11 de septiembre de 2024

Los desastres revelan las flaquezas de la sociedad

28 de enero de 2012
28 de enero de 2012

En un estudio de seguimiento que realizó Liliana Patricia García Montes, magíster en Hábitat de la Universidad Nacional de Colombia, se evidencian los dramas sociales y económicos que viven cientos de familias que, más de una década después, no salen del círculo de la pobreza.

Esto se da, dice la experta, a pesar de que luego del seísmo se creó el Fondo para la Reconstrucción y Desarrollo Social del Eje Cafetero (Forec), con el cual se quiso dar atención integral a las víctimas.  

Este fue un programa lleno de buenos propósitos, que aún continúa siendo ejemplo nacional para la atención después de las tragedias; no en vano, el programa Colombia Humanitaria, creado para atender la emergencia invernal, retoma varias de sus estrategias.  

Sin embargo, según García Montes, hay aspectos en los que se debe mejorar sustancialmente. Uno de ellos tiene que ver con el trabajo interinstitucional que debe existir entre los gobiernos locales y el nacional.  

En el caso de Armenia, el modelo de reconstrucción ideado desde Bogotá no logró articularse completamente con los entes oficiales de la ciudad cafetera. En parte, esto ocurrió por los recelos políticos que se manejaron en la región por la creación del Forec, el cual se encargó de administrar los recursos a través de las gerencias zonales en las que se dividió el municipio.  

“Esas gerencias, por un lado, no se ajustaban a las divisiones tradicionales del municipio, y de otro, no aprovecharon la capacidad instalada de las Juntas de Acción Comunal; por el contrario, llegaron nuevos líderes a gestionar la reconstrucción, lo que generó resquemores”.

Las gerencias zonales, además, concentraron su estrategia en hacer planes de acción zonal, describiendo los efectos del terremoto, como por ejemplo, cuántas viviendas colapsaron, cuántas nuevas se necesitaban o requerían ser reconstruidas, cuáles fueron los colegios, vías y demás infraestructura afectada.  

“Eso está bien, pero la solución de la reconstrucción después de una tragedia no se puede quedar solo en la edificación de una casa; hay un complejo panorama de efectos sociales, culturales, económicos y políticos que deben ser resueltos. En las visitas que hicimos a los reasentamientos, observamos problemas de violencia, pobreza, drogadicción, de gente que vendió sus casas y ahora vive en condiciones muy precarias. Los desastres revelan las flaquezas de la sociedad; por eso es necesario empoderar a las comunidades, capacitarlas y tener en cuenta las organizaciones sociales organizadas, en el momento de emprender cualquier tarea de apoyo”.

Liliana Patricia García concluye que en futuras tragedias y programas de restablecimiento, lo que no se debe repetir es el pensamiento de que la reconstrucción física lo es todo.

(Por: Fin/capg/camp/sup)
Agencia de Noticias Universiad Nacional