PATENTES COLOMBIANAS
Después de unos broncos palmoteos se preguntan:
– Supiste lo de la vacuna polivalente contra la mastitis?
– No digás. ¿Ya salió al mercado?
– De cuál estás hablando. ¿De la que inventó Ney Hernando Morales?
– Sí hombre. La que anunció la Superintendencia de Industria y Comercio de que ya le habían aprobado la Patente en el 2008.
– Eh…qué berracos. Le dieron rápido pues.
– Eso está siendo una revolución. Le ayuda a resolver el problema al que lo tenga. Yo… no tengo mastitis en mi hato, porque hacemos las cosas con mucho cuidado, pero para el que la necesite ahí está.
– Ve, y a cómo (precio) salió. ¿ Muy cara?
– No, que va…. La dosis tiene un índice de retorno muy queridito.
– Y qué ¿ la están exportando? ¿Cuál Tratado de Libre Comercio nos dio juego primero?
– Pues el Ministerio de Agricultura ya sacó la noticia en su Página Web y Mincomercio dice que nos van a quedar unos buenos pesos por cada millón de dosis que coloquemos en el mercado….
– ¿Y qué iremos a hacer con esa plata?
– Si a mí me preguntan, más investigación. Estoy necesitando un pasto con mayor porcentaje de proteína y que aguante este cambio de clima….
¡Sí! Ese es el camino en Ciencia y Tecnología. De esa es la Educación de la que debemos hablar cada vez más todos los colombianos. Si Brasil registró 7.000 patentes en el año 2008, México 5.000, Corea del Sur 8.000 y Colombia 28 – sí, 28 , queda claro que tenemos mucho trabajo por delante.
Una Cultura de Patentes. Necesitamos establecer entre nuestros productores – industriales, agricultores, ganaderos, en la industria de las comunicaciones – la cultura de las patentes, que son los títulos de propiedad que le otorga al inventor el derecho a decidir quien puede utilizar su producto novedoso y con aplicabilidad comercial. De los productores debe venir la información y la presión para los académicos, los estudiantes y los laboratorios de investigación, pidiéndoles con todo cariño siquiera unos 7000 inventos patentados al año.
Cuando el papá llega de su empresa – en la ciudad o en el campo – y se encuentra con el hijo que estudia en la Universidad Nacional de Colombia, en la Universidad del Valle, en la Universidad de Antioquia, en la Universidad Industrial del Santander, en la de los Andes, en la Javeriana, en la ICESI , en la Tecnológica de Pereira, en uno de los revitalizados SENA – Servicio Nacional de Aprendizaje – o en los Institutos Politécnicos o donde sea que se esté formando profesionalmente, el saludo puede ser así:
– Bendición, papá
– Bendición, hijo
– Qué más, hijo…
– Nada, papá…
– Supe que tu Universidad obtuvo 100 patentes este año y que el Premio “Ramiro Castro” al Inventor Colombiano 2007 se lo ganó Alejandro Castro, el que estudia en tu Universidad y vive aquí abajo en CoburQuin.
– Ah, sí.
– En tu grupo están desarrollando algún producto para patentar?
– Pues…mirá que sí papá. Estamos desarrollando una vacuna contra Garrapatas en el ganado a partir de células obtenidas de la glándula salival, intestino y saco vitelino de la larva de Boophilus microplus.
Algo semejante debieron conversar los hijos inventores colombianos con sus padres cuando patentaron y entregaron a la humanidad la vacuna contra el Papiloma Humano y la Malaria, la Válvula de Hakim, la máquina CINVA-RAM, el Programa Mamá Canguro, el Microquerátomo, el Silo Subterráneo de Papas, la Filtración en Múltiples Etapas, la Biopolimerización de Glucosa y Fructosa, el Medidor del Fraguado del Concreto y Cómo extraer energía de las nubes y cargar baterías eléctricas. Este listado se encuentra en el Libro de Patentes publicado por Alberto Mayor Mora y Silvia Inés Jiménez en 2005.
Estuve revisando las 106 nuevas patentes colombianas desde 1996 en el listado LATIPAT y todo el tiempo tuve una sonrisa emocionada en mi rostro. Hacía tiempo no me sentía tan feliz.
*Ingeniera Agrónoma, Universidad Nacional de Colombia
Mestre Agrónoma, Universidade Federal da Bahía, Brasil