29 de marzo de 2024

Nos quedamos asomados

30 de enero de 2012
30 de enero de 2012
La templanza que hizo parte de la conducta ejemplar de nuestros mayores, entraña, no otra cosa, que la moderación de los apetitos. Muchas veces se hace uso excesivo de los sentidos, pero como impulso instintivo que busca satisfacer ambiciones personales sin reflexiones de ninguna índole.
Civismo es también la posibilidad de abrir los ojos por la defensa de los intereses de todos en general y eso se abandonó, se dejó a la vera del camino, como se olvidaron las viejas virtudes de la austeridad y la templanza.
Pues por falta de templanza, por algo de ingenuidad y hasta por el legítimo derecho a vender lo que empresarialmente se tiene para comercializar; por la necesidad de una comisión justa porque a ellas pueden acceder de manera legítima quienes trabajan profesionalmente en el negocio de la propiedad raíz; por ambicionar un puesto de trabajo mejor remunerado que el que se tiene o cuando se carece de él, por el querer precipitado de conseguir alguna cosa que se ambiciona con olvido de inhibiciones morales de las cuáles no se pueden prescindir, nos quedamos asomados; nos olvidamos del viejo y sabio proverbio que dice “no todo lo que brilla es oro”.
Sin embargo, en las condiciones sociales de la ciudad se pregunta uno: ¿Cómo no entusiasmarse si el rumorado proyecto tomó fuerza en el sector privado, y llegó a los oídos del gobierno interesado en la creación de empresas y en ofrecer incentivos para que el problema del desempleo se pueda empezar a solucionar y para que la región se reactive y deje su estatismo de tantos años?
En una ciudad con los problemas económicos y sociales por los que atraviesa Armenia cualquier puede llegar e ilusionar con propuestas ilusas. El Call Center del Café se presentó sin un valor real, sin músculo, pero eso sí, traído mediante promesas engañosas. Y si no lo fueron, ¿Dónde están y quienes son los señores Alan Row Well de la multinacional DELL y Juan –Ibarburen- de la Embajada de los Estados Unidos?
Qué pasó con el cumplimiento a la promesa de compra del piso ubicado en céntrico sector de Armenia, propiedad de distinguido empresario quindiano a quien se mintió en varias oportunidades porque no se le cumplió cabalmente con la promesa de negociación que oportuna y seriamente se hizo por parte del vendedor y en ningún caso por el presunto comprador?
¿Dónde se encuentra el flujo de capital para la atención a las obligaciones que necesariamente tiene que adquirir una empresa que como el también presunto Call Center del Café en Armenia estuvo hablando de mil 500 y hasta 3 mil puestos de trabajo? ¿Cómo se puede acreditar como empresario respetable y confiable la persona que registró su nombre en La Cámara de Comercio de Armenia como representante legal de una sociedad con capital de 100 millones de pesos?
¿Qué hubo de los dineros externos que llegarían a través de una bolsa para su monetización en Colombia y de los que finalmente no ha dado cuenta hasta ahora ninguna empresa de esa naturaleza con asiente en el país?
¿Qué referencias bancarias nacionales e internacionales, familiares o de personas particulares de acreditada moral tiene la administración municipal y en general las personas que han venido rodeando al “representante legal” –así entre comillas- del tantas veces citado Call Center?
¿Puede hoy la Corporación Club Campestre de Armenia dar cuenta a sus socios de los términos de la negociación que se hizo con la misma empresa para la cesión arriendo por 40 millones de pesos mensuales del bien inmueble –edificio- en el que por varias décadas funcionó el Club América? Y finalmente, puede hoy alguien demostrarnos que en este tantas veces mencionado negocio no nos hemos quedado asomados?