Crisis aérea: un lío incubado hace cinco años
El plan tortuga emprendido por los controladores ha dejado a las aerolíneas pérdidas cercanas a los US$6 millones y cientos de vuelos cancelados y retrasados durante los últimos días. Por ahora, si no se llega a un acuerdo, el presidente Juan Manuel Santos aseveró que no se descartan medidas de choque.
Y es que hace cinco años, cuando en el país se inició un crecimiento sostenido, que se vio reflejado en un mayor número de negocios, las aerolíneas renovaron y aumentaron su flota para atender nuevas rutas. En ese momento, la Asociación del Transporte Aéreo de Colombia (ATAC) pidió al Gobierno que se atendieran problemas estructurales, como el aumento de controladores, la modernización de equipos, la actualización de radares y el mejoramiento de infraestructura.
Muchos de estos aspectos fueron atendidos y resueltos, pero al problema laboral con los controladores se le dio largas y no se buscó una salida para evitar llegar a la situación que tiene al país contra la pared.
Según la Aeronáutica Civil, se han cancelado 23 vuelos, 21 correspondientes a Avianca y dos a LAN. Sin embargo, empresas como Copa Airlines Colombia, EasyFly y Satena no escaparon de los retrasos durante la jornada.
Mientras los controladores piden un reforzamiento de personal de por lo menos 200 controladores, más días de descanso y un ajuste en el sobresueldo del 170%, el Gobierno ofreció incorporar 57 radaristas, ajustar el sobresueldo en 128% y entregar dos días de descanso. Al mismo tiempo, al otro lado del Atlántico, 200 operadores de la torre de control del aeropuerto de Fráncfort (Alemania), suspendieron sus operaciones y protestaron de nuevo exigiendo mejoras salariales.
El ministro de Trabajo, Rafael Pardo Rueda, señaló que el Gobierno ofreció a los controladores lo que puede comprometer: $15.000 millones, cifra muy cercana a la que han perdido las aerolíneas por el incremento en el consumo de combustible, el pago a los viajeros afectados y también al personal de tierra.
Entre tanto, el vicepresidente de la República, Angelino Garzón, cuestionó la posición de los controladores, pero también señaló que “detrás del enfermo come el alentado, porque algunas compañías se han escudado en las demandas de los controladores para ocultar deficiencias y demoras. Ya la Aerocivil está adelantando las respectivas investigaciones”.
Garzón agregó que sería prudente crear una comisión entre el Ministerio de Trabajo, el sindicato de los controladores y la Aeronáutica Civil para comenzar a discutir reformas con el fin de modernizar a esta última entidad. A su vez, Sergio Díaz-Granados, ministro de Comercio, Industria y Turismo, aseguró que el gremio comercial y turístico necesita una pronta solución al problema de transporte aéreo debido a los sobrecostos que se han tenido que acarrear.
Frente al caos aéreo, el presidente de Avianca, Fabio Villegas, dijo que se tomó la decisión de utilizar aviones transatlánticos Airbus A330, con capacidad de 250 pasajeros, para así evacuar a los pasajeros represados en diferentes ciudades. Por otra parte, el director de la Aerocivil, Santiago Castro, pidió a los controladores que recapaciten y acepten el ofrecimiento del Gobierno en materia salarial y de días de descanso.
Este viernes, en el Puente Aéreo de Bogotá (terminal de donde salen vuelos de Avianca), los viajeros hacia ciudades como Barranquilla, Medellín, Cartagena y Cali hacían extensas filas. Uno de ellos, que iba hacia Cartagena, aseguró que el vuelo estaba retrasado dos horas frente al itinerario establecido. “Hay mucho desorden. Nos hicieron subir a un avión, esperar allí media hora y luego volver a bajar”.
Mientras esto sucedía en el registro de Avianca, un piloto de la misma compañía esperaba para salir hacia Pasto. Contó que el vuelo que iba a comandar hacia la capital de Nariño estaba programado para las 7 a.m., pero que por causa de la operación tortuga estaba retrasado más de cinco horas.
Según el comandante de una de las aeronaves de la compañía, Avianca tiene en este momento los pilotos suficientes y los aviones necesarios para atender la demanda, pese a los estragos causados por la operación tortuga que ya completa dos meses (con algunas interrupciones).