Energética, canceroso-cancerígeno, un proverbio, por parte de, lenguaje incluyente.
por Efraim Osorio López
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Pero, ¡bueno!, a los médicos, con tal de que sigan salvando vidas, aliviándonos las migrañas y curándonos las urticarias, les podemos perdonar estas quisquillas.
En Física, el significado del sustantivo femenino ‘energética’ es éste: “Estudio y aplicaciones de la energía”. Y no hay otra acepción de tal palabra en su carácter de sustantivo. En los demás casos, es adjetivo: ‘energético-a’. El redactor de “Al correr de las horas”, del periódico de Caldas, escribió: “…y que se requeriría la aprobación del Concejo Municipal para poder pagar el servicio que hasta ahora presta la energética” (VII-1-11). Son muchas las circunstancias en las que en nuestro idioma se pueden sustantivar los adjetivos, pero ésa no está en tal lista. En ella, es necesario determinar qué es lo energético, expresando el nombre correspondiente, que puede ser ‘compañía’ o ‘empresa’ o ‘corporación’. ¿Que el lector puede adivinar o suponer que se trata de la Chec? Sin lugar a dudas, pero, como dicen, “las cosas claras y el chocolate espeso”. ***
Por estos idus, y a causa de la enfermedad que aqueja al Presidente de Venezuela, están de moda los abscesos pélvicos y las células cancerosas. Y abundan, ¡cómo no!, los errores periodísticos en los textos que se ocupan de la teatral dolencia presidencial. Por ejemplo, en éste de Efe: “…debido a que le encontraron un tumor abscesado con presencia de células cancerígenas…” (LA PATRIA, VII-1-11), en el que hay dos errores, a cual más morrocotudo, redactor. En efecto, hay una diferencia enorme entre ‘cancerígeno’ y ‘canceroso’: el primero es un adjetivo que se aplica a todo aquello que produce cáncer, como -aseguran los que no fuman- el cigarrillo; el segundo, adjetivo también, califica todo lo relativo al cáncer, o que tiene el carácter de éste, por ejemplo, ‘un tumor canceroso’, como el del que, dicen, fue operado el señor Chávez Frías. El otro error, un adjetivo horroroso, ‘abscesado’, tomado del participio pasivo de un verbo que en castellano no existe, ‘abscesar’. Una fuente, fidedigna como ninguna, me comentó que uno de los médicos de la Clínica de Confamiliares le había dicho que no se decía ‘abscesado’, sino ‘abscedado’, adjetivo que el diccionario médico define de este modo: “Trasformado en absceso o que ha dado origen a un absceso”. Semánticamente, es más lógico ‘abscesado’, porque el escogido por los galenos destruye la raíz de la palabra, que es ‘absces-’. Sea como fuere, y para hablar castizamente, debe decirse “un tumor con acumulación de pus”. Pero, ¡bueno!, a los médicos, con tal de que sigan salvando vidas, aliviándonos las migrañas y curándonos las urticarias, les podemos perdonar estas quisquillas. ***
El padre Gonzalo Gallo, después de negar sin argumentos la existencia del diablo (“el ángel rebelado contra Dios y arrojado por Él al abismo”, el representante del mal, Lucifer, el demonio), afirma que el mal sí tiene castigo, “pero en la Tierra. (…) Si haces el bien, te irá bien. Octavio Paz decía que siempre recogemos lo sembrado” (El Tiempo, Entrevista de Yamid Amat, VII-3-11). Olvidó el sacerdote renegado (no “ex sacerdote”, como le dicen en la entradilla de la entrevista, porque el sacerdocio imprime carácter) que este proverbio ya lo había enunciado en algunas de sus Epístolas, 21 siglos atrás, San Pablo, y textualmente en la que dirigió a los Gálatas: “Lo que el hombre sembrare, eso cosechará” (VI. 7), a saber, las obras que el ser humano hiciere, buenas o malas, producirán sus frutos, buenos o malos también. En el mismo capítulo, versículo 9, les aconseja: “No nos cansemos de hacer el bien, que a su tiempo cosecharemos, si no desfallecemos”. “Y en su carta a los Corintios, les escribe: “Pues os digo: El que escaso siembra, escaso cosecha; el que siembra con largueza, con largueza cosechará” (IX, 6). Al padre podemos absolverlo de ignorar quién fue el que echó mano por primera vez de helecho seco para chamuscar marranos, pero no de que, después de San Pablo, y en todos los idiomas a los que fue traducida la Biblia, han sido millones los que se han referido a dicho proverbio. ¡Palabra! ***
Siempre ha estado ahí. Y, a pesar de su extensión, nunca ha sido suficiente para albergar a todos los pacientes. Hablo del pabellón en el que son internados todos los afectados por el virus del ‘por parte de’, endemia peor que la ‘subjuntivitis’. El primero de este mes llegó la señora Alba Quintero de Sarasty. Su muestra positiva fue ésta: “…inscrito en la lista de patrimonio cultural de la humanidad por parte del Patrimonio Mundial de la Unesco” (LA PATRIA). El especialista no consideró tan grave en ella la afección, por lo cual sólo le recomendó que escribiera cincuenta veces la siguiente frase: “La preposición ‘por’, ella solita, cumple cabalmente su oficio en la oración”. Por circunstancias de espacio, le dio de alta inmediatamente, y le dijo que no quería volver a verla por allá. ***
Jacinto Cruz de Elejalde siempre ha calificado el ‘lenguaje incluyente’ de “farragoso, inútil, traicionero y nocivo”. Prueba de ello, la siguiente frase del director del IDU: “De todos y todas las personas…” (RCN, Noticias, VI-24-11). Desdoblada la frase, obtenemos dos: “De todos las personas; de todas las personas”. ¡Qué barbaridad!