18 de febrero de 2025

A un gran señor, todo honor

14 de agosto de 2011
14 de agosto de 2011

Hago este preámbulo para expresar la satisfacción generada por el reencuentro con el pensamiento de Álvaro Patiño Pulido, el muy recordado exalcalde de Armenia quien, además de haber sido el primer mandatario en hacerle frente a la tragedia causada por el terremoto, fue el primer alcalde, entre los burgomaestres de las ciudades capitales colombianas de hace trece años, en presentar el Plan de Ordenamiento Territorial —POT—, dando cumplimiento a lo previsto en la ley 388 de 1998, precisamente durante el año cuando inició su mandato constitucional.

Como bien los recordarán los lectores de buena voluntad, luego de una brillante trayectoria realizada en los sectores empresarial y bancario y, como respuesta a su destacada labor como director gegional del Sena, reconocidos grupos de ciudadanos armenitas optaron por su nombre como candidato para la contienda electoral que se llevaría a cabo en octubre del año 1997, hace catorce años.

Visión de ciudad, autoridad académica y moral para hacer de su despacho un centro de pensamiento, escrúpulo en la escogencia de su grupo de trabajo, capacidad ejecutiva, rigor protocolario, orden, disciplina, diligencia, recorridos diarios por la zona urbana del municipio y atención pormenorizada de las necesidades comunitarias han hecho, entre otras cosas, que su nombre permanezca en la memoria de quienes han tenido el privilegio de estar cerca de él, o de su administración, ya sea en calidad de amigos, colaboradores, o de simples ciudadanos usuarios de obras tan representativas de su gobierno, como el Complejo Vial “Misael Pastrana Borrero”, más conocido como La Cejita, para registrar solo una de ellas.

En el marco de esta reseña biográfica e histórica, regocijó leer la columna de su autoría publicada el jueves 28 de julio en este diario, espacio donde, a pesar de la distancia física, dejó ver a las claras que ha podido más su sentido de pertenencia para ratificar su espíritu de buen “cuyabro”, sobre todo cuando no sólo expresa su preocupación por la ciudad de sus afectos, sino que propone las soluciones que deberían seguirse si se quiere empezar a corregir faltantes tan grandes como el desempleo, la inseguridad y la ocupación del espacio público.

En este sentido, recordó cómo en el Plan de Ordenamiento Territorial de 1998, luego de identificar la vocación que tenía la ciudad, se propuso que en Armenia se enfatizara en la prestación de servicios como salud, parques temáticos, turismo, educación, telemática e informática, asuntos en los cuales, a pesar de que el Municipio ya acredita buenos resultados, éstos ameritan más dedicación y promoción a través de políticas públicas ambiciosas.

Las dos manos de colores diferentes y entrelazadas con las que simbolizó el lema “Unidos por Armenia”, recobran total vigencia, sobre todo en esta época pre-electoral cuando las disensiones nutren el principio maquiavélico de “dividir para reinar”.  Crónica del Quindío.