Desde el Quindío
Los esfuerzos particulares han sido evidentes y no podía faltar el empujoncito de la iglesia católica para los efectos pertinentes.
Hablar de turismo religioso es todo un entronque que no sólo radica en tener unos templos de oración y recogimiento bien adecuados sino que la atracción está cimentada en los milagros y las curaciones.
Quienes viajan al Vaticano están esperanzados en una cita con el papa en la plaza de San Pedro así sea sólo para verlo en lontananza y recibir su bendición en cualquier idioma porque las bondades de dios son ecuménicas y se entienden como la música sin mayor esfuerzo.
La virgen de Fátima, en Portugal, otro ejemplo de peregrinación, tiene la fortaleza en Cova de Iría porque la madre del señor deslumbró a los tres pastorcitos y allí en la capilla de las apariciones desde 1917 los milagros son el menú cotidiano, según las múltiples expresiones de gratitud que se dejan a porrillo en cuanto rincón existe.
Y en fin que por obra de la divina providencia tenemos aquí muy cerca a hora y media la basílica del milagroso de Buga, ciudad bendita, donde a comienzos del siglo pasado se conocía por doña Cecilia Payán, la inmaculada madre del manjarblanco y el desamargado pero que ahora es meca de las más variadas peregrinaciones, que aunque mundanas, tienen un alto contenido celestial.
Los Redentoristas han sido esmerados en el cuidado con sus rituales y han hecho de este pomposo asunto una ruta de exclusiva adoración.
Para incentivar las mareadas incontrolables de fieles cada siete años, para darle variedad al turismo religioso, sacan en andas al célebre milagroso y le dan un paseo en procesión multitudinaria. Vale destacar que por medidas de seguridad el santo que exponen no es el legítimo sino una réplica para evitar cualquier problema que pueda suscitar entre los cacos y que ni él dentro de su infinita bondad podría librarse de tanta maldad terrenal. La cautela no sobra.
En Zipaquirá, la catedral de sal fue reacondicionada y en medio del salobre socavón se rinde tributo de admiración a una de las vírgenes más queridas de la humanidad y en Ricaute, allí a la vuelta de la esquina, cerca de Roldanillo en el Valle, está el Divino, recreado con entusiasmo por Gardeazábal en su famosa novela y donde la telefonista Chuma de Telecom dejó mayor reconocimiento en televisión que el propio santo.
El Divino es tan milagroso que gracias su mediación hoy todavía Gustavo Álvarez está dando candela según se lo atribuye la grey vallecaucana.
Este somero recuento en advertencia que para poder encumbrar al departamento del Quindío y en especial a Buenavista a la alta alcurnia del turismo religioso, según la propuesta del parque El Tolrá, tendrán primero que inventarse un santo, porque no lo hay, que necesariamente haga milagros y que deje constancia de que el viaje a las breñas cordilleranas servirá, como mínimo, para dejar muletas y sillas de ruedas como expresión de eterna gratitud.
Por el momento no basta el enunciado de Diego Arango y la voluntad expresa de monseñor Fabio porque lo que importa son los resultados y turismo religioso sin santo o santa y sin milagros no sirve porque no convoca y para rezar un padrenuestro y tres avemarías para eso está la virgen de Jhon Jaramillo quien la viste muy pulcra y salerosa todos los sábados santos.