, Cayetano Palomino y Luis Miguel Dominguín.
En el año 1944 llegó a Manizales la rejoneadora chileno-peruana Conchita Cintrón, conocida como “La Diosa del Toreo”, y los manizaleños se enloquecieron por su belleza y porque no conocían el “Toreo a la Jineta”, o el rejoneo. Como no había una plaza adecuada para tanto público, el Batallón Ayacucho ofreció el terreno. Así se construyó la plaza de toros “El Soldado”, con cabida para cinco mil espectadores, que se inauguró el domingo 14 de mayo de 1944. La corrida fue extraordinaria pues hubo lleno total, con seis mil espectadores apretujados en las gradas.
La Plaza de Toros de Manizales
La afición por la fiesta brava crecía de un modo acelerado y por esta razón los sectores dirigentes pensaron en construir un circo de toros, acorde con las necesidades de una ciudad que se modernizó después de los incendios de 1922, 1925 y 1926. Se aprovechó la coyuntura de la celebración del Centenario de Manizales, para octubre de 1949, y se aprobó el Plan Maestro de Obras Púbicas, que comprendía la realización de 30 grandes obras, incluyendo el circo de toros.
Pero hay otro factor para tener en cuenta. En el año 1948 los hermanos Hernán y Ernesto Gutiérrez Arango habían avanzado en la organización de la ganadería “Dosgutiérrez”. Empezaron con 50 vacas de la ganadería del “Tablón” de propiedad del señor Pepe Estela, procedentes de la ganadería “Mondoñedo”. Los sementales eran, uno de la ganadería del doctor Ernesto González Piedrahíta, de sangre de Saltillo y el otro procedente de la ganadería de “Venecia” de doña Clara Sierra, de sangre Mondoñedo.
La Plaza de Toros de Manizales se inauguró el 23 de diciembre de 1951, dentro de la celebración del Centenario de la ciudad. Los aficionados agotaron la boletería; en ese momento la capacidad de la plaza era de 13.000 espectadores. La primera corrida tenía un cartel fuera de serie: Manolo González, Alfredo Jiménez y Antonio Bienvenida, quienes lidiaron toros de la famosa ganadería de Mondoñedo. Mientras tanto se siguió fortaleciendo la ganadería “Dosgutiérrez”. En julio de 1952 los hermanos Gutiérrez Arango importaron 14 becerras y dos sementales de la más pura sangre de Murube, propiedad de don Antonio Urquijo, y dos años después trajeron al país otras 30 becerras de la misma ganadería.
De este modo, con la Plaza de Toros y con la ganadería “Dosgutiérrez”, Manizales se convirtió en una de las más importantes ciudades taurinas de Colombia. Sobre esta base nació la Feria de Manizales, imitando la Feria de Abril de Sevilla, y con un fuerte ambiente español.