21 de abril de 2025

Las féminas en los ruedos

11 de diciembre de 2011

Los tratadistas siempre han sostenido –suponemos que sin ánimo machista– que el toreo es un  destino  más apropiado para hombres que para las hijas de Eva. Desde su invención, en la Creta de la antigüedad, se ha dicho que para la práctica se necesitan muchos cojones y tener el cuero bien duro para resistir las cornadas.

El tema afloró el 7 de noviembre  a raíz de la muerte, en Cali, a sus 83 años, de Bertha Trujillo de Gómez, “Morenita del Quindío”, nacida en Armenia el 13 de noviembre de 1928. Fue la primera mujer que tomó la alternativa como torera de a pie, en el mundo, el 15 de mayo de 1975, de la mano de su esposo,  el torero Marco Gómez, que era anunciado en los carteles con el apelativo de “El Colombiano”. El matrimonio se disolvió temprano. El nonagenario  viudo reside desde entonces en Medellín.

Además de la diestra quindiana que murió en medio de serios aprietos económicos, en la Sultana del Valle, se vistieron de luces y dieron muchas vueltas a los ruedos, entre otras, las  siguientes féminas:

La exitosa  rejoneadora paisa Amina Assis, de quien estuvo locamente enamorado el suicida torero  español don Juan Belmonte, nació en Ciudad Bolívar, Antioquia, el 25 de febrero de 1941. Hija de padre jordano y de madre colombiana, lleva un retiro casi conventual en una finca de su propiedad, situada en algún lugar del territorio  antioqueño. Tampoco se sabe nada de su esposo, Fabio Londoño, conocido como “El Bomba” en el ambiente taurino de la Bella Villa. Cuando estuvo en el cénit de su carrera, Amina fue portada de revistas españolas tan famosas como “Dígame” y “Aplausos”.

Igualmente, tuvieron presencia femenina en los ruedos la torera maicera de a pie “Rosarito de Colombia”, quien lleva por nombre de pila el de Blanca Macías, hermana de doña Eufemia, la dignísima esposa del recientemente desaparecido maestro don Ramón Ospina Marulanda. La novillera Magdalena Zapata, “La Nenita”, que aún vive. Las bogotanas Ana Beatriz Cuchet  (hija del diestro español Miguel Cuchet) e Imperio América, y la rejoneadora caleña Pilar Silva, quien tras seis años en las plazas, debió retirarse al sufrir aparatosa cornada.

La mamá de las pollitas que saltaron valientemente a los ruedos fue, sin duda, la irrepetible Conchita Cintrón, la llamada “Diosa rubia del toreo”, considerada la mejor rejoneadora de la historia. Nacida en Antofagasta, Chile, el 9 de agosto de 1922, murió en su dehesa de Lisboa, Portugal, el 17 de febrero de 2009, rodeada del cariño de su esposo, sus hijos y sus nietos. Se Inició en tierras peruanas; se hizo torera en Méjico y triunfó en todas las plazas del mundo que tuvieron el privilegio de anunciarla en sus carteles. Marcó un hito en Lima, Perú, al programar gratuitamente una corrida exclusivamente para niños, en 1944, en la Plaza de Toros de Acho, la tercera más antigua del mundo, en la que tanto se amañaba el doctor Oscar Hoyos Botero, el padre de la Feria de Manizales.

La apostilla: Volvamos a las nuestras: Cuando le preguntaban cuántos años tenía, Berta Trujillo, “La Morenita del Quindío” solía responder en las entrevistas que tenía tres edades: la artística, la personal y la profesional.