«Con hambre y sin empleo, con Chávez me resteo»
Las implicaciones y detalles aún no se conocen y es apenas natural, pues está visto que Chávez posee gran destreza para manejar su imagen. Como dijo José Vicente Rangel, quien fue su vicepresidente, "Chávez todo lo que hace lo planifica".
Aún no era presidente de Venezuela, cuando viajó con su amigo Nedo Paniz a Colombia. Paniz le sugirió llevarle un regalo a la presidenta de la Sociedad Bolivariana. Chávez tomó un puñado de tierra de un patio cerca del hotel y lo metió en una cajita. Una vez pronunció su discurso en la Quinta de Bolívar, en Santa Marta, sacó la cajita y dijo que esa tierra la había traído especialmente desde el campo de Carabobo, Venezuela, donde Simón Bolívar dirigió la batalla que liberó definitivamente a ese país del dominio español. Era una farsa, pero la gente estaba emocionada.
"Yo, Hugo Chávez, no soy marxista, pero no soy antimarxista. Ni soy comunista, pero no soy anticomunista", dijo luego como presidente. Chávez, como ya lo he mencionado varias veces, tiene una personalidad esquiva y confusa. Es un encantador de serpientes, que busca seducir a todo aquel que cruza palabras con él. Es como Zelig, el personaje de una de las películas de Woody Allen.
Lo cierto es que su regreso histriónico, en el que exhibió su enfermedad como una pesada cruz, es semejante a su discurso en la Quinta de San Pedro Alejandrino: tiene un as bajo la manga y sabe usarlo. Para los pobres de su país, que exista un Chávez público y otro privado es una hipótesis impensable. Para ellos, Chávez es un sentimiento profundo e incuestionable. Pero está sobreactuando con su enfermedad, buscando poner a prueba ácida a sus colaboradores y a millones de venezolanos que se imaginarán su país sin él.
A principios de este año les pidió a los ciudadanos que se sacrificaran por la revolución aunque estuviesen "desnudos y pasando hambre". Lo paradójico es que él posee un guardarropa el más fastuoso del continente con trajes costosos marca Lanvin de 6 millones de pesos cada uno, corbatas Pancaldt de 800 mil pesos, ha desarrollado una afición por los relojes Cartier, Boucheron y Rolex. Pese a ello, una multitud atiborrada frente a su balcón, gritó: "con hambre y sin empleo, con Chávez me resteo". La misma que coreaban el día de su regreso la última vez que se presentó en el balcón del pueblo después de haber sido extirpado su cáncer.
En 2012 habrá elecciones. Ingenuos quienes creen que Chávez escogerá como sucesor a otro distinto que a su hermano, el actual Gobernador de Barinas, Adán Chávez, que tiene fama de radical, sectario y de enriquecerse en el poder. Ambos se criaron con su abuela paterna, Rosa Inés Chávez, que los ponía a barrer la casa de pisos de tierra y a vender en las calles los dulces que ella preparaba. La figura de su abuela es para los inseparables hermanos su referencia afectiva y constante. Algo semejante a lo ocurrido con Fidel Castro, en Cuba, quien les repetía a los cubanos una historia parecida cuando su hermano Raúl lo sucedió en el poder.
Y por qué decir que está sobreactuando, sin pensar en lo grave de su enfermedad.
Sencillo: en su primera aparición, un Chávez flaco, pálido y con la voz tenue, anunció en un mensaje pregrabado que tenía cáncer. Pocos días después, ante una arrolladora multitud, apareció en el balcón del pueblo, al lado de sus hijas; su rostro, su voz, sus ademanes, eran totalmente distintos; luego, apareció en los festejos bolivarianos.