13 de febrero de 2025

EL CHISTE DEL AÑO

14 de agosto de 2011
14 de agosto de 2011

Ante la ocurrente salida de este personaje que da la impresión de ser multado si esboza una sonrisa, la chispa de Carlos Donoso, de Hebert Castro, de Montecristo o de Verdaguer, y de tantos otros titanes del humor latinoamericano, resulta ser una lagaña de mico.

Repleto de hilaridad, a mandíbula batiente y haciendo gala de la más alta dosis de ocurrencia, el hombre que maneja el deporte de las patadas a las idem, afirmó que Hernán Darío Gómez, alias “el bolillo”, es un ejemplo para el país.

Dicha y divulgada  esa inapelable e indiscutible sentencia del genial y gracioso Bedoya, producto de su inmensa inteligencia, buen juicio, capacidad de síntesis y lógica indiscutible, la cual permitió descubrir esta jocosa faceta de su personalidad, cabe sin embargo preguntarle de qué es ejemplo “bolillo” Gómez.

Porque si ese es el espejo en el que deba mirarse la juventud, el émulo a alcanzar por aquellos que apenas están iniciándose en la vida, el dechado de virtudes y excelentes cualidades, el arquetipo del hombre colombiano, apagá y vámonos.

Mejor dicho, si aceptamos la tesis del humorista Luis Bedoya, tenemos que concluir que Colombia es un país llevado del que sabemos, donde no valen la pena el esfuerzo, el buen comportamiento, la decencia, la pulcritud y la observancia de las más mínimas normas de urbanidad y educación.

Con el peregrino argumento de que nadie puede afirmar que no ha cometido un error en su vida, de ahora en adelante imperará entonces el criterio de que todo es permisible, haciendo aún más realidad aquello que tuvo tanta vigencia en los últimos ocho años: el todo vale.

Lo que sucede es que Garavito y Karina, ejemplos extremos que han traído de los cabellos los paniaguados periodistas que están “embolillados” desde que lo nombraron técnico de la selección, no eran nadie ni tenían ninguna representatividad.

Dicen estos inefables periodistas que Garavito mató más de cien niños y Karina era una terrorista y ya les perdonaron, pero hay que recordarles que ninguno de ellos era el técnico de la selección colombiana de futbol.

Con esa deleznable defensa, cualquiera que cometa el mismo desafuero de “bolillo” podrá invocar la misma condescendencia, la misma laxitud y complicidad que el periodismo deportivo, en su gran mayoría, ha tenido frente a este bochornoso episodio.

Y una pregunta final: si el del incidente hubiera sido el “Chiqui” García o Jorge Luis Pinto,  estarían estos periodistas rasgándose las vestiduras como han venido haciéndolo ?